2023 ha empezado con buenos rendimientos para la bolsa, con la brusca reapertura de China después de tres años de estricta política covid cero y con el anuncio por parte de la Reserva Federal y del Banco Central Europeo (BCE) de que planean subir más los tipos de interés. A esto se suma el primer aniversario de la guerra de Ucrania, cuya duración sigue siendo incierta. En este contexto tan complejo, la Encuesta a analistas de Fidelity International muestra que, al menos desde el punto de vista empresarial, el año podría ser más optimista de lo que anticipa el consenso.
“Todos los años desde hace diez, Fidelity International realiza entre los analistas de inversiones que tiene en plantilla un completo cuestionario (al cual en esta ocasión contestaron 152 analistas) con el que recoge cuáles son los ánimos de las empresas que cubren en todo el mundo. Una de las conclusiones principales de este año es que en torno al 60% de los analistas prevén una recesión técnica este año “de la que se saldrá sin grandes complicaciones”, en palabras de Sebastián Velasco, director general de Fidelity para España y Portugal. Otro 60% de los analistas anticipa que, para diciembre de 2023, la economía podría entrar en la fase inicial de un nuevo ciclo expansivo, dando paso a un escenario de recuperación. Una de las lecturas que extraen en la firma es que los analistas esperan un entorno de transición normal, siempre que no surja ningún cisne negro.
Fiona O’Neill, responsable de Iniciativas Estratégicas en el Departamento de Estudios Internacionales sobre Inversiones de Fidelity International, señaló: “Las conclusiones de nuestra encuesta podrían entrar en contradicción con el tono imperante después de un año en el que los golpes asestados por la invasión rusa de Ucrania han coincidido con el fin progresivo de una década de bolsas al alza y dinero barato. Pero desde una perspectiva más amplia, están en consonancia con la lógica económica: a medida que las empresas se ven en el fondo del ciclo, comienzan en pensar en las oportunidades venideras”.
En esta línea más optimista que el consenso, uno de los datos destacados de la Encuesta es que el 74% de los analistas afirma que los consejeros delegados de las empresas que siguen esperan que los beneficios crezcan durante los próximos doce meses. Sin embargo, por sectores se observa una gran dispersión, hasta el punto de que un 50% esperan más bien pérdidas – aquellos que registraron un buen comportamiento en 2022, como energía o materiales básicos- y el otro 50%, ganancias. En este último apartado están los sectores más defensivos, como atención sanitaria, servicios públicos o consumo básico.
Otro dato interesante es que los analistas anticipan que el principal factor que impulsará ese incremento de los beneficios vendrá dado por el crecimiento de la demanda, frente a otros factores como los recortes de costes o la variación en los precios de las materias primas.
Efectos de la inflación sobre el panorama empresarial
No obstante, este escenario tiene que conjugarse con las previsiones que manejan los analistas y la propia gestora sobre la trayectoria de los tipos de interés. La previsión de Fidelity es que Reino Unido y Europa entren en recesión técnica este año, y ve una probabilidad alta de que EE.UU. también entre en recesión, que a juicio de la gestora el mercado no lo está descontando. Además, con los últimos mensajes emitidos por los bancos centrales han revisado su previsión de la trayectoria de los tipos de interés, de modo que ahora creen que el tipo terminal será más elevado de lo que anticipaba y que llegará más tarde de lo previsto por el consenso. Por este motivo, están infraponderados en renta variable y ligeramente sobreponderados en renta fija.
La lectura inmediata que se hace de la prolongación del ciclo de subidas es su impacto sobre los costes de financiación para las empresas. De hecho, de los analistas que respondieron a la encuesta de este año, el 72% espera que se incrementen los costes de financiación “sustancialmente” antes de finales de 2025. Como resultado, los analistas esperan que las tasas de impago se incrementen en todas las regiones salvo en China, que ya afrontó una oleada de impagos el año pasado. Los sectores que podrían verse más afectados serían servicios de comunicación, servicios financieros e industria. “Se va a producir una depuración natural del cambio de ciclo, pero que se verá magnificada por las subidas de tipos de interés”, resume Velasco.
Sin embargo, la Encuesta refleja que, al menos en lo que se refiere al impacto de la inflación sobre los balances, muchas compañías consideran que el pico de las presiones inflacionarias llegará al final del primer trimestre de 2023. Esto se debe a que la previsión general es que los factores que alimentaron la rápida escalada de los precios en 2022- aumento del precio de las materias primas, disrupciones en la cadena de suministro, efecto de las políticas monetarias ultra expansivas y de las políticas fiscales agresivas para paliar el impacto del covid- se irán diluyendo este año. En cambio, el 22% de analistas creen que el pico de la inflación se producirá después de mediados de 2023.
En lo que respecta al componente más “pegajoso” de la inflación, la evolución de los costes laborales, desde Fidelity anticipan que estos seguirán al alza, pero que también se anticipan a una estabilización. Por regiones, creen que en Europa es donde podría verse un mayor incremento de la inflación salarial.
China renace en el año del Conejo
Considerando que los resultados de la Encuesta se obtuvieron en diciembre de 2022, desde Fidelity destacan que los analistas ya habían percibido un entusiasmo creciente de las empresas con China un mes antes de que las autoridades optasen por reabrir el país. La Encuesta refleja la expectativa de que el país ponga más foco en el crecimiento y menos en las estrictas reformas vistas en 2021 y 2022; además, los equipos directivos anticipaban que China será la única región que registrará crecimiento de ingresos, una rentabilidad sobre capitales propios (ROIC) positiva, y que el pico de costes ya se habría alcanzado, por lo que cabría esperar presiones inflacionarias a la baja. “Suponiendo que su apuesta por la reapertura salga adelante, revivirá y las empresas de materiales, servicios públicos y tecnología volverán a activar el modo inversor, empujadas en parte por la transición medioambiental”, concluye Fiona O’Neill.