La agencia de calificación de deuda Fitch Ratings ha sorprendido a los inversores con la rebaja del rating de deuda de EE.UU. desde AAA hasta AA+. La firma ya puso la deuda americana en vigilancia negativa en mayo, pero la decisión cogió al mercado de improviso. La reacción no se hizo esperar, con ventas de títulos de renta fija americana que impulsaron la rentabilidad de los bonos -el rendimiento del Treasury alcanzó el 4,1%, su máximo desde marzo- y una depreciación del dólar.
La decisión también provocó reacciones entre los gestores y estrategas. Si bien la agencia justificó su decisión por el deterioro de la situación fiscal del país, dados los elevados déficits presupuestarios y la creciente carga de la deuda pública, Dario Messi, Fixed Income Research en Julius Baer, argumenta que la repetición de los enfrentamientos sobre el límite de la deuda “revela problemas de gobernanza y ejerce presión sobre la confianza”, mientras que recalca que los acuerdos de última hora para suspender o aumentar los límites de deuda “no son constructivos, sobre todo teniendo en cuenta que la norma del límite de deuda es instrumentalizada por los políticos en las negociaciones presupuestarias, mientras que la senda del nivel de deuda es simplemente el resultado de una legislación ya pasada, y por tanto, acordada”.
Pero, a pesar de la reacción de los mercados, Messi cree que las implicaciones inmediatas para la inversión “son limitadas”, debido a que los bonos del Tesoro estadounidense “siguen siendo uno de los activos más líquidos y seguros, al menos en términos de riesgo de contraparte”.
Mike Riddell, director del equipo de Macro Unconstrained en Allianz GI, opina que “a menudo se exagera la importancia y relevancia de las agencias de calificación” y sólo cita una excepción a esta norma: en caso de una rebaja a bono basura, que es cuando se puede ver “una gran cantidad de vendedores forzosos”. Respecto a la rebaja de EE.UU., Riddell considera “natural” que los inversores se fijen en el verano de 2011, “cuando S&P rebajó la calificación de EE. UU. de AAA-; una época en la que asistimos a un enorme repunte de los bonos del Tesoro americanos unido a una importante venta masiva de activos de riesgo”.
De todas formas, Riddell, sugiere que no se estaría en la misma situación, ya que “los datos económicos estadounidenses fueron excepcionalmente débiles y, en la actualidad, los recientes movimientos del mercado del Tesoro de EE.UU. están probablemente impulsados por datos que han sido un poco más fuertes de lo esperado, junto con un gran salto en las expectativas de emisión del Tesoro de EE.UU., que está ejerciendo presión sobre los bonos a más largo plazo”. Por lo tanto, el experto concluye que los movimientos en los mercados “no tengan mucho que ver con la decisión de Fitch”.
Pero para Nigel Green, CEO de deVere Group -una de las mayores empresas independientes de asesoramiento financiero y gestión de activos del mundo-, la decisión de Fitch desencadenará volatilidad a corto plazo para el dólar. De hecho, la reacción inicial del billete verde a la decisión de Fich “era de esperar”, según el experto. Pero deVere va más allá y señala que al tratarse de la segunda gran agencia de calificación, después de Standard & Poor’s, que despoja a EE.UU. de su calificación de triple A, “se plantean serias y legítimas preguntas sobre la trayectoria a largo plazo del dólar».
Hasta tal punto, es así, que deVere cree que “estamos presenciando en tiempo real cómo el mundo empieza a alejarse de un sistema financiero dominado por el dólar”, entre otras razones, debido a que «los astronómicos» niveles de deuda, y la enorme cantidad de «desesperada impresión de dinero» para monetizar estas deudas, «han causado la considerable caída del valor a largo plazo de la moneda». Y prosigue: «Nadie puede predecir el futuro, pero la historia nos enseña inequívocamente que nada dura para siempre. Las divisas de reserva mundial han ido y venido antes. Volverá a ocurrir”.
Bjoern Jesch, CIO de DWS, mantiene, sin embargo, un tono más tranquilizador. El experto espera un impacto directo «limitado» en los mercados en reacción a la decisión de Fitch. Las razones son varias. En primer lugar, porque las regulaciones sobre tenencias de deuda de alta calidad implementadas desde la rebaja de S&P en 2011 «hacen que cualquier venta significativa forzada sea muy improbable».
Además, En lo que respecta específicamente a los fondos del mercado monetario, la Comisión de Bolsa y Valores de EE. UU. (SEC) ha designado los valores gubernamentales como “valores elegibles”, sin hacer referencia a los ratings. Jesch también reseña que la rebaja no afecta a otros valores calificados AAA emitidos por entidades de EE.UU., es decir, no afectará directamente a los bonos emitidos por agencias federales estadounidenses, empresas patrocinadas por el gobierno o municipios de EE. UU. Por lo tanto, «esperamos que cualquier impacto secundario en términos de sentimiento de riesgo en los mercados de divisas y acciones también sea de corta duración». A largo plazo, sin embargo, el experto no descarta que pudieran producirse cambios menores hacia bonos calificados AAA emitidos por otros países.
Eso sí, de todas formas, Jesch muestra sus dudas en cuanto a la época elegida por Fitch para esta decisión. «El momento elegido ha sido bastante aleatorio, ya que es difícil entender por qué Fitch Ratings ha actuado ahora, en lugar de en cualquier otro momento anterior, durante o inmediatamente después de la última disputa sobre el techo de la deuda, o incluso en muchos otros momentos durante los últimos 12 años desde la rebaja de S&P en 2011».
Eso sí, el experto prefiere quedarse con las afirmaciones positivas del informe de Fitch, que declara las “excepcionales fortalezas”; del país, que siguen respaldando los ratings de Fitch, entre ellas su economía, grande, avanzada, bien diversificada y de altos ingresos, respaldada por un entorno empresarial dinámico. Y lo que es más importante, el dólar estadounidense es la principal moneda de reserva del mundo, lo que confiere al Gobierno una extraordinaria flexibilidad de financiación”.
Lisa Hornby, responsable de renta fija multisectorial estadounidense de Schroders, espera que las repercusiones de la rebaja de rating a EE.UU. por parte de Fitch sean «limitadas», ya que tras la rebaja de S&P en 2011, la mayoría de los inversores reescribieron sus cuentas de gestión de inversiones (IMA, por sus siglas en inglés) para dar cabida a los bonos del Tesoro estadounidense, independientemente de su calificación. Sin embargo, la experta matiza que, a medio plazo, la decisión de Fitch «hará que los inversores se replanteen la carga de la deuda estadounidense y su sostenibilidad a estos niveles», ya que es muy inusual tener un déficit presupuestario del 8,5% en un periodo no recesivo. Es más, Hornby sospecha que, con el tiempo, «esto aumentará la prima por plazo exigida a los bonos del Tesoro estadounidense y presionará a la baja al dólar».
En cuanto al sentimiento del mercado, la experta espera que esta rebaja de Fitch «sea mucho mejor digerida por los mercados de riesgo que la rebaja de S&P de hace 12 años, que coincidió con una crisis de la deuda soberana europea, fue la primera rebaja desde AAA y se asoció a un posible impago en contraposición a tendencias fundamentales a más largo plazo”.