Los mercados emergentes tienen un gran historial de titulares que han generado un cierto rechazo entre los inversores, que ven estos países como un sinónimo de riesgo. Para Devan Kaloo, jefe global de Renta Variable de Mercados Emergentes de Aberdeen Standard Investments, no hay que ser injusto y valorar bien cuál es el riesgo en cada caso y por cada tipo de activo, para no perderse también las buenas oportunidades que encierran.
“Cuando la gente piensa en mercados emergentes, piensa en mercados que suben y bajan bruscamente, y esto ocurre porque son un mercado más sensible no solo a la situación económica doméstica, sino también a la global”, explica Kaloo. Además, argumenta que la gente tiende a confundir el riesgo con la volatilidad, “algo que no tiene por qué significar lo mismo”, aclara.
Sin embargo, destaca el cambio que en los dos últimos años se ha producido en estos mercados. “Un cambio marcado por las reformas que han emprendido muchos países, por la búsqueda de estabilidad política y por una menor dependencia del crecimiento global”, añade.
En este contexto, los mercados domésticos de los países emergente han ido ganando madurez y estabilidad. Como ejemplos cita a Chile o a India, aunque este último reconoce que tiene unas valoraciones altas. Para Kaloo hay oportunidades en aquellos mercados emergentes que están saliendo o recuperándose económicamente, como Brasil o Rusia. “En general hemos detectado tres características en los países emergentes que se están recuperando: los gobiernos están haciendo reformas, han aumentado la empresas de tipo growth y cuando hacemos selección de activos, nos empezamos a encontrar valoraciones altas”, afirma.
Según su opinión, “una de las principales diferencias entre los mercados desarrollados y los mercados emergentes es que si miramos sus índices, estamos ante empresas que necesitan capitalización y que están creciendo. Eso supone una gran diferencia respecto a lo que encontramos en los mercados desarrollados. Esto supone que la mejora de los merados emergentes no se debe solo a que haya una recuperación global, sino que también hay todo un crecimiento y desarrollo de nuevas empresas y sectores, muchos de ellos están atrayendo inversión extranjera”.
Las dos caras de China
Dentro de este escenario optimista que plantea Kaloo, no niega que también haya riesgos. “En el caso de Rusia e India, aunque nos gustan, hay que ser muy selectivos, por ejemplo”, puntualiza.
Uno de los riesgos trasversales que detecta el gestor a la hora de invertir en empresas de mercados emergentes es la diferencia que hay en cuando a la cultura de gobernanza. “La forma de gestionar las empresas es algo que se debe tener totalmente en cuanta a la hora de invertir y sobre todo identificar bien si se trata de empresas privadas o públicas. Un buen análisis de las empresas y los activos es fundamental, lo cual justifica que defendamos que la forma más acertada de aproximarse a estos mercados es a través de la gestión activa”, defiende.
El otro gran riesgo es, en su opinión, China. “Es una extraña confluencia; por un lado es uno de los principales áreas geográficas de crecimiento y un motor de la recuperación global, pero por otro es un riesgo dado el alto nivel de endeudamiento, público y privado, que tiene. Además, tiene por delante un auténtico reto para dar forma a una nueva economía. Habrá que seguir muy de cerca cómo evoluciona”, concluye.