Desde mediados de febrero el sentimiento negativo con el que terminó 2016 dejó paso a una vigorosa recuperación en los mercados financieros. Los mercados de deuda pública y corporativa subieron con fuerza tras el anuncio del paquete de estímulos del BCE, el fuerte rebote de las materias primas y las posturas expansivas de otros grandes bancos centrales del mundo.
En lo que ha resultado ser un año movido, el Flexible Bond Fund de Fidelity consiguió unos niveles de rentabilidad total que superaron a la renta fija pública mundial, aunque no a la renta fija privada mundial.
En la estrategia, co-gestionada por Ian Spreadbury y Tim Foster, la estructura de plazos fue el principal motor de las rentabilidades totales, ya que los rendimientos de renta fija mundial volvieron a caer. La exposición a duración en libras esterlinas y dólares estadounidenses contribuyó decisivamente a la rentabilidad durante los tres primeros trimestres del año, ya que los rendimientos cayeron y las curvas se aplanaron. Las exposiciones a duración en euros, dólares australianos y dólares neozelandeses también contribuyeron a los resultados del periodo.
Duraciones de la estrategia
Sin embargo, explican Spreadbury y Foster este efecto se compensó parcialmente en el último trimestre, cuando el repunte de los tipos de la renta fija mundial lastró las rentabilidades. A pesar de recortar considerablemente la duración en el tercer trimestre, la exposición a duración en dólares estadounidenses fue el principal lastre para las rentabilidades a este respecto, ya que los rendimientos de los bonos del Tesoro de EE.UU. subieron tras conocerse el resultado de las elecciones presidenciales. La exposición a duración en dólares canadienses, australianos y neozelandeses también mermó los resultados en noviembre. Las exposiciones a duración en libras y euros cerraron el año como las dos mayores contribuciones desde el punto de vista de la estructura de plazos, mientras que las exposiciones en dólares estadounidenses y canadienses destacaron en el plano negativo.
“Si bien la deuda pública mundial contribuyó positivamente a las rentabilidades, el sesgo del fondo hacia los bonos corporativos fue beneficioso durante el año, ya que los diferenciales se estrecharon. El posicionamiento conservador en clases de activos, sectores y emisores ayudó a amortiguar el efecto de la ampliación de los diferenciales durante el primer tramo de 2016. En concreto, la reducida exposición al sector financiero ayudó a proteger las rentabilidades durante este periodo. El giro del sentimiento del mercado a partir de mediados de febrero provocó el estrechamiento de los diferenciales de deuda corporativa y, en este sentido, algunas de las clases de activos y sectores de beta alta sobresalieron durante el resto del año”, cuentan los gestores en su último informe de mercado.
Desde la perspectiva de las clases de activos, la exposición táctica a deuda high yield (especialmente estadounidenses) y el peso modesto de la deuda de los mercados emergentes elevaron las rentabilidades. Por sectores, industria básica y energía (principalmente Petrobras) realizaron las mayores contribuciones a las rentabilidades durante el periodo. Servicios públicos, consumo no cíclico, tecnología y comunicaciones terminaron el año como los sectores con las mayores contribuciones positivas. Los títulos de empresas de servicios públicos denominados en libras esterlinas se beneficiaron especialmente cuando el Banco de Inglaterra anunció su programa de compras de bonos corporativos.
El ciclo crediticio y económico está muy avanzado, por lo que el equipo del Flexible Bond Fund de Fidelity quiere permanecer alerta ante señales de cambio en el comportamiento de las empresas. En el Reino Unido y Europa, dicen, probablemente se vea un aumento de las operaciones corporativas, dado que los «espíritus animales» han estado relativamente calmados hasta ahora, a pesar del abaratamiento de la financiación.
Al otro lado del Atlántico, los portfolio managers de Fidelity, creen que persisten las dudas sobre la repatriación de tesorería que podría ocurrir bajo la presidencia de Trump. “Esperamos que este dinero se utilice para financiar acciones negativas para los bonistas, como recompras de acciones y fusiones y adquisiciones, en lugar de amortizar deuda. Sin embargo, esperamos un flujo constante de emisiones corporativas a tipos bajos, lo que ofrecerá oportunidades desde una óptica selectiva este año”.
Sobre las tasas de impago Spreadbury y Foster creen que probablemente permanezcan en niveles bajos. En este sentido los bonos de alta calidad crediticia, con rendimientos en torno al 3% en el Reino Unido y EE.UU., son atractivos desde una óptica relativa.
“Somos cautos en relación con la deuda high yield y la deuda de los mercados emergentes (por los acontecimientos en EE.UU.), y también nos preocupa en cierto modo que las valoraciones en Europa no descuenten plenamente el elevado nivel de incertidumbre política que se recorta en el horizonte este año”, concluyen.