El camino hacia la sostenibilidad puede ser tortuoso: el interés de los inversores es creciente y la regulación es imparable, pero la humanidad va a contrarreloj en la lucha contra la destrucción de los ecosistemas. Solo un par de datos: la fauna en libertad se ha reducido un 70% en los últimos 50 años; según el índice Living Planet, la abundancia de especies en Latinoamérica y el Caribe se ha reducido un 96% desde 1970.
Fidelity International ha organizado recientemente un webinar en torno a la biodiversidad, uno de los retos que más preocupan a la firma por sus repercusiones medioambientales, sociales y económicas. En él, los expertos Jenn-Hui Tan, responsable global de Stewardship e Inversión Sostenible, Gabriel Wilson-Otto, responsable de la estrategia de inversión sostenible y la gestora Velislava Dimitrova han hablado de los retos, de las oportunidades de inversión con impacto y del acercamiento Nature Positive de la firma.
“Nature Positive se refiere a las acciones para revertir la pérdida de la naturaleza. Debe ser un objetivo sistémico para poder alcanzar el cero neto, pero requiere de la colaboración entre compañías y a lo largo de toda la cadena de valor”, afirmó Jenn-Hui Tan.
El experto resaltó en varios momentos de la presentación la importancia clave de comprender el impacto económico que conlleva la destrucción de la biodiversidad y el capital natural (la disponibilidad de recursos naturales renovables y no renovables), así como entender qué relaciones hay entre los distintos impactos. “Depender excesivamente de un ecosistema puede magnificar el impacto”, ejemplificó.
Fidelity ha identificado cinco agentes clave que están acelerando esta pérdida de diversidad y cuantificado el impacto de cada uno: el cambio climático contribuye en un 14%, mientras que los cambios en el uso de tierra y agua de mar cuentan hasta un 30% de todo el impacto negativo. La explotación directa cuenta un 23% del impacto negativo, mientras que la contaminación supone un 14% y la aparición de especies invasoras, el 11% restante.
Riesgos reales
Según cálculos de Fidelity International, hasta un 50% del PIB global tiene una dependencia moderada a alta de la naturaleza, por lo que todos los miembros del webinar resaltaron que la pérdida de biodiversidad conlleva riesgos financieros reales, tanto directos como indirectos: la disrupción de las cadenas de suministro, dado que los tres sectores que más dependen de la naturaleza son agricultura, construcción y alimentación; declive económico, ya que – de mantenerse las dinámicas actuales sin cambios- la pérdida de biodiversidad puede restar unos 10 billones de dólares a la economía mundial de aquí a 2050 (datos de WWF); aparición de nuevas enfermedades, considerando que tres de cada cuatro enfermedades infecciosas en humanos han sido transmitidas por animales; la aceleración del cambio climático, la caída del ritmo de descubrimiento científico como efecto de la deforestación, y la aparición de hambrunas masivas y desnutrición, considerando que un tercio del suministro de comida depende de polinizadores y que un tercio de toda la tierra cultivable del planeta ya se encuentra en condiciones de degradación extrema.
En contraposición, la visión de la firma es que desarrollar estrategias que permitan invertir de manera efectiva y con impacto positivo en el freno de la diversidad aporta rentabilidad y ayuda a cubrirse contra riesgos que hasta ahora el mercado no ha asociado de una manera evidente con la pérdida de los recursos naturales. Los miembros del webinar aportaron varios ejemplos:
- Riesgo de desintermediación: la búsqueda de soluciones para la crisis medioambiental también tendrá un impacto sobre la cadena de suministro: generación de energía, fabricación de plásticos o la fabricación de automóviles de combustión interna son solo tres de las áreas que sufren más potencial de ser disrumpidas. “Las compañías que inviertan en productos que resuelvan la crisis de biodiversidad probablemente ganen cuota de mercado”, afirmaron desde la entidad.
- Riesgos regulatorios: el tsunami regulatorio “verde” ha traído consigo un incremento de los costes de compliance, al obligar a compañías en distintas industrias a realizar fuertes inversiones con las que poder ajustarse a las nuevas normativas.
- Riesgos penales: la segunda derivada del incremento de regulación ha sido el aumento de los litigios de contenido climático. Desde Fidelity International indican que tan solo en EEUU se registraron 1.213 demandas entre 1986 y 2020, más otros 373 casos penales en otros 36 países.
- Riesgos reputacionales: la falta de consideración hacia la biodiversidad puede restar valor y provocar la pérdida de consumidores. Desde la gestora ponen como ejemplo la campaña lanzada en 2010 por Greenpeace contra Kit-Kat, por utilizar aceite de palma procedente de la deforestación de la selva indonesia.
Un compromiso creciente y activo
El acercamiento de la gestora pasa por la inversión en soluciones para frenar la pérdida de la biodiversidad, “probablemente la mayor megatendencia de nuestro tiempo”, en palabras de Jenn-Hui Tan. La firma calcula que se necesitan 700.000 millones de dólares al año en la preservación de la biodiversidad adicionales a lo que ya se está invirtiendo, y estima que se deberían invertir 117 billones de dólares adicionales para desarrollar soluciones centradas en el cambio climático efectivas.
En la firma han identificado una lista de más de 30 soluciones con posibilidad de inversión muy diversificadas por sectores, geografías y empleo de tecnologías que van desde la agricultura eficiente, reciclaje o el tratamiento de aguas hasta la reducción del desperdicio alimentario o la acuicultura. “No son fondos de nicho. Hablamos de compañías que han cambiado o escalado su modelo de negocio para ser más sostenibles”, indicó Velislava Dimitrova. El enfoque de Fidelity se basa en la selección de las compañías con mejores prácticas para su estrategia de inversión en biodiversidad, que fue lanzada el año pasado. Después del lanzamiento en 2022 de su marco de actuación para prevenir la deforestación, la firma está trabajando actualmente en el desarrollo de otro marco de actuación para proteger la biodiversidad.
“Necesitamos empezar a concretar áreas, temas y sectores para crear un marco en el que se puedan identificar las áreas donde sea más fácil empezar a actuar y luego ampliar el foco. El compromiso es una parte esencial de la solución”, sentenció Gabriel Wilson-Otto.