«Las grandes compañías, capaces de dar la vuelta a una industria, pueden estar en cualquier sitio, y el nuevo Microsoft o Google está ahí, pendiente de ser descubierto. Para encontrarlo, has de estar más pendiente del talento que de la situación», explica el emprendedor Niklas Zennström, en una entrevista realizada en el ámbito del Robeco World Investment Forum.
Zennström dirige ahora la firma de inversión Atomico centrándose en encontrar y ayudar a triunfar a los grandes ganadores de la escena tecnológica del futuro. Zenneström compartía una sesión informativa con el equipo de Private Equity de RobecoSAM, una de las primeras instituciones que invirtió en Atomico.
Zennström sabe lo que dice cuando habla sobre alimentar compañías jóvenes para convertirlas en gigantes globales que valen miles de millones. Se le conoce por ser el co-fundador de Skype, que junto a su socio Janus Friis vendió a eBay in 2005 por 2.500 millones de dólares, para luego recomprarla en 2009, y venderla de nuevo a Microsoft por 8.500 millones de dólares en 2011. Antes de esto, los dos socios habían co-fundado Kazaa, que se convirtió en el software de compartición de archivos más descargado en 2003.
Zennström, sueco de 48 años, ahora se dedica a la búsqueda del nuevo Skype. Quiere encontrar compañías jóvenes del sector tecnológico con modelos de negocio fuertes pero que necesitan el dinero y la experiencia del capital riesgo para expandirse. Las empresas deben estar en el ámbito de Internet y tener un modelo de neogocio probado.
Sin embargo, su norma más importante es que la empresa tiene que estar fuera de Silicon Valley, retando la hegemonía del epicentro tecnológico de EE.UU. que ha generado firmas como Google y Facebook. Se especializa en desarrollar empresas con productos “rompedores” – aquellos capaces de retar y ganar, a las empresas ya establecidas.
Grandes perturbaciones desde lugares pequeños
“Las grandes compañías pueden estar en cualquier sitio – ésta es una de las grandes oportunidades del mundo actual,” comenta Zennström, que mantiene el espíritu empresarial a pesar de no tener ninguna necesidad de seguir trabajando. “Ésta es la principal razón por la que creamos Atomico. Tenemos el firme propósito de ayudar a empresas ajenas a Silicon Valley a desarrollar productos rompedores.”
Skype fue un ejemplo máximo de producto rompedor. Se desarrolló en pequeñas oficinas de países, también pequeños –Estonia, Suecia y Holanda- y se puso al mundo de las telecomunicaciones internacionales por montera ofreciendo al usuario la posibilidad de llamar por teléfono gratis a través de Internet. En la actualidad, Skype representa el 40% del mercado de llamadas internacionales.
“Buscamos empresas de crecimiento ubicadas fuera de Silicon Valley y con ambiciones globales. Así empezó Skype y el éxito puede repetirse”, comenta.
“Hace 10 años, cuando estábamos montando Skype, era muy poco común que un par de suecos, un danés y un estonio trataran de romper con el mercado de telecomunicaciones global. Muy pocas personas creyeron en nosotros, nos veían como a locos”. Su proyecto fue rechazado por 25 inversores, incluyendo una firma muy conocida que les exigía que se trasladaran a Silicon Valley, algo que se negaron a hacer.
“Todas estos comentarios negativos no frenaron nuestro empeño en construir un negocio internacional de éxito – algo que conseguimos”, explica. “Para nosotros, venir de un mercado doméstico pequeño como Suecia fue una ventaja competitiva porque para crecer teníamos que pensar en el mercado global”.
El reto está en encontrar talento global
Desde que se fundara Skype, en Silicon Valley se han creado 30 compañías tecnológicas que actualmente tienen un valor de mercado superior a los 1.000 millones de dólares, pero otras 10 se han fundado en China, y 40 más en otros lugares del mundo.
“Esto nos dice que no tienes que estar allí para crear una gran compañía”, comenta. “De hecho es más probable que la próxima compañía de los mil millones de dólares esté fuera de Silicon Valley. Nuestro reto es encontrarla”.
“La ubicación geográfica es cada vez menos relevante, fundamentalmente por una cuestión de talento”, explica. “El talento está en todas partes – igual que en la música y los deportes, los emprendedores se encuentran en todos los lugares del mundo. Sin embargo, para que florezcan y construyan grandes negocios necesitas estar rodeados de ecosistemas.”
“Históricamente existían barreras significativas para crear compañías tecnológicas grandes. Se necesitaba tener acceso a capacidad de computación, centros de ancho de banda, información y por supuesto, capital. Esto ha cambiado por completo durante la última década.”
“Gracias a Internet, los emprendedores de todo el planeta tienen acceso al mismo nivel de información, estén en Rotterdam o en Sao Paulo. Es el mismo terreno de juego para todos, ahora que existe software abierto y computación en la nube por lo que ya no es necesario acceder a grandes centros de datos.”
Sigue existiendo la barrera del acceso al capital
Sin embargo, según Zennström el acceso al capital sigue siendo una barrera importante para que las compañías nuevas crezcan. La adquisición de conocimiento “no-nativo” también es importante ya que la mayoría de las compañías tecnológicas suelen estar fundadas y dirigidas por ingenieros que carecen de conocimientos empresariales. También hay diferencias culturales entre los diversos mercados y una complejidad creciente según se van firmando contratos más grandes, ante los que una compañía pequeña no sabe cómo actuar.
“Para nosotros esto genera una inmensa oportunidad, puesto que con Skype ya tuvimos que navegar nuestro propio camino para llegar a mercados nuevos y complejos, como el japonés,” explica. “Ahora podemos aportar este conocimiento a las compañías en las que invertimos. No solo proveemos capital: ofrecemos ayuda real y práctica que permite que esas empresas alcancen su pleno potencial.”
Otro de los puntos esenciales de todo proyecto de private equity – la búsqueda de estrategias de salida del capital- también es importante. Atomico consiguió poner en contacto a una de las empresas en las que participa, la fabricante de juegos Supercell, con Gung-ho en China, con lo que entraron en el mercado de juegos chino. Eso llevó a que el inversor japonés Softbank decidera comprar un 50% de Supercell valorando la compañía en 3.000 millones de dólares y convirtiendo a sus fundadores en multimillonarios.
Otro ejemplo es Climate Corporation, otra empresa en la que invierte Atomico que se dedica a la venta de seguros contra incidencias climatológicas para la comunidad agrícola en base a una sofisticada base de datos que recoge las características climatológicas exactas de cada terreno de cultivo. Climate Corporation se vendió por 1.100 millones de dólares a Monsanto, un gigante del sector de agroalimentario que no suele realizar adquisiciones en el sector tecnológico.
“Ninguna de las partes podía haber previsto que algo así iba a ocurrir,” comenta. “Esto demuestra que una buena empresa puede venir de cualquier sitio y también que la salida de una inversión puede proceder de compradores insospechados.”
“Es difícil predecir de dónde saldrá la próxima “gran empresa”, pero lo que es realmente interesante es el encuentro entre el mundo real y el mundo online. En el futuro, ya no será relevante, porque los consumidores comprarán productos de donde sean más baratos, bien online o offline. Será el mismo escaparate en distintos entornos”.