Ayer la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) cumplió con las expectativas del mercado al reafirmarse en su política dovish con la intención de no dañar la economía norteamericana ni agudizar la desaceleración global que se está produciendo. Sin embargo, sorprendió que las proyecciones de los miembros de su Consejo descartaran una subida de tipos para este año y señalasen tan solo un alza para 2020.
El presidente de la Fed, Jerome Powell, reconoció que “el crecimiento se ha desacelerado más de lo esperado” y por lo tanto insistió en que seguiría siendo “pacientes”. Según las proyecciones que maneja la institución monetaria, espera que el crecimiento para este año sea del 2,1%, frente al 2,3% que consideraba en diciembre, y de cara al próximo año ha rebajado su previsión al 1,9%, desde el 2%. Esto supone que la Fed mantendrá los tipos entre el 2,25% y el 2,5% al menos este año, así lo dio a entender Powell en la rueda de prensa celebrada tras la reunión: “Puede que pase un tiempo antes de que necesitemos ajustar la política monetaria”.
“En este contexto de menor crecimiento y riesgos a nivel global, revisa a la baja su dot plot y pasa de barajar dos subidas en 2019 y una en 2020 a no contemplar ninguna subida en 2019 y solo una subida en 2020. El mercado no descuenta subida alguna en ninguno de los dos años, y de hecho ha comenzado a descontar una bajada: 36% de probabilidad de bajada en enero 2020. Las bolsas reaccionaron al alza para posteriormente perder casi todo el camino andado ante la revisión a la baja del crecimiento esperado”, explican desde Renta 4 Banco.
Tras la reunión de la Fed, las TIRes (10 años) se moderaron de 2,60% a 2,52%, mínimos de un año y el dólar llegó a depreciarse una figura entera, hasta 1,14 dólares/euro. “En cuanto a la evolución prevista del balance, la Fed anuncia el final de su reducción para septiembre de 2019, momento en el que su balance tendrá un tamaño adecuado para favorecer unas condiciones financieras laxas. De hecho, en mayo ya empezará a moderar el ritmo de reducción de balance en bonos del Tesoro de los 30.000 mln USD mensuales actuales hasta 15.000 mln USD/mes”, añaden los analistas de Renta 4 Banco.
Según explica Rick Rieder, director de inversiones de renta fija global en BlackRock, como si de plastilina se tratara, “la Fed permitirá que la economía se flexibilice ligeramente. Para ello, mantendrá por ahora la interrupción de las subidas de tipos, dispondrá de un balance más voluminoso de lo previsto en adelante y permitirá que las expectativas de inflación aumenten”.
Este frenazo en la normalización de su política monetaria, que por otro comienza a sincronizarse con lo que el BCE está haciendo, tendrá consecuencias en los mercados. En opinión de Aaron Anderson, vicepresidente senior de análisis de Fisher Investments, la Fed ha creado su propia versión del principio de incertidumbre.
“No puede, simultáneamente, mantener una hoja de balance hinchada e implementar políticas de tipos de interés de manera efectiva, puesto que los bancos cuentan con grandes reservas de efectivo y el mercado de préstamos interbancarios está muerto. La Fed necesita continuar reduciendo su hoja de balance para poder volver a establecer los tipos de interés como su principal herramienta a la hora de implementar políticas. Una hoja de balance más reducida fomentaría la competencia por los depósitos y permitiría que los tipos de interés de los depósitos aumentasen con respecto a sus actuales, muy reducidos, niveles. Esto resultaría negativo para los beneficios de los bancos, pero positivo para casi todo el resto del mundo”, advierte Anderson.
Olivier Marciot, gestor de Unigestion, considera que los bancos centrales han dado la vuelta y ahora están listos para aliviar las condiciones monetarias para romper esta espiral descendente y retrasar el final de este ciclo excepcional tanto como sea posible. “La actividad económica se está desacelerando rápidamente y ahora está por debajo del potencial en todo el mundo. Históricamente, los bancos centrales nunca lograron combatir las recesiones y sus acciones suelen coincidir con las contracciones económicas”, apunta.
En cambio, para los mercados emergentes la reafirmación del tono dovish de la Fed supuso una agradable noticia. Después de que las divisas, activos y economías de los mercados emergentes hayan sufrido por la fortaleza del dólar, la pausa en su política monetaria proporciona un clima favorable para que los inversores busquen rendimientos más atractivos en los mercados emergentes.
En opinión de Simon Harvey, analista de Monex Europe, dado que ya es poco probable que la Fed se mueva este año, “el anuncio de esta noche dio luz verde a los mercados emergentes; el rand sudafricano ha subido más del 2% y el peso mexicano ha alcanzado nuevos máximos en lo que va del año. La pregunta es por cuánto tiempo puede continuar el rally mientras los inversores vuelven su atención desde Estados Unidos para encontrar rendimientos más altos antes de que regresen los vientos en contra globales, probablemente en forma de un mayor deterioro del crecimiento global y una menor demanda externa de China”.
Para a las implicaciones para la asignación de activos, Marciot considera que “las consecuencias son múltiples y se pueden resumir de la siguiente manera: los activos de riesgo tuvieron un año fantástico hasta la fecha, respaldado por las expectativas que rodean el apoyo del banco central y la valuación barata al entrar en 2019”.
Lo que sí ha sido positivo para el mercado es el nivel de transparencia con que la Fed se está comunicando. Según Nick Maroutsos, corresponsable de renta fija global de Janus Henderson, “los mercados mantienen la calma cuando reciben declaraciones estables y coherentes: todo mensaje que contradiga este enfoque seguramente se traduzca en un aumento de la volatilidad, por lo que los inversores deben mostrarse precavidos”.
En su opinión, conforme la Fed sigue evolucionando hacia una postura acomodaticia, “consideramos que existen oportunidades en el segmento de deuda corporativa con calificaciones elevadas en EE. UU. Los inversores también podrían beneficiarse de las caídas de los rendimientos, que se producen como resultado de que la Fed mantenga sus tipos inalterados o lleve a cabo un posible recorte en 2019 o 2020”.