El pasado mes de agosto, durante una conferencia de inversores montevideanos, Juan Salerno, partner y jefe de Inversiones para Argentina de Compass Group, anunciaba la necesidad de un levantamiento rápido, quizá para fines de este año o principios del que viene, de los controles cambiarios que ponen un corsé a la economía de Argentina.
La noticia merecía un examen más detallado porque, finalmente, la salida del cepo es la salida de 20 años de fracasos de la economía política del país. Lo que está en juego es un verdadero cambio de régimen en la potencia sudamericana. De momento, el giro radical es la llegada a la presidencia de Javier Milei, pero está por ver cómo termina este “experimento”.
Tanto el gobierno argentino como los expertos coinciden en que no se dan las condiciones para que, en este agosto de 2024, se retiren los controles cambiarios que rigen desde 2011. Juan Salerno piensa lo mismo y, básicamente, ofrece los mismos argumentos que los demás: falta de reservas, riesgo país todavía muy alto, stocks en pesos en exceso en la economía e inflación todavía alta…
Pero un ruido de fondo ha empezado a escucharse en Argentina y el socio de Compass lo baja a tierra, con todas las precauciones y reservas del caso: el cepo se podría levantar rápido, dice Salerno, pero no totalmente.
“Actualmente no veo un levantamiento al 100% de las regulaciones. Pero un sendero que podría ser recomendable es que el gobierno levante poco a poco no sólo restricciones para el tipo de cambio oficial sino también para lo que sucede con el tipo de cambio libre. Y esto es conveniente para los flujos comerciales, lo que tiene que ver con importaciones, exportaciones y pagos de servicios, pero fundamental para los planes de inversión de jugadores externos que han estado afectados por las restricciones para girar dividendos o pagar sus deudas”, explica Salerno.
De darse algunas condiciones el gobierno tendría una ventana a comienzos del 2025 año electoral porque de otro modo la salida quedaría probablemente a posteriori del proceso electoral. A partir de finales de este año y el inicio de 2025 los cambios deberían llegar no tanto en función de los sectores como de los tipos de flujos monetarios que puedan alimentar la economía.
“Argentina tiene que levantar este año todas las restricciones que afectan a los sectores económicos pujantes: el sector agropecuario, energía (petróleo y gas). Dar la vuelta la matriz exportadora”
“Si bien no están dadas las condiciones para un levantamiento total de los controles de cambio, no es indispensable que Argentina tenga niveles de reservas netas millonarias, el país puede acumular reservas de manera gradual. Tampoco es necesario que haya un riesgo país a 700 puntos, con que baje de 1.500 a 1.000 y continúe en esa senda también se pueden dar condiciones para que el gobierno empiece a eliminar restricciones”, dice Salerno.
Con mucha pericia, el gobierno argentino podría empezar a diferenciar los stocks (de deuda, de pagos atrasados, etc…) de los nuevos flujos: “Por ejemplo, todavía hay importaciones pendientes de pago, a pesar de que el gobierno trató de regularizarlo con la emisión de bonos para que las compañías pudieran comprar y vender para regularizar esos pagos. Así, ese stock se fue normalizando, pero todavía queda un remanente. Hoy todavía existe la calendarización de las importaciones y se pagan por tramos. Respecto de los dividendos, se podría flexibilizar los pagos venideros e ir trabajando sobre los stocks. Entonces, de esa manera se va atacando primero el flujo y se va trabajando poco a poco el stock. Adicionalmente podría allanarse el camino si gobierno avanza con la renegociación del acuerdo con el FMI, que podría derivar en otros préstamos puente con países o multilaterales, y junto a un buen resultado de la amnistía fiscal, alivianarían las necesidades financieras de corto plazo”.
Entonces, levantamiento de los controles para algunos flujos, pero no para la economía en general. El principal temor para ir manejando el asunto gradualmente es que los jugadores del mercado se adelanten a las decisiones y la desregulación quede con sabor a poco. En el caso de hacerlo de un día para el otro, podría convertirse en un salto al vacío sin amortiguadores, por ende, un esquema intermedio y no por ello menos audaz podría ser una salida conveniente. Es clave manejar la comunicación y la narrativa de este proceso.
