Las acciones chinas cotizan con fuertes descuentos en medio de un panorama en el que todavía imperan el sentimiento negativo y el lastre del sector inmobiliario sobre el crecimiento del país, pero los expertos están empezando a ver “brotes verdes” que podrían anticipar un nuevo ciclo alcista de la renta variable china de varios años.
China sigue instalada en el rol del “patito feo” de los mercados desde que la apertura del país a principios de 2023 -tras los confinamientos por la pandemia- no cumpliera con las expectativas. Muchos inversores siguen mostrando reticencia a entrar en este mercado, que aún sufre el lastre del sector inmobiliario. A un tiempo, siguen sobrevolando un buen número de interrogantes sobre la segunda economía mundial, que van desde el impacto de la reorganización de las cadenas mundiales de suministro –con fenómenos como el reshoring o el onshoring- a la imposición de nuevos aranceles a las exportaciones de productos chinos o la tensa relación que sigue manteniendo el país con EE.UU. en un momento clave, pues en noviembre se celebran las elecciones presidenciales. No obstante, cabe preguntarse si los inversores están viendo el vaso solo medio vacío.
Lo cierto es que hace mucho que China ya no crece a una tasa de doble dígito; en 2023 su PIB creció un 5,2%, y el Fondo Monetario Internacional proyecta un crecimiento del 5% para 2024. Las casas de gestión están tomando con cautela el dato del primer semestre, que sorprendió al alza: “Los fundamentales macroeconómicos en China no han cambiado significativamente y seguimos cautos con el crecimiento futuro”, indican desde Amundi.
Así, los economistas de la firma han revisado al alza su previsión para el país, del 4,5% al 4,8% para 2024 en reconocimiento de la fortaleza vista en el primer semestre, pero recuerdan a un tiempo varios de los problemas que sigue arrastrando. Empiezan por la fragilidad que sigue acusando el mercado inmobiliario, del que afirman que “a las nuevas políticas de reducción de existencias les llevará un tiempo tener impacto”.
Los expertos de Amundi también comentan que “las exportaciones siguen en un buen momento, pero su sostenibilidad está en riesgo por la implementación de más medidas proteccionistas en todo el mundo, y persisten los problemas de rentabilidad debido al exceso de capacidad y las presiones deflacionarias”. Finalmente, observan que, desde la perspectiva del gobierno chino, “no hay urgencia por aplicar estímulos fiscales o monetarios en este momento, dada la fortaleza de las exportaciones y manufacturas”.
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