Como cada año desde hace 12, Fidelity International ha presentado los resultados de su Encuesta a Analistas -realizada en diciembre de 2021 entre 156 analistas que fueron encuestados sobre las tendencias observadas en las empresas que siguen-. Entre sus principales conclusiones, la encuesta revela el incremento del énfasis en los factores ESG. Las empresas son ahora conscientes de que sus niveles de ingresos y costes están condicionados por su actuación en las cuestiones medioambientales, sociales y de gobierno corporativo.
En ese sentido, en Fidelity International dirigen sus esfuerzos a entender cuál es la actuación en materia ESG de las empresas en las que invierten con el objetivo de seleccionar aquellas empresas que tengan sentido en sus fondos artículo 8 y 9 según la normativa europea SFDR. Fondos por los que los inversores están mostrando una clara preferencia.
Un dato llamativo de la encuesta es la enorme mejora de las empresas chinas en su nivel de interés por los factores ESG con respecto al año pasado. Desde unos niveles muy bajos de compromiso en 2019, en los que apenas el 10% de las empresas seguidas por los analistas ponía énfasis en instaurar y comunicar sus políticas ESG, el 50% de las compañías muestra ahora una preferencia por estos factores a la hora de tomar decisiones. Los analistas han pasado de tener que preguntar a las empresas chinas por sus actuaciones en materia ESG a asistir a campañas de divulgación en las que las firmas presentan sus políticas. Además, las empresas chinas están preguntando a Fidelity International por sus valoraciones ESG en los ratings internos de la gestora, con la intención de realizar mejoras.
Los criterios ESG, que ya formaban parte de las conversaciones de las juntas de accionistas y de los comités de dirección en las economías desarrolladas, son ahora también una consideración en el proceso de la toma de decisiones de las empresas chinas.
Dentro de los factores ESG, el factor medioambiental, y en especial la descarbonización, gana peso con respecto a los factores sociales y de gobierno corporativo. Existen una serie de compromisos adquiridos para conseguir los objetivos de cero emisiones netas fijados en el Acuerdo de París para el año 2050. Sin embargo, cuando se pregunta a los analistas si creen que las empresas que siguen serán capaces de cumplirlos, la respuesta mayoritaria es que tan sólo un 25% de las empresas lo hará en 2030, un 33% en 2040 y un 48% en 2050. Todavía queda mucho recorrido para poder afirmar que las empresas están en el camino correcto para llegar a 2050 con cero emisiones netas y esta situación se explica porque los costes de transición son muy elevados. Tanto los gobiernos, como las empresas y particulares deben realizar una cuantiosa inversión para lograr una reducción en las emisiones de carbono.
En la encuesta de 2021, realizada en diciembre de 2020, menos del 5% de las empresas chinas realizaban una divulgación adecuada sobre los riesgos relacionados con el cambio climático, frente al 25% de la encuesta de 2022. Esta mejora está relacionada con el compromiso de China de alcanzar las cero emisiones en el año 2060. Aunque puede parecer poco probable que las economías occidentales logren sus objetivos en 2050, el carácter autoritario del gobierno chino puede incrementar las posibilidades de que las empresas de su país sí los cumplan.
Evolución de los temas presentes antes de la crisis de Ucrania
En diciembre de 2021, los analistas observaron una mejora en la confianza de las empresas. Sectores como el industrial, la tecnología de la información, el sector de consumo discrecional y la energía mostraban una mayor confianza en la situación económica que hace 12 meses. En aquel momento, los analistas afirmaban que la mayoría de sus empresas se encontraba en la fase de expansión madura del ciclo e incluso en la fase de desaceleración o recesión. Las empresas transmitían la sensación de que lo mejor ya había pasado, convirtiendo el ciclo que comenzó en el último trimestre de 2020 en el ciclo más corto de la historia.
2021 fue especialmente bueno en términos de flujo de caja para las empresas. Este exceso de liquidez fue utilizado por algunas empresas para introducir mejoras de eficiencia y tecnología; por otras, para replantear sus cadenas de suministros y fortalecer su capital y, por último, un grupo de empresas retomaron los procesos de fusiones y adquisiciones que se habían visto paralizados durante algún tiempo. Estos procesos se terminaron de materializar a principios de 2022, como ejemplos Microsoft, Unilever o Lockheed Martin.
