Este año ha sido uno de los más difíciles de siempre para los inversores, que han visto cómo una guerra provocaba profundos cambios en el entorno geopolítico, entre ellos, cambios perjudiciales para el comercio que han alimentado el discurso de la desglobalización. También hemos visto cómo una inflación persistentemente alta forzaba un abandono acelerado del entorno de tipos bajos anterior que tiñó de rojo los mercados de acciones y bonos. A pesar de estas dificultades, desde Fidelity International observan que recientemente algunos inversores han tratado de marcar un suelo en los mercados, y se han observado episodios de mayor tolerancia al riesgo a medida que los actores del mercado han tratado de sincronizarse con el inicio del próximo movimiento al alza.
Bajo el título “Capeando la policrisis”, la firma ha organizado recientemente una mesa redonda para hablar de perspectivas para 2023 que ha estado moderada por el estratega de mercados de capitales Carsten Roemheld y en la que han participado Salman Ahmed, responsable global de Macroeconomía y Asignación Estratégica de Activos, Steve Ellis, CIO global del área de Renta Fija, y Marty Dropkin, responsable de renta variable para Asia-Pacífico.
¿Qué es la “policrisis”?
El 2022 será recordado como un año plagado de turbulencias y crisis, hasta el punto de que ya se ha empezado a hablar de “policrisis”. Aunque Salman Ahmed destacó que probablemente la dinámica más importante haya sido el endurecimiento monetario de la Reserva Federl (Fed) para frenar la inflación en EE.UU., sostiene que de cara a 2023 “es evidente que gran parte del endurecimiento necesario ya ha tenido lugar”, por lo que ahora “los inversores necesitan considerar cuál será el impacto de este endurecimiento”. Ahmed habló de “un frenazo cíclico en el crecimiento” y de “tensiones en los balances”, en referencia a las potenciales dificultades para refinanciarse que podrían afrontar hogares y empresas por la acumulación de deudas y la subida de los tipos de interés. De hecho, la tesis principal con la que sigue trabajando Fidelity es la materialización de un aterrizaje forzoso (“hard landing”) de la economía estadounidense en 2023 y una situación de recesión en Europa. “En conjunto, apreciamos riesgos bajistas para el crecimiento en los mercados desarrollados, si bien la inflación debería desacelerarse significativamente el próximo año”, sentenció Ahmed.
Ahmed aclaró que “la forma en que los bancos centrales enfriarán la inflación es incrementando el paro”; por tanto, desde Fidelity esperan que “el golpe a la economía real se produzca cuando la tasa de desempleo comience a subir, de ahí la importancia de los datos del mercado laboral en estos momentos”. La previsión de Ahmed es que el desempleo en EE.UU. alcance “al menos el 5,5% este ciclo”, lo que supondrá “una sacudida importante para la demanda y la inflación”.
El viraje de la Fed, cancelado
El responsable global de Macroeconomía de Fidelity también habló del concepto de “viraje de la Fed” (“Fed pivot”), que en su opinión “está cancelado”. Ahmed afirmó que incluso si la Fed dejase de subir los tipos de interés cuando llegue al 5%, pero mantiene ese nivel mientras persiste en su programa de endurecimiento cuantitativo, “eso equivaldría a una postura restrictiva que terminará dañando el crecimiento”. En todo caso, el experto recordó que “la Fed está en modo restrictivo y, por lo tanto, nos encontramos en un nuevo régimen, al menos hasta que el crecimiento gire y la inflación descienda acusadamente”.
Por su parte Steve Ellis, atendiendo a la evolución reciente de los mercados de futuros, comentó que “los inversores esperan que la Fed haga una pausa en el tipo terminal en marzo de 2023”. También afirmó que “los mercados no piensan que los tipos vayan a permanecer en el tipo terminal de la Fed durante mucho tiempo, puesto que ya estamos viendo algunas señales de desaceleración de la inflación”. Paralelamente, Ellis llamó la atención sobre algunos de los indicadores que tradicionalmente han predicho una recesión, como la inversión de la curva a 2-10 años o de la curva a 3 meses-10 años. “Dado que los riesgos recesionistas predominan claramente, el mercado duda de la Fed y afirma que muy probablemente tendrá que flexibilizar su política”, sentenció.
Ellis afirmó que “actualmente, la duración es más atractiva de lo que ha estado casi nunca”, indicando que” las expectativas de inflación a cinco años dentro de cinco años han caído hasta el 2,3%, por lo que siguen estando asentadas y, por lo tanto, la Fed ha hecho su trabajo”. Coincidió con Ahmed en la previsión de que la Fed pueda subir los tipos de interés hasta el entorno del 5% y después pare, y manifestó su expectativa de que “el bono del Tesoro estadounidense a 10 años termine en la región del 3-4%, es decir, un objetivo del 3,5%”, por lo que afirmó que en la gestora “queremos asumir riesgo de tipos de interés aquí, dado que los tipos están por encima de ese nivel actualmente”.
En cuanto a los diferenciales de deuda corporativa, Ellis constata que “todavía no descuentan una recesión”, y que “los bonos investment grade ofrecen un diferencial suficiente, pero los bonos high yield todavía no”, por lo que considera que los activos con mejores perspectivas actualmente son los de alta calidad, “incluidos los bonos en dólares estadounidenses y los bonos investment grade en euros”.
El foco en los beneficios
Por su parte, Marty Dropkin analizó algunas de las claves que ha dejado la última temporada de resultados, que considera que “no ha sido un mal tercer trimestre en absoluto”. En primer lugar, afirmó que “la buena salud de las finanzas del consumidor está dejándose sentir ciertamente en los resultados de las empresas”. Sin embargo, constató que “el mercado no ha perdonado a las empresas que no han alcanzado las previsiones, ni tan siquiera la posibilidad de no alcanzarlas”.
Dicho esto, Dropkin manifestó que “las expectativas de beneficios no se han recortado lo suficiente todavía en este ciclo”, explicando que, durante los últimos doce meses, “gran parte de la caída de las bolsas se ha debido a la duración y sus efectos sobre las valoraciones, pero el mercado estadounidense todavía cotiza en torno a 16 veces los beneficios futuros”. Así, lo que de verdad preocupa al experto ahora mismo son los beneficios y su vínculo con el desempleo: “Las expectativas de beneficios en EE.UU. siguen apuntando a un crecimiento del 6-9% el próximo año, por lo que el margen bajista es enorme”, de ahí que se declare cauto en renta variable estadounidense a comienzos del próximo año.