La quiebra de Sillicon Valley Bank, Signature Bank y First Republic en EE.UU. ha puesto a la banca regional estadounidense bajo el foco de los inversores, siendo Pacific Western Bank (PackWest Corp) la última entidad en sufrir estrés en bolsa. Todos estos acontecimientos están siendo monitorizados con cautela por los inversores, que están muy pendientes de los avances de la Reserva Federal y su ciclo aún inacabado de subidas de tipos de interés.
Desde Thornburg IM, el co-responsable de inversión en renta fija Ben Klingelhofer afirma que la crisis en la banca regional estadounidense no se sale de lo usual dentro de la actuación de la Reserva Federal, sino que encaja con el mensaje que ha estado enviando el banco central en los últimos meses: “La Reserva Federal ha dejado muy claras sus intenciones de crear un ciclo de crédito clásico. Están subiendo los tipos de interés para hacer bajar la inflación como parte del mecanismo de transmisión. No es que quisieran que SBV o Signature Bank quebrasen, pero sí querían ver que el efecto de unos tipos de interés más altos sobre la economía real”.
Uno de los puntos que parecen unánimes es que la crisis bancaria – hasta ahora contenida por la actuación de la Reserva Federal- se plantea como una crisis de confianza, y esto se va a reflejar en el endurecimiento de la concesión de préstamos. “Lo que estamos viendo es que, en última instancia, el endurecimiento de las condiciones crediticias funciona de forma muy normalizada. Y para la Reserva Federal esto es lo normal de su negocio”, corrobora Klingelhofer.
Pero que el endurecimiento de las condiciones de crédito sea la reacción esperada no excluye que tenga efectos negativos sobre la economía, llevándola a la recesión controlada que planea la Reserva Federal. Desde Jupiter AM el gestor de renta fija Ariel Bezalel recuerda que los bancos regionales juegan un papel fundamental como financiadores de pequeñas y medianas empresas en Estados Unidos. Sin embargo, advierte que su capacidad de concesión de crédito se reducirá en los próximos meses no solo por la mayor cautela para evitar una nueva quiebra bancaria, sino también por el propio encarecimiento de la financiación derivado de unos tipos de interés más altos, y también por la pérdida de atractivo de los depósitos frente a los bonos del Tesoro estadounidense. “A menor capacidad de retención de clientes con depósitos, menor capacidad para prestar”, resume Bezalel. Finalmente, el gestor recuerda que “el endurecimiento del crédito se correlaciona bien con los impagos”, por lo que anticipa que se incrementará la tasa de default en los próximos meses.
Es una opinión compartida por Steven Bell, economista jefe de Columbia Threadneedle Investments para EMEA. Citando la última lectura de la Senior Loan Officer Opinion, Bell constata que el endurecimiento de los préstamos actual en EE.UU. ya remite a los peores momentos de la crisis financiera mundial (CFG) de 2008. “No creo que la crisis bancaria haya terminado, y aunque los argumentos son un poco técnicos, reflejan graves defectos del sistema financiero estadounidense”, afirma con rotundidad.
Bell explica que esta situación se debe en parte a que muchos de los poderes que las autoridades estadounidenses utilizaron con éxito en la CFG, como la ampliación del seguro de depósitos, han sido rescindidos desde entonces por el Congreso. “Hasta ahora, se han encontrado compradores para los bancos regionales en quiebra, pero este proceso tiene sus límites”, advierte.
En segundo lugar, Bell explica que la expansión del balance de la Fed como resultado de la expansión cuantitativa (QE) “ha eliminado un mecanismo clave que en crisis anteriores ayudó a estabilizar el sistema”, en referencia a la transferencia de dinero desde depósitos bancarios hacia letras del Tesoro. “Los grandes depositantes sufrían una penalización por trasladar sus depósitos desde los bancos y, a medida que aumentaba el temor a la quiebra bancaria, el diferencial entre ambos (TED) se ampliaba y el sistema podía encontrar un equilibrio”. Bell declara que el QE ha puesto fin a esta situación: “La Reserva Federal ha tenido que pagar intereses por el exceso de reservas bancarias al tipo de interés objetivo, cortocircuitando el diferencial TED. Así pues, los depositantes ya no sufren una penalización por retirar fondos de un banco con problemas”.
Real estate comercial, ¿el siguiente en caer?
Desde Fidelity International, el gestor Daniel Ushakov recuerda que muchos bancos regionales han actuado en los últimos años como principales financiadores del real estate comercial, que actualmente se comporta “como una de las partes más tensionadas del mercado”. Por este motivo, el real estate es uno de los sectores con los que muestra mayor cautela, al detectar señales de estrés en la capacidad de financiación: “Muchas de las estructuras inmobiliarias actuales fueron desarrolladas durante la era de tipos cero y no están preparadas para sobrevivir en la era de la inflación. Es por esa razón que estamos cautos, aunque las valoraciones sean baratas”, afirma.
Ariel Bezalel corrobora este análisis, y amplía con datos sobre la situación del real estate comercial, que se ha visto muy afectado por el auge del teletrabajo durante la pandemia: “El subyacente está bajo mucha presión, la tasa de oficinas desocupadas ya alcanza el 20%”. Según cálculos del gestor, las empresas que operan en este segmento pidieron prestados 5 billones de dólares en los últimos años, de los cuales 2 billones corren por cuenta de la banca regional; además, anticipa una oleada de refinanciaciones para el año que viene, que no todas las empresas atravesarán con los mismos niveles de comodidad.
2023 vs 2008
Si bien la crisis de 2008 también se vio caracterizada por el estallido de la burbuja inmobiliaria y su efecto pernicioso sobre los balances de la banca estadounidense, los expertos explican que hay algo que esta vez sí es diferente: “Los megabancos han sufrido poco en esta última crisis; de hecho, pueden incluso prosperar a largo plazo, ya que compran rivales a bajo precio”, explica el economista jefe de Columbia Threadneedle. Sin embargo, Bell puntualiza que “es poco probable que puedan absorber toda la oferta de crédito dejada por sus hermanos más débiles y seguramente endurecerán aún más las condiciones de los préstamos que concedan”.
Desde Fidelity, Ushakov destaca que la gran banca estadounidense está mucho más capitalizada y con balances más saneados que los regionales: han conseguido atraer gran parte del dinero depositado previamente en entidades regionales, y en algunos casos han comprado algunos de los negocios en apuros. “El nivel de capital actual en la gran banca es muy diferente a cómo estaban antes de 2008. Nos sentimos cómodos invirtiendo en los grandes campeones estadounidenses”, resume.