¿De qué estamos hablando cuando hablamos de cambio climático y la transición energética? Gabriel Wilson- Otto, responsable de la estrategia de Inversión Sostenible de Fidelity International, explicó recientemente en un webinar en torno a esta temática que la definición de cambio climático se refiere a los cambios a largo plazo en los patrones climáticos promedio, y añadió hoy que, cuando en la gestora hablan de cambio climático, están hablando concretamente de ”la importancia de la transición energética en términos de mitigar los peores impactos del cambio climático”, así como de su habilidad para presentar soluciones transformacionales no solo mediante el desarrollo de nuevos productos, sino pensando en otras maneras de posicionar fondos ya existentes para hacer partícipes a sus clientes de algunos de estos cambios estructurales.
Wilson-Otto explicó que un enfoque para abordar el cambio climático pasa por verlo como “una combinación de riesgos físicos y riesgos de transición”. En la primera categoría, explica que diversos estudios apuntan a que los riesgos físicos han ido aumentando en los últimos 10 a 20 años tanto en número como en gravedad. De manera paralela, cada vez hay más eventos de esta índole que no cubren las pólizas de este seguro. “Podemos ver esa brecha significativa y en crecimiento, destacando que el impacto económico del cambio climático y el riesgo físico sigue influyendo e impactando a los inversores”, comentó el experto.
Sobre los riesgos de transición – en los que engloba los cambios provocados por la regulación, evolución de políticas, litigios y otros factores que influyen sobre la rentabilidad de la actividad empresarial-, el experto citó un estudio del Banco de Inglaterra en el que se constata que la magnitud del riesgo físico (medido por la cantidad de calentamiento que pueda ocurrir) dependerá del alcance de las intervenciones políticas. Por tanto, observó Wilson-Otto, “podemos observar que, a medida que la intervención política se vuelve más extrema, más se limita el riesgo físico”.
La otra lectura que extrajo el experto es que, a mayor aplicación de estas políticas, mayor potencial para causar cambios “en la ventaja competitiva, la rentabilidad y los resultados para las empresas en las que se ha invertido”, algo que ve como una oportunidad para las propias empresas y los inversores profesionales.
En resumen, el experto abogó por pasar de “una mentalidad de riesgo a una mentalidad de oportunidad”, poniendo como ejemplo del impacto de las políticas de descarbonización el desarrollo de nuevos sectores como el de las baterías y los vehículos eléctricos, “donde ya tenemos tecnología económica que puede ser implementada para impulsar estas soluciones y que está recibiendo cada vez más apoyo político de políticas industriales y acciones industriales, como la IRA en EE. UU.”.
Materias primas: hacia un nuevo superciclo
James Richards, gestor de Fidelity, explicó en el mismo webinar el rol de las materias primas como parte del proceso de transición energética. Richards habló de que la transición hacia el carbono cero va a requerir de múltiples productos básicos que van a alterar las dinámicas de oferta y demanda tal y como las conocemos. “La magnitud de la demanda respecto a la oferta y el desafío logístico que tenemos por delante genera una demanda muy significativa de productos básicos en las próximas décadas. Al mismo tiempo, nunca ha sido tan difícil poner en marcha un nuevo suministro de productos básicos”, anticipó.
Richard explicó que este cambio de dinámica viene fundamentalmente por dos razones. La primera, porque “hacer las cosas de manera sostenible lleva más tiempo que hacerlo como se hacía antes, con un compromiso adecuado con las comunidades, asegurándose de que las cosas se hagan correctamente en términos de biodiversidad”. Y la segunda, porque piensa que nos dirigimos a un periodo en el que van a coincidir una demanda elevada de materiales empleados para la transición con una oferta limitada de los mismos. “Creemos que esto sienta las bases para un superciclo de varios años en una amplia gama de productos básicos afectados”, insistió.
El experto atribuye el incremento de la demanda al hecho de que muchas de las nuevas tecnologías que se están empleando para reemplazar los combustibles fósiles son más intensivas en el uso de materias primas. Pone como ejemplo que un vehículo eléctrico requiere alrededor de “seis veces más minerales que un motor de combustión de carbón”. Siguiendo con este ejemplo, Richards puso como ejemplo al litio, un mercado tradicionalmente pequeño pero que está jugando un rol fundamental para el desarrollo de los vehículos eléctricos, lo que ha catapultado su crecimiento; el gestor piensa que esta tendencia se mantendrá en los próximos 10 a 15 años.
En Fidelity han agrupado las oportunidades de inversión en torno a la transición energética en temáticas, de las cuales Richards explicó que la electrificación es el subtema dominante en la actualidad, al incluir aspectos como la expansión de las energías renovables, la electrificación de la economía o la construcción de redes eléctricas, con impacto sobre materias como el cobre o el aluminio. Un segundo subtema es la tecnología de baterías, que incluye la expansión de los vehículos eléctricos y el almacenamiento de energía e involucra a materias primas como el níquel, el litio o el cobalto.
Los otros subtemas que identificó el experto fueron el transporte innovador– que incluye biocombustibles para el transporte, diésel renovable y combustible de aviación sostenible, y sus cadenas de valor a través de aceites y grasas, entre otros- y el uso sostenible de la tierra y la captura de carbono, que incluye potasa, productos forestales y madera.