Claramente, si los analistas fueran preguntados a fecha de hoy por la fase del ciclo en la que se encuentran las empresas que cubren las respuestas serían mucho más pesimistas que las de diciembre. Se esperaba que la inestabilidad geopolítica se hiciera notar, con elecciones en Francia, Brasil y elecciones legislativas en Estados Unidos. Existía algo de preocupación por las relaciones entre Rusia y Estados Unidos, aunque todavía no se habían iniciado las conversaciones de Biden y Putin de enero y no se conocía que habría una intervención militar en Ucrania. En la actualidad, una situación geopolítica cargada de incertidumbre hace que las empresas descarten o retrasen sus planes de inversión hasta que puedan contar con una mayor visibilidad.
A finales de año, un tercio de los analistas a nivel global creían que las tensiones tendrían un impacto negativo o muy negativo. En las empresas chinas, esta preocupación era mucho mayor. Un dato sorprendente dada la distancia teórica del gigante asiático con respecto a la invasión de Ucrania. Muchas empresas se estaban replanteando mover sus suministros fuera de China, pero en ese momento nada era comparable con la situación actual.
Otra de las principales preocupaciones era la inflación, que en esos momentos se situaba en la mayoría de los países desarrollados en niveles cercanos al 5% o superiores. El debate se centró en el carácter temporal o permanente de esta inflación, sin definir la temporalidad ni los niveles en los que la inflación podría situarse a futuro. La Reserva Federal pasó de negar la inflación a admitir que la inflación no sería transitoria y tendría un carácter estructural.
Desde el verano de 2021, Fidelity International comenzó a ver motivos por los que probablemente la inflación tendría un carácter menos temporal de lo anticipado: la subida del precio en la vivienda de Estados Unidos, de los costes laborales en muchas de las economías desarrolladas, el impacto inflacionista de las medidas de política monetaria y fiscal que se estaban aplicando, los costes de la transición hacia la descarbonización y la disrupción en las cadenas de suministro. En la actualidad, la subida desbocada de los precios de las materias primas, que generan no sólo más inflación sino también agravan el problema de los suministros y mano de obra en términos generales.
La inflación es una mala noticia para las empresas que ven cómo se estrechan los márgenes a menos de que sean capaces de trasladar esas subidas de precios a sus clientes, algo que no siempre pueden hacer. También es un motivo de preocupación para los inversores a los que obliga a descontar los flujos futuros a tasas más altas, reduciendo su valor presente. Pero sobre todo es un factor adverso para los consumidores, en especial aquellos de rentas más bajas, por no contar con formas de diversificar sus fuentes de ingresos frente a la inflación.
Tal vez el único grupo que podría no verse tan afectado por una inflación elevada es el de los gobiernos altamente endeudados. Con unos tipos reales negativos, existe una erosión en el valor de la deuda. Algo que ya sucedió en Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial, cuando la inflación se disparó alcanzando niveles del 17%, mientras que los tipos nominales se mantuvieron en un 2%. Eso permitió que se redujera de forma significativa el fuerte endeudamiento que tenía el Tesoro estadounidense.
Las conversaciones con los inversores
Las conversaciones con los clientes siguen estando relacionadas con una menor visibilidad provocada por el incremento de la incertidumbre. En Fidelity International han realizado un esfuerzo para que los inversores se sintieran cómodos con la calidad y agilidad de la información suministrada por la gestora para facilitar la toma de decisiones. En los primeros días de la escalada de la tensión, no hubo unos reembolsos significativos. Estos no se provocaron hasta el jueves 24 de febrero, cuando se materializaba la invasión cuando muchos inversores optaron por la liquidez para esperar a un mejor momento. Algunos de los clientes institucionales que vendieron en ese momento han reconsiderado su decisión ahora que las valoraciones disminuyeron drásticamente en los mercados emergentes.
Entre los activos refugio que mejor se han comportado se encuentran los bonos ligados a la inflación. También la renta fija asiática, en concreto, la deuda china, había sido un refugio para el inversor. En renta variable se ha dado un efecto contagio, pocos mercados han sido capaces de mostrar resiliencia ante el incremento del riesgo geopolítico. El mercado de renta variable estadounidense con sesgo valor ha sido quizá el mercado que mejor ha soportado la caída.