Dentro de cuatro meses los electores estadounidenses acudirán a las urnas y, por el momento, las candidaturas están definidas con el republicano Donald Trump, quien busca regresar a la Casa Blanca, y el actual presidente Joe Biden, quien deberá definir si sigue en el proceso luego de que surgieran dudas sobre su candidatura tras el debate del pasado 27 de junio.
En este contexto, los inversores estadounidenses y del mundo están cada vez más enfocados en las diferentes aristas que rodean estas elecciones, y lo que ha sucedido en otros periodos electorales, especialmente con los mercados y sus indicadores. En esa línea, un análisis de Neuberger Berman Group explora lo sucedido durante procesos electorales pasados con el capital privado, en un reporte elaborado por Ralph Eissler, director general y jefe de Investigación de Mercados Privados, y Yiran Wang, asesor en mercados privados.
Entre las conclusiones más importantes del análisis se destaca que, si bien se encontró cierta estacionalidad en el desempeño del capital privado, en promedio –el cuarto trimestre del año ha visto un desempeño más sólido y más distribuciones de fondos de capital privado–, este efecto no parece estar relacionado con el ciclo electoral.
Además, es cierto que hay una evidencia superficial de que el capital privado tiene un desempeño más fuerte bajo presidentes demócratas, pero no resiste un análisis más profundo, ya que tanto la estacionalidad de los rendimientos del capital privado como su carácter cíclico a largo plazo son más atribuible al contexto económico y de mercado en general.
En el contexto de la temporada electoral en Estados Unidos –que probablemente tendrá consecuencias en muchos sentidos–, se concluye que los inversores deberían seguir apostando por seguir sus planes estratégicos de asignación de mercados privados.
Por último, Neuberger Berman Group dice que puede haber inferencias válidas y vientos en contra para ciertos sectores e industrias con base en los resultados de las elecciones de noviembre, pero hay poca evidencia histórica de que ejercerán un efecto predecible sobre el desempeño general del mercado o el atractivo relativo del capital privado como clase de activo.
Un poco de historia
El análisis parte del año 1984 e incluye un total de 10 años electorales y 30 años no electorales. Un primer dato señala que, en promedio, el desempeño o volatilidad del capital privado en los años electorales y no electorales es muy similar, con una tasa de 17,8% contra 17,3% respectivamente. Sin embargo, la volatilidad como tal parece diferir, ya que la desviación estándar anualizada de los rendimientos trimestrales durante los 10 años electorales a partir de 1984 es de 8,36% contra 6,34% en los 30 años sin elecciones.
Eso sí, los analistas señalan que es un dato que no debe ser considerado de gran relevancia, ya que a partir del año 2000 se observa cierta volatilidad excepcional que sube las cifras. Por ejemplo, en el año 2004 el proceso electoral transcurrió sin incidentes en cuanto a rentabilidad del capital privado, igual que en 2012 pese a la crisis de deuda de la Eurozona, lo mismo para 2016, a pesar del inesperado ascenso de Donald Trump como candidato presidencial del Partido Republicano.
En cambio, la volatilidad se asoció con el año 2000, con un auge y una caída históricos en sectores fuertemente representados en el capital privado; en 2008, cuando impactó una de las peores crisis financieras de todos los tiempos; y para 2020, con el inicio de la pandemia global de COVID-19.
Cuarto trimestre, efecto claro, pero…
Otra pregunta que se hacen los analistas que elaboraron el documento es si han afectado las elecciones estadounidenses el desempeño del capital privado en el cuarto trimestre, considerando que dicho proceso se lleva a cabo en el transcurso de ese periodo.
En este caso a primera vista parece haber algo: en cinco de los 10 años (1988, 2000, 2004, 2008 y 2020), los rendimientos del cuarto trimestre se desviaron significativamente del desempeño del resto del año. Sin embargo en tres casos existe una explicación sólida: en el cuarto trimestre de 2000 la burbuja de las puntocom comenzó a desinflarse, en el cuarto trimestre de 2008 se resintieron las consecuencias del colapso de Lehman Brothers y el cuarto trimestre de 2020 se benefició del repunte del impacto del COVID-19.
En el caso de las elecciones de 1988 y 2004, las evidencias sugieren que las elecciones pudieron ejercer un efecto adicional. En otras palabras, hay específicamente un efecto de cuarto trimestre (en lugar de, digamos, un efecto de primer y cuarto trimestre, o un efecto de segundo y cuarto trimestre). Y, lo más importante, ese efecto del cuarto trimestre es claramente visible y de casi exactamente la misma magnitud, tanto en años electorales como en años no electorales.
Por lo tanto, parece haber algo notable en los rendimientos del capital privado del cuarto trimestre, pero evidentemente no tiene relación con las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Los analistas señalan que el cuarto trimestre es importante sea o no año electoral.
Efectos en el desempeño de largo plazo
Debido a la naturaleza ilíquida y de largo plazo de las inversiones de capital privado, es necesario también analizar lo sucedido en un horizonte más amplio de tiempo. Los expertos de la firma analizan los 40 años transcurridos a partir de la base que tienen y definen cuatro categorías: gobierno dividido liderado por un presidente demócrata, gobierno unificado dirigido por un presidente demócrata, gobierno dividido liderado por un presidente republicano y gobierno unificado dirigido por un presidente republicano.
A primera vista, no hay una imagen uniforme de si los mercados de valores en general funcionan mejor bajo un régimen dividido o unificado. Sin embargo, los mercados de valores estadounidenses tienden a tener un mejor desempeño bajo presidentes demócratas que bajo presidentes republicanos, a pesar de la opinión generalizada en el sentido de que las políticas republicanas son más favorables a las empresas.
Por ejemplo, se eligieron gobiernos demócratas unificados en 2008 y 2020, durante la crisis financiera mundial y el COVID-19, y los años inmediatamente posteriores de recuperación, 2009 y 2021, registraron un rendimiento anual promedio del 30,0% para el sector privado y un rendimiento anual promedio del 27,6% para el índice S&P 500.
Por su parte, el gobierno republicano unificado coincidió con ganancias más positivas en los mercados de valores que un gobierno dividido bajo un presidente republicano. Bajo presidentes demócratas, los mercados tuvieron un mejor desempeño, en promedio, cuando el gobierno estaba dividido. En conjunto, los mercados parecen haber preferido levemente los gobiernos unificados.
De todos modos, destacaron que, en última instancia, si bien los políticos de todas las tendencias pueden merecer algo de crédito por apoyar o al menos no descarrilar los ciclos económicos, es el contexto económico y de mercado el que determina el desempeño de la inversión, más que quién dirige el gobierno o si son gobiernos unificados o divididos.