2017 ha sido un año muy positivo para los mercados emergentes. Los inversores que apostaron entonces por los mercados en desarrollo pueden felicitarse de haber elegido activos de zonas geográficas donde la renta variable registró una rentabilidad media del 40%, una deuda local con retornos del 15% y una deuda en dólares cuyo rendimiento alcanzó el 10%. El listón, por lo tanto, es muy alto para estos mercados que encaran un 2018 con buenas perspectivas.
Según Guillermo Felices, estratega de soluciones multiactivos de BNP AM, este año «va a ser muy difícil que estos retornos vuelvan a repetirse, pero va a ser también un buen año. Esperamos que en la renta variable la rentabilidad en emergentes se sitúe en torno al 15%», afirma durante una entrevista con Funds Society.
El fondo Parvest Multi-Asset Income Emerging de BNP Paribas AM, que tiene un objetivo de generar una renta estable además de la ganancia de capital, registró en 2017 una rentabilidad del 19%. Con más de un 50% de la cartera en acciones, su sesgo hacia renta variable se va a mantener durante este año debido al contexto de crecimiento económico de estos países. «En los últimos dos años los mercados emergentes han pasado de tener valoraciones muy atractivas en todos los activos como resultado de la desaceleración de China, las crisis de Brasil o Rusia o el inicio del Tupper Tantrum en 2013 a un escenario diferente en el que el crecimiento global ha traído un viento de cola muy fuerte muy positivo para la renta variable», explica Felices.
De hecho, no descarta un mayor peso de renta variable en un portfolio que mantiene un 45% en renta fija. «Necesitamos renta fija porque tenemos obligación de generar una renta y el yield en emergentes es más alto en renta fija que en renta variable», afirma. En el caso del Parvest Multi-Asset Income Emerging, la renta anual se sitúa entre el 5% y el 7%.
Por regiones, el fondo se concentra sobre todo en renta variable asiática dado que la región se beneficia de la sólida evolución del sector tecnológico. «En el desarrollo de la nueva China, el dinamismo del consumo de la clase media (300 millones de personas) va a dar un gran soporte a la industria tecnológica».
El experto apunta, en este sentido, que el sector tecnológico ha pasado a representar el 30% del índice MSCI y el 95% de las empresas se concentra en Asia, tal y como se observa en el gráfico inferior. «El sector financiero era el de mayor peso en el índie hasta hace dos años, pero ahora IT ha pasado a ser el más importante».
En este sentido, la clave está en la baja penetración de Internet en los mercados emergentes con el ejemplo de China donde no supera el 50%. «En China e India el potencial de crecimiento de Internet es enorme a pesar de que es probable que no se repita el aumento del 70% en el beneficio de estas empresas durante 2017». Además, las tecnológicas asiáticas todavía no sufren el mal de altura del sector en EE.UU. «Las valoraciones no son particularmente altas, pero hay un riesgo de concentración en apenas diez grandes empresas. Por lo tanto, si hay corrección en estas empresas el índice se va a resentir», señala.
En renta fija es el momento de la deuda local
Las previsiones de una apreciación de las divisas emergentes este año son la base sobre la que se asienta la decisión estratégica de apostar por la deuda en moneda local. Pero no es el único argumento, como detalla Felices. «La rentabilidad de la deuda en moneda local es, de media, más alta que en el caso de la deuda en dólares y, además, a medida que el rendimiento de los bonos de Tesoro americano suba como consecuencia de la subida de tipos de interés, el rendimiento de la deuda emergente en dólares va a estar más limitado», añade el experto.
Dentro de la deuda en moneda local, otras de las decisiones que ha tomado de cara a 2018 es apostar por aquellos emisores que ofrecen rendimientos más altos y donde ven espacio para que los bancos centrales sigan recortando tipos de interés. Es el caso de Brasil con un 8,3% de rendimiento en el bono a 10 años o de Rusia y Sudáfrica con un 5%.