Los argentinos tienen ahorros externos (declarados o no) en más de un PBI (más de 400 millones de dólares) y Argentina es una economía poco monetizada por su historia inflacionaria, por ende, de tener los fundamentales alineados y los incentivos, la salida puede darse de manera rápida y con efectos positivos para la economía.
Si hay dólares, se podría entonces pensar que sacar el cepo no tendría mayores consecuencias, pero la respuesta es no, porque existe todavía una relevante masa de deuda en pesos y una inflación, que está en descenso, pero todavía se mantiene alta. Lo cierto es que el actual gobierno ha tratado de ocuparse de los pasivos remunerados del banco central (con éxito) pero también, en contrapartida, emitió deuda en moneda local (que todavía en parte está en manos de privados). Entonces, un levantamiento de un día para el otro de los controles cambiarios significaría el riesgo de que esos pesos corran contra reservas. Tener un tipo de cambio ultra alto tampoco sería la solución, por ello el gobierno aspira a que la inflación continúe convergiendo a la baja, para que la quita de controles no produzca otro impacto en los precios.
Lo cierto es que la nueva administración ha aumentado la deuda en moneda local, aunque haya saneado la deuda que tenía el Banco Central, que por ende requiere que el Tesoro continúe con su superávit financiero para que esa deuda sea manejable.
Salerno piensa que con el levantamiento de las restricciones cambiarias habría que elevar las tasas de interés en términos reales, para no incentivar una corrida hacia el dólar. El pilar de toda esa maniobra sería la confianza y el equilibrio fiscal.
“Para Argentina sería conveniente levantar a fines de este año o principios del que viene las restricciones cambiarias que afectan a todos los sectores económicos, pero principalmente a los que pueden marcar una salida rápida de la recesión como el sector agropecuario, energía (petróleo y gas). Existen proyectos relevantes que pueden dar la vuelta la matriz exportadora. Entonces, tiene que llevar a cabo una desregulación manteniendo el apoyo popular, no es una jugada fácil… “, dice el experto.
El pez se muerde la cola, y a largo plazo el equilibrio fiscal depende de que la economía crezca. “Si los fundamentales de la economía están ordenados y, por ejemplo, el gobierno tiene superávit fiscal, no debería haber un riesgo de corrida”, piensa Salerno.
El presidente Javier Milei ha prometido bajar los impuestos y ha empezado a dar pasos hacia una reforma fiscal. Pero sin gasto público ni recaudación, ¿de dónde vendrían los recursos? La pregunta equivale a preguntarse cuál es el “Nuevo Régimen” que busca el gobierno.
En un mundo ideal, sería un estado reducido, un país con baja presión impositiva, una regulación que no entorpezca el funcionamiento de la sociedad, ningún control cambiario y facilidades para la inversión tanto nacional como extranjera. Semejante cambio de régimen no parece factible a corto plazo, pero se están sembrando las condiciones para que exista este escenario de largo. Según Salerno, sin equilibrios macro y apoyo político y social en el proceso resultaría difícil.
“Argentina necesita un cambio sociocultural después de 20 años de fracasos económicos consecutivos. La elección de Javier Milei responde a la búsqueda de otra vía, en medio de una frustración y degradación general del país. Hemos tenido un ajuste fiscal muy fuerte que Mauricio Macri (presidente de 2015 a 2019) no se atrevió a hacer de entrada por temor a perder apoyo social. La administración Milei lo ha llevado adelante y por ahora los sondeos muestran que sigue teniendo apoyo. Argentina tiene hoy otro tipo de gobierno, es claramente un experimento y, por ahora, la población le quiere dar una oportunidad”, señala el analista.
¿Es Javier Milei la encarnación del “Nuevo Régimen” que busca Argentina?
Lo que parece claro es que mientras exista el “cepo” nadie sabrá lo que vale realmente la economía argentina en el mundo y el país seguirá sometido a enormes distorsiones que pesan no sólo sobre su población, sino sobre todo el desarrollo de Latinoamérica. Acosados por la inflación y las crisis tanto políticas como económicas, tanto Brasil como México y Chile encontraron un camino hacia la estabilidad manteniendo la soberanía monetaria. La historia de Argentina está en curso.