Ha sido un año difícil, especialmente para las empresas con mayor sensibilidad a los precios de las materias primas y a la electricidad. Pero, según Fidelity International, “ya estamos cerca del suelo del mercado, y una reapertura en China debería ofrecer esperanza a los fabricantes de cara al año que viene”. Desde la firma han pedido su visión sobre las compañías del sector de materiales a Laura Stafford, analista de renta variable emergente basada en Londres.
La experta admite que, en su segmento – está especializada en productores de materiales y en las materias primas que compran y venden-, “ha habido mucha volatilidad”, y que muchos se han visto “atrapados entre el miedo y la codicia”. Se refiere a que, por un lado, “hay mucho temor a una recesión en Europa, a una posible recesión en EE.UU.”, pero que podría ser compensado por “las potenciales subidas si China gestiona con éxito la relajación de sus regulaciones y restricciones en torno al Covid, y lo que esto podría significar para la demanda de materias primas”.
Los productores europeos tendrán que tomar decisiones difíciles
La analista comienza fijándose en las amenazas que acechan a cualquier productor de Europa: “Los precios del gas y la electricidad plantean un problema significativo. Tomemos como ejemplo a los fertilizantes: hemos visto que cerca del 75% de la producción europea se ha suspendido temporalmente y no sabemos cuánto va a volver cuando se restablezca”.
Es una situación similar a la que viven los fabricantes de aluminio, “a no ser que hicieran coberturas de precio”; quienes no lo hayan hecho están experimentando “pérdidas bastante significativas con los precios actuales de la energía”. De todas formas, aunque haya productores que sí tengan cubierto el precio de la energía que utilizan, Stafford alerta de que son contratos que tienen una duración determinada: “En los próximos seis meses y en adelante vamos a ver cómo vencen cada vez más contratos, lo que pondrá a la producción existente bajo todavía más presión”.
La experta puntualiza que el problema no se limita a que los precios sean muy elevados, también afecta al hecho de que “los precios del producto final son muy bajos”. En este contexto, “la perspectiva de una recesión empeora la situación”. “Creo que las empresas tomarán decisiones difíciles con bastante rapidez cuando empiecen a pagar el precio total de la energía”, concluye la analista de Fidelity. En la mayor parte de casos, piensa que los productores “seguirán produciendo a pérdidas”, para ahorrarse los costes adicionales que ocasionaría suspender y retomar la producción.
“En un entorno en el que los precios del aluminio no suben a corto plazo, hay que esperar que la demanda aumente para justificar el mantenimiento de la producción. Pero dado el contexto macroeconómico mundial, es difícil que eso ocurra a corto plazo, lo que significa que, en mi opinión, estos productores tomarán decisiones sobre el cierre [de algunas instalaciones] este año en lugar de más adelante”, añade Stafford. En definitiva, anticipa que la producción de aluminio en Europa será “mucho, mucho más inferior” de lo que ha sido hasta el momento.
¿Hay margen para recibir apoyo gubernamental?
Este escenario planteará dificultades adicionales, dado que el control sobre la producción de materias primas “y que la seguridad sobre el suministro de materias primas se ha convertido en un asunto primordial”. Sin embargo, la analista de Fidelity afirma que, al menos en el Viejo Continente, las autoridades deberán priorizar ciertas necesidades sobre otras: “Actualmente la mayor preocupación es asegurar que haya suficiente energía. Se busca gas de donde se pueda, carbón de donde se pueda, petróleo de donde sea fuera de Rusia. Si tienes mercados con diversas fuentes de suministro a nivel global, entonces probablemente (la producción de acero) no sea algo que se vaya a priorizar. Si quieres mantener abiertas las plantas, entonces se necesitará pagar subsidios”, sentencia.
Aquí viene la siguiente derivada: en un momento en que los gobiernos europeos están intentando bajar la factura de la energía para empresas y consumidores, no queda tanto dinero en el presupuesto para subvencionar otras industrias. “¿Es necesariamente el aluminio el sector al que se va a prestar apoyo? En algunos casos, potencialmente, si se trata de un empleador muy importante en una región. Pero será caso por caso”, resume Stafford.
En este entorno, la pregunta es obligada: ¿quedan oportunidades para los inversores? La experta de Fidelity es muy sincera: “Creo que nos estamos acercando al fondo del ciclo, pero es muy difícil encontrar valoraciones atractivas o donde creo que la renta variable está valorando el escenario correcto. Lo ideal sería algo como lo que estamos viendo en el aluminio, donde el precio de la materia prima está por los suelos, las acciones han bajado sustancialmente y podemos tener la convicción de que en algún momento mejorará el entorno de la demanda. Así que, probablemente, es ahí donde me fijaría en los próximos seis meses”, concluye