El Banco de Inglaterra elevó ayer los tipos por primera vez en más de una década. Así, el banco decidió pasar los tipos del 0,25% al 0,50%, apoyándose en una inflación que ya está en el 3%. En el seno del banco, no hubo unanimidad a la hora de tomar la decisión ya que pesa la incertidumbre que el Brexit genera. De todas formas, la institución prevé futuras subidas de forma gradual.
El Brexit y la menor crecimiento económico son, en opinión de las gestoras, los dos grandes obstáculos para esperar más subidas. “A pesar de la importancia simbólica del aumento de las tasas de ayer, este será un ciclo de ajuste muy superficial y gradual. Creemos que el Banco podrá elevar las tasas a lo sumo tres veces más en los próximos años, ya que la incertidumbre Brexit, el menor crecimiento potencial y el elevado nivel de crédito al consumo mantienen bajas las tasas de interés que la economía puede absorber sin volcarse”, apunta Jeremy Lawson, economista jefe de Aberdeen Standard Investments.
Una valoración que también comparte Léon Cornelissen, economista jefe de Robeco, “A primera vista, el alza parece razonable ya que la inflación actualmente está en el 3%. Pero esto es una consecuencia de la temprana depreciación de la libra, y lo más probable es que sea de forma temporal, ya que hay poca evidencia de que se pueda producir una espiral de salarios y precios. Por el contrario, las ganancias reales se están estrechando”, explica.
Para Lawson, el Banco de Inglaterra mantendrá un ritmo intermedio entre el que marque la Fed por un lado y el BCE y el Banco de Japón por otro. “En los Estados Unidos esperamos al menos cinco aumentos de tarifas en los próximos dos años, a partir de diciembre”, explica como comparación.
El motivo de esta postura intermedia es claro: la economía del Reino Unido no muestra signos de aceleración en este momento, a diferencia de Estados Unidos y la zona euro. Esto explica, según Corneliseen, que “el Banco de Inglaterra haya declarado que los incrementos futuros tendrán lugar solo a un ritmo gradual y en una medida limitada. Por lo tanto, la subida de tipos puede considerarse como una debilidad.
Impacto en el mercado
En principio, los mercados ya descontaban que el Banco de Inglaterra subiría ayer los tipos y asumieron el mensaje que con ello se lanzaba: pese al mediocre crecimiento económico, el Reino Unido ha estado creciendo por encima de su límite de velocidad.
“Desde el referéndum Brexit, la economía sea comportado mejor de lo esperado, mientras que la inflación ha aumentado de manera pronunciada, en gran parte debido a la depreciación en libras esterlinas. Pero la institución considera que la capacidad de crecimiento de la economía ha sido golpeada por Brexit, por lo que no confía en que haya un gran margen de mejora. Ante la subida de tipos, dos de los nueve miembros del comité votaron en contra del aumento, destacando que aún existen riesgos sustanciales para la economía”, puntualiza Azad Zangana, economista europeo senior de Schroder.
Un mercado que, en opinión de Toby Nangle, director de Multi-Asset, EMEA en Columbia Threadneedle Investments, ya esperaba esta decisión. “El mercado casi había descontado por completo el aumento en las tasas de interés que el Banco de Inglaterra. Esto normalmente significaría que habría poca reacción. Sin embargo, la reacción inmediata fue que la libra cayera más del 1% frente a todas las monedas principales y que los rendimientos de los bonos del Reino Unido caigan bruscamente. Las acciones del Reino Unido se recuperaron, pero esto parece reflejar casi por completo el movimiento cambiario: obtuvieron una rentabilidad inferior a las acciones en el extranjero en términos de moneda común. La razón de esta reacción fue que el Banco dejó de lado su afirmación de que las tasas podrían necesitar subir más de lo que el mercado espera, y el mercado interpretó esto como una eliminación del riesgo de que este fuera el primero de muchos aumentos por venir”, explica.
Howard Cunningham, gestor de cartera de renta fija en Newton, parte de BNY Mellon, coincide en la valoración que hace Nangle y añade que la decisión estuvo “por debajo de las expectativas del mercado”.
“Desde nuestro punto de vista, es una medida valiosa, y es apropiado revertir el recorte de tasas de emergencia implementado en agosto de 2016, tanto para disipar la complacencia de que las tasas nunca subirán, y también para indicar que no habrá demasiada inflación. Sin embargo, estoy menos convencido de que un ajuste adicional es inminente, y anticipo que la inflación debería comenzar a disminuir, con la posibilidad de que la incertidumbre del Brexit pueda pesar sobre la actividad económica”, concluye Cunningham.