Las principales gestoras comienzan a publicar sus perspectivas e ideas de inversión para 2024. Una de las primeras en hacerlo ha sido Goldman Sachs Asset Management, quien defiende su apuesta por los bonos de calidad, la gestión activa y los mercados. “Los inversores se han adaptado a la pandemia, los crecientes riesgos geopolíticos y la inflación galopante, pero será necesario realizar ajustes en un mundo de mayor volatilidad del crecimiento, mayores costes de capital e inestabilidad geopolítica”, explican.
Goldman Sachs Asset Management espera que varios temas clave afecten a los mercados financieros mundiales y a las estrategias de inversión en 2024. En primer lugar, en renta fija consideran que vuelven los bonos, pero advierten de que hay que centrarse en la calidad. “Dado que se prevé que los tipos sigan subiendo durante más tiempo, un planteamiento basado en la calidad puede ayudar a los inversores a identificar emisores de renta fija bien posicionados para soportar mayores costes de financiación, junto con un enfoque más estratégico del crédito privado. El rendimiento ha vuelto, pero también la dispersión, lo que subraya el valor de la gestión activa y la selección astuta”, explican.
Según su análisis, los bonos de rendimiento negativo se han reducido desde un máximo de 18 billones de dólares a finales de 2020 hasta casi nada y considera que los inversores pueden obtener un rendimiento del 4%-6% prestando a empresas de alta calidad, el doble de la media de 2009-2019.
Otro de los puntos en los que la gestora pone el foco es en la geopolítica. En su opinión, la pandemia de Covid-19, las guerras en Ucrania y Oriente Medio y el aumento de la ciberdelincuencia han espoleado el gasto de gobiernos y empresas de todo el mundo.
“Con el 92% de los semiconductores de vanguardia fabricados en Taiwán, los gobiernos y las empresas globales han comprometido un capital significativo para deslocalizar y deslocalizar cadenas de suministro críticas. Estas inversiones se acelerarán en 2024 a medida que se liberen los fondos de estímulo en EE.UU., Europa y Japón. Debería haber oportunidades de inversión atractivas en semiconductores, equipos de semicapital, automatización industrial y empresas de equipos industriales”, afirma Ashish Shah, Global Chief Investment Officer of Public Investing de Goldman Sachs Asset Management.
Para Shah, las amenazas a la seguridad nacional crecen en magnitud y complejidad, lo que impulsa una mayor necesidad de las últimas tecnologías de defensa. “Las empresas posicionadas para beneficiarse del aumento del gasto en vigilancia y disuasión de alta tecnología por parte de EE.UU. y otros países de la OTAN deberían obtener buenos resultados», añade.
Las tecnologías disruptivas, como la inteligencia artificial, el software, la sanidad o la biotecnología, son el tercero de los temas que consideran que afectará a los mercados el próximo año. “Cuando es menos probable que la beta genere rendimientos, la generación de alfa se vuelve aún más crítica. Esto hace que la habilidad para encontrar a los probables ganadores del mañana sea crucial. Los inversores que buscan complementar la exposición a empresas tecnológicas estadounidenses de gran capitalización con asignaciones a nombres tecnológicos seleccionados de pequeña, mediana y gran capitalización pueden encontrar ganadores seculares infravalorados por el mercado en general”, señalan desde la gestora.
Por último, siguiendo lo visto este año, la sostenibilidad será un tema determinante. En este sentido, la gestora considera que las oportunidades están aumentando en los mercados públicos y privados y que muchos inversores se han dado cuenta de que los rendimientos potenciales de las inversiones sostenibles no sólo son atractivos y significativos, sino también cada vez más competitivos.
Según su visión, los fondos de transición y de “mejora” están proporcionando incentivos financieros y de capital para que los líderes de la industria con altas emisiones de carbono intensifiquen sus esfuerzos de descarbonización. Por ejemplo, apunta que las empresas de tecnologías limpias son atractivas, sobre todo teniendo en cuenta la caída de las valoraciones este año. “Se prevé que para 2030 la demanda de baterías de iones de litio alcance los 4,7 teravatios-hora (o 300 gigafábricas) a nivel mundial, para apuntalar el crecimiento de la electricidad renovable y los vehículos eléctricos”, señalan.
Además, recuerdan que descarbonizar el 75% de la economía mundial, las estimaciones sugieren que costará 3,1 billones de dólares al año. “Los bonos verdes, que han pasado de ser un nicho a convertirse en algo común, serán una importante fuente de capital: desde su emisión inaugural en 2007, se han expandido hasta convertirse en un mercado global de 2 billones de dólares”, añaden.
Otra oportunidad de inversión para el próximo año serán los mercados privados, que ofrecen una cobertura contra la inflación, mayores rendimientos y diversificación. “Los inversores del mercado privado mantienen el rumbo. Algunas empresas deben transformarse significativamente para posicionarse ante las nuevas realidades del mercado y las megatendencias seculares. Muchos prefieren el capital privado al público para llevar a cabo esta transformación de forma privada, lejos de los ciclos de ganancias trimestrales”, argumenta la gestora.
Hoy en día, con más de 10 billones de dólares invertidos en capital privado, bienes raíces, infraestructura y activos crediticios, el mercado secundario es cada vez más utilizado tanto por socios comanditarios (LP) como por socios generales (GP) que necesitan liquidez o soluciones de capital en sus negocios. inversiones.
Construcción de carteras
De cara a 2024, la gestora propone pensar de forma diferente de cara a construir las carteras, mantenerse activo, diversificar, gestionar el riesgo. A estas alturas del ciclo de mercado, consideran que un enfoque integrado para la construcción de carteras puede beneficiarse de las diferencias en la composición y características de los mercados de capitales públicos y privados.
“El crecimiento global está empezando a divergir. Los inversores deberían buscar posibles desencadenantes para volver a correr riesgos, como cambios en la narrativa de la Reserva Federal, que insinúan el primer recorte de tipos. Esto puede ocurrir cuando la actividad económica, los mercados laborales o la inflación se debilitan. Cualquier evidencia de crecimiento negativo a nivel global podría dar lugar a extrapolaciones en el mercado de resultados negativos más amplios. Las reacciones exageradas sobre el sentimiento y una Reserva Federal acomodaticia a mediados de 2024 podrían ser señales para volver a comprometerse con las asignaciones de riesgo a largo plazo”, concluyen.