Una rápida recopilación: aunque 2022 fue terrible para la renta fija por el impacto del rápido y agresivo ciclo de subidas de tipos de interés, la renta variable tampoco se quedó atrás. Prácticamente todas las bolsas experimentaron pérdidas abultadas, siendo las acciones tecnológicas y el growth en general quienes más sufrieron el castigo de los inversores. De cara a 2023, el panorama se presenta complejo para la renta variable: ¿han corregido lo suficiente las valoraciones? ¿ha cambiado verdaderamente el paradigma de la inflación y, por tanto, hay que revisar el análisis fundamental de las compañías para valorar en qué condiciones están en este nuevo entorno? En definitiva, ¿dónde están las oportunidades? En un evento para inversores profesionales celebrado recientemente en Madrid, Fidelity International presentó una propuesta para invertir este año en acciones de corte value y decididamente contrarian, de la mano del gestor Dmitry Solomakhin.
Solomakhin explicó su estilo de inversión de forma muy concisa: invertir en compañías que hayan perdido el favor del mercado y presenten un desfase significativo en su valoración respecto a sus fundamentales debido a la aparición de preocupaciones cíclicas y/o estructurales, tras realizar un análisis muy concienzudo para evaluar los motivos detrás de ese castigo y obtener una tesis muy sólida, consciente de que el valor podría pasar por baches severos antes de empezar a recuperarse. El gestor tiene tan en cuenta este análisis como la evolución del sentimiento del inversor, ya que “con frecuencia se produce una brecha entre la percepción de los inversores y la realidad”.
Es, en suma, un enfoque de alta convicción, muy paciente y de largo plazo para obtener las rentabilidades esperadas. “Necesitamos mantenernos positivos frente a sesgos negativos muy ruidosos. El inversor contrarian no suele tener una bonita historia para contar”, resumía el gestor, que en otro momento de la conferencia añadió: “Con frecuencia, las historias que no son divertidas son el tipo de historias que mejor me funcionan”.
Solomahkin considera que, a pesar del ajuste que vivieron los mercados bursátiles el año pasado, todavía hay margen para una corrección más profunda. Esto se debe a que la expansión monetaria conducida por los bancos centrales, especialmente para atajar los efectos de la pandemia por covid, habían impulsado las valoraciones hasta niveles muy abultados; tras la corrección desencadenada por el cóctel de subidas de tipos y guerra de Ucrania, el gestor observa que algunas de las burbujas ya han estallado, como el pinchazo de las SPACs, el desplome de las criptomonedas y negocios asociados – como la quiebra multimillonaria de la plataforma FTX– y la fuerte corrección de los valores con sesgo growth, particularmente de los tecnológicos. Aporta un dato: el consenso espera que cerca de la mitad de las compañías que cotizan en el Nasdaq Composite presente pérdidas este año. El gestor admite que se ha producido algo de contracción de los múltiplos, pero al venir de precios que estaban en territorio de burbuja considera que las valoraciones se mantienen elevadas. Pone como ejemplo a las mega caps tecnológicas estadounidenses: incluso después de experimentar pérdidas de doble dígito, siguen presentando un valor en bolsa que supera al del PIB de varios países del mundo.
¿Dónde están las oportunidades?
Siguiendo con esta filosofía contrarian, Solomahkin mostró durante la presentación su entusiasmo por la situación de los valores en China. La renta variable del país, que ha atravesado dos años muy duros por la combinación de regulaciones estrictas sobre diversos sectores de actividad económica, la todavía más estricta política de covid cero y el desplome de su sector inmobiliario, sufrió una severa corrección hasta la reciente reapertura de fronteras que ha dejado, en palabras del gestor, “muchas situaciones especiales con valoraciones atractivas”, de hecho, con valoraciones que en numerosos casos han retrocedido hasta mínimos históricos. En consecuencia, el experto de Fidelity explicó que había dedicado los dos últimos años a construir una posición en China dentro de su fondo, el FAST Global Fund, de modo que ya suponía más de un 15% de toda la cartera.
¿Y qué pasa con el resto de las regiones? Como indicó a lo largo de la presentación, Dmitry Solomakhin considera que, en conjunto, los valores estadounidenses siguen estando caros. En cuanto a Europa, piensa que hay muchos valores que sí cotizan baratos y que esto se debe en gran medida a la debilidad macroeconómica que presenta el continente. Dicho esto, afirmó que la exposición geográfica no era tan importante, sino un buen análisis fundamental, debido a que muchas compañías que cotizan en el parqué europeo en realidad son grandes multinacionales que obtienen fuentes de ingresos diversificadas por países, más allá de su domicilio oficial.
De este modo, la exposición a Europa (incluyendo Reino Unido) supone más del 50% de toda la cartera del fondo. Estas posiciones se desmarcan claramente del índice que toma el gestor por referencia, el MSCI AC World, que sigue dominado por las acciones estadounidenses. Esto explica asimismo que entre el top 10 de valores en cartera – con ponderaciones entre el 3% y cerca del 5%- figuran compañías como Rolls-Royce, Ericsson, Coty, Agnico Eagles Mines o General Electric. Como resultado de esta selección, el fondo ha sido capaz de batir de manera consistente a lo largo del tiempo a su índice de referencia (+257% vs 98% desde 2011) y a la media del sector (150%). “Pagas por el alfa, y por nada más”, concluyó el gestor.