El sector tecnológico se ha visto castigado en los últimos meses sobre todo como consecuencia del entorno inflacionario y las subidas de tipos pero, a diferencia de lo ocurrido durante la burbuja de 1999-2000, sus balances son sólidos, tiene capacidad de fijación de precios e ingresos recurrentes y un gran potencial de resiliencia en caso de recesión, subrayaron desde Franklin Templeton en el reciente evento «Silicon Valley en Madrid».
En la conferencia, Juan Luis Moreno, CIO de The Valley, escuela de negocios y ecosistema para acompañar a particulares y empresas en el camino de la transformación digital, presentó las principales tendencias del sector tecnológico, mientras que Jonathan Curtis, gestor del Franklin Technology Fund, explicó la filosofía de la estrategia de la gestora y por qué consideran que es un buen momento para mantenerse activo en el sector.
Moreno destacó que aunque el futuro no se puede predecir, «existen indicios en el presente que nos permiten prepararnos para futuros posibles». Tecnologías como el blockchain, el 5G, la impresión 3D o la inteligencia artificial están mucho más presentes en nuestro día a día de lo que solemos pensar.
En este contexto, explicó una serie de macrotendencias y ejemplos del uso de la tecnología desde una perspectiva que pone al ser humano en el centro. «Estamos en un momento de cambio, nos adentramos en un contexto más complejo, ambiguo, en el que debemos acostumbrarnos a vivir con una mayor incertidumbre», indicó. La pandemia subrayó la necesidad de conexión, tanto en el ámbito intrapersonal como interpersonal y con el entorno.
En los tres niveles la tecnología está jugando un papel central como facilitador. Por ejemplo a nivel intrapersonal ha cobrado relevancia la salud entendida de forma holística. Es uno de los ejes en los que la tecnología se ha volcado, con dispositivos de cuantificación, mejora en la capacidad de diagnóstico, una mejor alimentación y trazabilidad (mediante el blockchain) y también mundos virtuales con la tecnología inmersiva en la que se basa el metaverso. La realidad virtual se usa ya en numerosos sectores más allá del entretenimiento, como el fitness. El entretenimiento, de hecho, se ha convertido en una tendencia transversal.
A nivel interpersonal hablamos de la conexión con una realidad que es híbrida, tanto por las pantallas como por la polarización social que se ha producido, ahondada por las redes sociales. En un contexto de streamers pero también de comunidades de fans y mundos virtuales o metaversos (en plural), el reto es conseguir un único espacio en el que todo sea permeable y con un papel mucho más activo del usuario, consideró Moreno.
Aunque todo este escenario parte del gaming, se dan ahora condiciones para que se produzca el triunfo de estos mundos virtuales en muchos sectores: el avance de la tecnología inmersiva, de la capacidad de cloud, del blockchain para facilitar una economía digital segura y la quinta generación de móviles, que hace que la latencia sea menor y por tanto que la transmisión de imágenes sea imperceptible para el ojo humano.
«La cuestión fundamental –señaló Moreno- es cómo se van a interconectar los distintos mundos virtuales, es decir por ejemplo si se compra un terreno virtual o arte virtual, que puedan compartirse en otro mundo virtual». También cómo se va a interoperar entre estos metaversos y cómo vamos a integrar los mundos físicos, digitales y virtuales. Como ejemplo, mencionó el caso de marcas de moda de lujo muy tradicionales que hoy en día venden diseños para vestir avatares.
Finalmente, a nivel de la conexión con el entorno, las claves son la sostenibilidad y la regeneración del planeta. Y la tecnología vuelve a jugar un papel clave para conseguirlo, tanto al nivel de la naturaleza como de gestión de las ciudades, la trazabilidad de los alimentos, la movilidad, la reducción de la contaminación y una mayor inclusión de la diversidad.
El efecto de los tipos de interés y la inflación
Con estas tendencias como contexto, Jonathan Curtis explicó la estrategia del Franklin Technology Fund en medio de uno de los mayores retrocesos de las acciones tecnológicas de las últimas dos décadas.
«Las caídas en el sector desde noviembre se explican básicamente por el aumento de los tipos de interés, que hacen aumentar el coste de capital y tienen un mayor impacto en las empresas tecnológicas. Se trata sin embargo de algo que está impactando a todo el mercado, no solo a las tecnológicas», aseguró Curtis.
En el caso de la gestora, se decantan por empresas que invierten en hacer crecer sus negocios. «Invertimos en compañías que son líderes de su mercado, número uno o dos en sus sectores. Están extremadamente bien capitalizadas, con sólidos balances, y en tercer lugar y más importante: tienen unit economics muy potentes, es decir que aunque invierten mucho, obtienen la rentabilidad esperada sobre esa inversión. Son compañías en las que uno quiere seguir invertido en el futuro», destacó.
El mercado está vendiendo todas aquellas empresas que están utilizando su caja y gastando, pero en su opinión esto solo es una manera de mirar la situación, sin tener en cuenta los fundamentales y la capitalización de esas compañías.
Otro motivo por el que el fondo ha sufrido pérdidas es su exposición a pequeñas y medianas empresas, para las que el mercado descuenta que sufrirán más si entramos en una recesión. Curtis considera bastante probable que esta recesión se produzca, pero también que puede servir para enfriar la demanda y permitir así recuperar el ritmo a las cadenas de suministro, frenando las presiones inflacionarias y permitiendo a muchas empresas tecnológicas mantener sus negocios durante el tiempo que dure la crisis.
Como gran parte de la cartera está invertida en compañías de software que tienen ingresos recurrentes y poder de fijación de precios (no es posible dejar de pagar la suscripción a Microsoft Office o a Salesforce), en el caso de que haya una recesión estiman que las empresas tecnológicas deberían comportarse mejor que otras en ese entorno.
«Consideramos que estos ingresos recurrentes, la capacidad de crecimiento, los balances sólidos, la capacidad de fijar precios y una desaceleración de subidas de tipos serían muy beneficiosos para el sector», dijo Curtis.
«En segundo lugar, estamos invertidos en semiconductores, equipos de semiconductores y algunas compañías de hardware que están sufriendo por los problemas en las cadenas de suministro. Con una recesión, recuperarán su capacidad de producción», añadió.
«En un entorno de recesión, pensamos que los inversores querrán tener negocios de alta calidad, de crecimiento, con sólidos balances y muy rentables: una definición de nuestras principales posiciones en el fondo», destacó.
Se trata además de una estrategia gestionada desde Silicon Valley, lo que les permite estar cerca de los venture capital y de las start-ups que traen la disrupción al sector. Algunas de estas empresas se cuentan entre las que más han contribuido al alfa del fondo en los últimos años.
Curtis subrayó que continuarán fieles al estilo de inversión que mantienen desde hace más de 20 años, recordó que la pandemia fue «una magnífica plataforma de prueba» para el fondo porque durante dos años las personas, las instituciones educativas y las empresas vieron el poder transformador de la tecnología en su vida diaria, e indicó que con el tiempo se volverá a un entorno de baja inflación.
Ya se están viendo los efectos de las medidas de la Fed. La globalización y la tecnología son tendencias que continúan en marcha –incluso pese a la guerra en Ucrania- y que contribuyen a bajar la inflación. Con la computación cuántica a punto de llegar «estamos en un muy buen momento de ser activos ante las oportunidades que ofrece la transformación digital a largo plazo», concluyó.