En un contexto de mercado de fuerte volatilidad y valoraciones actuales bajo revisión, ¿queda algún activo con precio razonable y potencial de retornos de doble dígito a largo plazo? Para Shane Hurst, gestor del fondo FTGF ClearBridge Infrastructure Value Fund– PR EUR ACC para Franklin Templeton, la respuesta está clara: invertir en compañías cotizadas de infraestructuras. Según proyecciones de ClearBridge, que lleva décadas invirtiendo en infraestructuras, el retorno esperado (obtenido del cálculo de la suma de ganancias sobre el capital y rentabilidad por dividendo) a cinco años vista sería del 13% anual. “Este es uno de los momentos más atractivos que hemos visto para invertir en este espacio”, afirma.
El gestor recuerda que, a diferencia de otros sectores dentro de la renta variable, los años 2023 y 2024 fueron duros para las infraestructuras, provocando una revisión de precios que ha llevado a que el punto de partida para invertir hoy sea tan atractivo en su opinión. También cita como factor de apoyo el entorno macro, ya que la mayoría de bancos centrales se han embarcado en ciclos de bajadas de tipos de interés, o mantienen su política monetaria en pausa, lo que hará que los bonos “vayan a cotizar dentro de un rango”, según estimaciones de Franklin Templeton que cita el experto.
Tampoco se debe desdeñar el impulso de la regulación. Por un lado, Hurst afirma que “las políticas en EE.UU. históricamente han sido constructivas” para las infraestructuras, pero destaca que han sido especialmente propicias en los últimos cuatro años, sobre todo para facilidades de energía renovable: “Hay una necesidad continua de hacer crecer a la economía estadounidense, y Trump quiere incentivar el desarrollo de la IA. Y la única manera de obtener la energía necesaria para esos centros de datos es invertir en gas, pero también en energía eólica y solar”, explica.
El gestor de Clearbridge matiza que el entorno es un poco diferente para Europa, dada la fragmentación del mercado a pesar del impulso general a la inversión en renovables, una tendencia que cree firmemente que continuará en los próximos años: “La política sigue siendo favorable para la inversión en infraestructuras. Muchos países desean invertir en infraestructuras porque saben que tendrá un efecto multiplicador sobre su crecimiento”, concluye.
Tres mega tendencias en infraestructuras
Aparte de estos factores, el gestor afirma que en los últimos años se han gestado tres mega tendencias a largo plazo que están dando alas a la inversión en esta parte del mercado: la descarbonización, un nuevo ciclo de capex y la demanda de IA.
En cuanto a la descarbonización, Hurst alude a la electrificación de la economía, que conlleva inversiones en energía solar y eólica, captura de carbono o almacenamiento, dejando a un claro ganador en este ámbito: “Las utilities están al frente de este tema multi década”. Así, anticipa un crecimiento en los beneficios de entre el 9% y el 11% para los próximos años, por lo que considera que estas compañías “han dejado de parecer un ‘bond proxy’, comportándose más como compañías del segmento industrial, y esto está cambiando de forma estructural la manera en que algunas de estas compañías son vistas por el mercado”.
Esta tendencia está ligada con el nuevo ciclo de capex, dado que Hurst anticipa que estas compañías sigan invirtiendo “enormes cantidades de capital” en los próximos 18 meses para satisfacer la creciente demanda de electricidad. No obstante, aclara que el incremento de la inversión sobre el capital no se debe solo a la electrificación, sino también al reshoring, por lo que lo califica como “un fenómeno post covid”. A esto añade el natural desgaste de infraestructuras construidas años atrás por fenómenos atmosféricos o de otro tipo y que ahora estarían en el proceso de ser reemplazadas, poniendo como ejemplo los recientes incendios vistos en California.
La tendencia de mayor demanda de IA está asociada a la construcción de centros de datos, lo que ha impulsado la demanda de electricidad a los niveles más elevados desde al menos la década de 1960, explica el experto. Basándose en un estudio de McKinsey, el experto avanza que la construcción de nuevos centros de datos podría hacer crecer la demanda de electricidad entre un 15% y un 25% al año en los próximos años.
Shane Hurst considera que estas tendencias aún no se han reflejado en las valoraciones, pero es simplemente cuestión de tiempo. Un análisis de la evolución del mercado desde 1999 realizado por ClearBridge refleja que, tradicionalmente, ha existido una relación muy estrecha entre el retorno de las acciones y los beneficios en las infraestructuras; sin embargo, en los últimos tres años la evolución de las cotizaciones se ha desconectado de los beneficios, debido al shock extremo vivido en el entorno macro. “Esperamos que esa brecha se cierre con el paso del tiempo”, concluye.
Inversión de alta convicción
El FTGF ClearBridge Infrastructure Value Fund– PR EUR ACC invierte en acciones de alta calidad con cualidades defensivas a través de un proceso de análisis bottom up de alta convicción, que parte de un universo de inversión de unas 600 cotizadas y lo reduce hasta una cartera compuesta por entre 30 y 60 valores que representan las mejores ideas del equipo gestor.
El enfoque está puesto en compañías cotizadas de infraestructuras por las características propias de este segmento, como la protección contra la inflación al tratarse de negocios muy regulados y que, por ende, ofrecen mucha visibilidad sobre ingresos y poder de fijación de precios. ClearBridge cuenta con uno de los equipos de análisis más grandes de la industria en infraestructuras globales, lo que actúa como una ventaja competitiva para la firma.
Hurst aclara que, para determinar la calidad de las propias infraestructuras, el equipo analiza aspectos como los flujos de caja, el marco legal en el que opera la compañía, el entorno político o el poder de fijación de precios de la infraestructura en cuestión. También prestan atención a la pureza de la exposición, es decir, a determinar cuánto del negocio de la compañía en cuestión se circunscribe a las infraestructuras. El proceso de análisis también incorpora un requisito de volumen mínimo para trading, elementos macro, herramientas de gestión del riesgo y criterios ESG, todo ello para obtener una asignación de activos con el objetivo de generar un rendimiento superior a la inflación del G-7+ 5,5%. La estrategia está pensada para ofrecer protección en fases de caída (con una captura del 0,6 en fases de caída) como participar en las fases alcistas (0,6-0,7 de captura al alza).