En los últimos años, las empresas de elevada calidad, como Google, Colgate y Visa, han tendido a generar un alto nivel de rentabilidades sobre el capital, exhibir un crecimiento de sus beneficios por encima de la media y lograr una sólida revalorización de sus acciones. Y han conseguido todo esto aun cuando otras compañías han decepcionado y los mercados bursátiles se han revelado volátiles.
“El rasgo común de estos campeones mundiales radica en las ventajas competitivas estructurales que les permite mantener unas rentabilidades elevadas durante largos periodos de tiempo. Sin estas ventajas, no tardaríamos en observar cómo las fuerzas competitivas hacen mella en sus beneficios”, explica David Dudding, gestor de carteras de Renta Variable Global de Columbia Threadneedle.
Según éste, el escepticismo del mercado proporciona un impulso adicional para las cotizaciones. Como si de cualquier empresa se tratara, los inversores suponen que el crecimiento de los modelos de negocio de estas robustas compañías perderá fuelle, que sus ventajas competitivas irán desapareciendo y que las rentabilidades disminuirán hacia el coste del capital. En consecuencia –añade-, subestiman estos títulos y proporcionan así la oportunidad de generar una rentabilidad elevada y sostenible a los inversores activos que adoptan un enfoque anclado en firmes convicciones.
“En un momento como el actual, en el que una serie de factores macroeconómicos y geopolíticos aumenta la probabilidad de que se obtengan escasas rentabilidades a partir de la renta variable en el futuro, el poder de generación de beneficios de estos valores de elevada calidad probablemente marcará la diferencia. Gracias a su capacidad para lograr ganancias anuales de dos dígitos, éstos bien podrían figurar entre los valores que ofrecen las rentabilidades más sostenibles”.
Rentabilidades elevadas y sostenibles
“Cuanto más tiempo genere una empresa un volumen significativo de flujos de caja, mayor será su valor”. Por lo tanto, cabe pensar que una empresa que goza de una considerable ventaja competitiva sea más valiosa que una que no cuenta con ella. Si el mercado subestima el tiempo en el que dicha empresa puede mantener su ventaja competitiva, el título se infravalorará, señala.
“Este es el principio que guía nuestro proceso de inversión. Nos centramos en aquellas empresas que, a nuestro parecer, ofrecen una ventaja competitiva sostenible o ‘foso económico’. Este concepto se asocia originalmente a Warren Buffett, si bien Morningstar ha tratado de cuantificarlo en los últimos años al identificar cinco fuentes de fosos”.
En la era medieval, explica, cuanto más ancho fuera un foso, más difícil era expugnar un castillo. Lo mismo ocurre hoy con las empresas, y este es el tipo de perfil de negocios en el que el gestor quiere invertir. Sin embargo, no basta con analizar las empresas individuales de forma aislada, advierte.
“Si deseamos comprender realmente el posicionamiento de una empresa, resulta crucial contar con un conocimiento profundizado del panorama sectorial”, añade. Entonces, recurre a las cinco fuerzas de Porter, una herramienta estratégica empresarial creada por el profesor de Harvard Michael Porter, con el fin de evaluar la competitividad de diferentes sectores.
Este enfoque analítico conduce siempre a ciertos sectores e industrias, y aleja de otros. Los sectores de consumo en los que existe una elevada fidelización de marcas o la industria farmacéutica en la que las patentes pueden restringir la entrada a nuevos negocios suelen constituir interesantes fuentes de ideas. Los sectores `comoditizados´ (como la energía) en los que las rentabilidades tienden hacia el coste del capital revisten menos atractivo, puesto que están sumamente regulados, como los servicios públicos, apunta. “Nos inclinamos por los oligopolios, es decir, sectores con un reducido número de empresas dominantes y con capacidad para fijar los precios. Un monopolio no regulado sería incluso mejor”.
Para ilustrarlo, el gestor explica que el grupo de seguros asiático, AIA, constituye un excelente ejemplo de un valor que presenta una ventaja competitiva duradera, pues opera en una industria con elevadas barreras de entrada y en la que tan solo un puñado de participantes controla el mercado. AIA cuenta con una buena posición para beneficiarse del aumento de las rentas y la demanda de seguros en todo el continente asiático, por lo que sus ventajas competitivas emanan de su marca y su escala. La compañía exhibe una elevada rentabilidad sobre el capital de cerca del 25%, un crecimiento de los ingresos del 9%, así como efectivo neto en su balance. Asimismo, el grupo invierte mucho más que el resto del sector en innovación y construcción de marca. En consecuencia, “nos gusta la calidad y la relativa sencillez del negocio y, aunque no es la aseguradora más grande de la región, viene operando desde la década de 1920 y atesora un elevado nivel de penetración en Asia. Y lo que es más importante, con un exceso de capital en el balance, la compañía se halla bien posicionada para consolidar aún más el sector y, por ende, aumentar su preponderancia. Por estos motivos, creemos que la empresa generará rentabilidades del 15% aproximadamente en los cinco próximos años o más”.
Ahora bien, las ventajas competitivas no siempre se revelan eternas. En esta ocasión recurre a Walt Disney, que constituye un ejemplo de un valor de crecimiento de elevada calidad que flaqueó el año pasado. A finales de 2015, las expectativas del mercado sobre el valor se situaban en cotas altas en el periodo previo al estreno de la última entrega de «La Guerra de las Galaxias: El despertar de la fuerza». No obstante, se redujo la demanda de su negocio de televisión por cable ESPN, que representa el 30% de los ingresos, puesto que el auge de los medios online y la tendencia a `cortar el cordón (optar por el consumo digital en detrimento de la televisión por cable) parecen erosionar la ventaja competitiva de Disney, explica Dudding.
Una mirada hacia el futuro
“Mientras que el crecimiento de muchos valores depende significativamente de las perspectivas sobre la economía y los mercados bursátiles, las compañías de mayor calidad que presentan una ventaja competitiva verdaderamente sostenible deberían ser capaces de seguir ofreciendo elevadas rentabilidades sobre el capital, así como el crecimiento de los beneficios, casi de manera incondicional”, dice el gestor.
También cree que el crecimiento de los beneficios probablemente se mantendrá en el futuro e impulsará la revalorización de las acciones, incluso si la economía mundial sigue sumida en un entorno de crecimiento “más bajo durante más tiempo”.
En su opinión, un detallado análisis de los modelos de negocio permite identificar las mejores empresas de todo el mundo que proporcionen la oportunidad de generar alfa por medio de la selección de valores.