Donald Trump se prepara para firmar una orden ejecutiva que eliminará las limitaciones a la extracción y uso de combustibles fósiles. A pesar de que esta decisión puede ser una de las que tengan un mayor alcance de la administración norteamericana, Wen-Wen Lindroth, analista senior de deuda corporativa de Fidelity, cree que el impacto de este movimiento será relativo.
“El apoyo de Trump a los combustibles fósiles podría no importar mucho. Aunque frenaría ligeramente el crecimiento de las energías renovables, el rumbo del mundo a largo plazo hace tiempo que quedó fijado y está siendo alimentado por el progreso tecnológico”, dice.
Lindroth argumenta esto en función de las cifras: las energías renovables superaron al carbón como la fuente de mayor peso en la nueva capacidad de generación eléctrica mundial en 2015, con más de medio millón de paneles solares instalados cada día. La generación eléctrica a partir de carbón muestra un declive estructural a largo plazo en Estados Unidos y el gas natural es actualmente la fuente de energía más importante del país para generar electricidad.
“Las subvenciones a las energías renovables están integradas en la legislación estadounidense hasta al menos 2020 y este sector es más fuerte en los estados republicanos, que suelen ser los que tienen instalada mayor potencia procedente del viento. Las palas de esas turbinas (y los empleos que generan) harán que cualquier intento político de desmantelarlas fracase”, apunta.
Enorme inversión de China
Por todo esto, el analista de Fidelity cree que lo que realmente está en riesgo a largo plazo en EE.UU. a consecuencia de la posible retirada del apoyo público a las energías verdes es su posición de liderazgo tecnológico en este sector, muy disputada por China, que se está posicionando rápidamente como el líder futuro en este campo.
De hecho, recuerda Lindroth, China ya invierte más de 100.000 millones de dólares al año en energías renovables dentro de sus fronteras (más del doble que EE.UU.) y gasta más que EE.UU. en el extranjero en proyectos como parques eólicos, energía solar y centrales hidroeléctricas, así como en producción de litio para las baterías de los coches eléctricos.
“China invertirá en energías limpias dentro de su territorio la apabullante cifra de 363.000 millones de dólares de aquí a 2020. Es más: el gobierno chino ha frenado la construcción de alrededor de 200 centrales de carbón que estaban previstas. Estas centrales habrían representado alrededor de 105 gigavatios de capacidad de generación, bastante más que la capacidad eléctrica del Reino Unido sumando todas las fuentes”, remata el analista senior de deuda corporativa de Fidelity.