Después de la cumbre del G20 en Japón a finales de junio, quedó claro que las renovadas negociaciones no habían ido bien y a finales de la semana pasada, el presidente Trump anunció la futura introducción de un impuesto del 10% sobre las importaciones de productos chinos por valor de 300.000 millones de dólares no gravados todavía.
A diferencia de los impuestos anteriores, que afectaban principalmente a los bienes de capital y a los productos semielaborados, esta última medida gravará principalmente los bienes de consumo. Por lo tanto, esta vez, el efecto de los impuestos será mucho más perceptible para el consumidor estadounidense. Incluso si se considera que el efecto directo sobre el consumo podría seguir siendo bastante pequeño, las consecuencias indirectas a través de la confianza de los consumidores pueden ser más significativas, pues su importancia en la economía estadounidense es clave.
El gobierno chino informó a continuación que las empresas controladas por el Estado dejarían de comprar productos agrícolas estadounidenses y, además, permitió que su moneda se depreciara frente al dólar. El yuan ha cruzado el umbral psicológico de 7 dólares, un nivel que no se había alcanzado en más de 10 años. Esto marca una escalada significativa en la guerra comercial.
Los inversores corren a comprar activos refugio
Todos los mercados sufrieron descensos significativos, después de que el S&P500 estableciera un nuevo récord a finales de julio en los 3.025 puntos. El mercado tiene en cuenta que el conflicto comercial puede estancarse. Los mercados bursátiles europeos también han cedido, de forma más pronunciada, porque la economía abierta se ve perjudicada cuando el comercio internacional se ralentiza. Esto se refleja en la persistente debilidad de las cifras de Europa, especialmente porque la amenaza del Brexit sigue existiendo.
El precio del petróleo, que ha fluctuado en torno a los 65 dólares por barril en los últimos dos meses, ha caído por debajo de 60 dólares. En cambio, los activos refugio han funcionado muy bien. El tipo de interés de los bonos del Estado volvió a bajar. El bono a 10 años de EE.UU., que fluctuó por encima del 2%, bajó al 1,76%. El Bund alemán ha seguido su tendencia a la baja y ya ha superado el -0,50%.
Debido en particular al comentario de la Reserva Federal sobre el recorte de los tipos de interés, el dólar se fortaleció hasta casi 1,10 frente al euro. Otras monedas «refugio» como el yen y el franco suizo también tuvieron un buen comportamiento. Después de una corta consolidación, el oro continuó subiendo y alcanzó los 1.445 dólares por onza.