Si no hacemos nada, en 2100 la temperatura global habrá aumentado cuatro grados, algo que traerá consecuencias desastrosas. El cambio climático tendrá efectos claros sobre el mundo natural que, de manera inevitable, se trasladarán al plano económico. Por ello, como inversores no podemos obviar la transición en nuestras estimaciones.
Para analizar la importancia del cambio climático en la economía y si el impacto que va a suponer es tenido realmente en cuenta por los gestores profesionales del ahorro, Fidelity Internacional ha elaborado un informe titulado “El papel del cambio climático en la macroeconomía y la asignación de activos”, publicado por el Instituto Español de Analistas Financieros (IEAF) a través de sus “Foros de Temas de inversión”.
Las principales conclusiones del estudio apuntan a que el crecimiento medio anual entre 2030 y 2040 del 2% en Estados Unidos que había estimado Fidelity International se quedaría en el 1% si no abordamos el calentamiento global y nos enfrentamos a escenarios severos. En China pasaría del 3% al 1,5%, en los emergentes un crecimiento de en torno al 4% se quedaría ligeramente por encima del 0%. “El daño es mayor en el hemisferio sur y se agranda la brecha entre norte y sur”, ha advertido Sebastián Velasco, director General para España y Portugal de Fidelity International, en la presentación del informe.
“La discrepancia entre las estimaciones de Fidelity International antes y después del stress test pone encima de la mesa la importancia de incorporar perspectivas del cambio climático a la hora de realizar perspectivas económicas e invertir”, añade el experto.
Estas variaciones en el crecimiento de los países tendrán consecuencias en las rentabilidades. De hecho, todas las clases de activos se verán dañadas, la renta fija en menor medida que la renta variable. En este sentido, Velasco destaca el daño que sufrirán los emergentes, donde las rentabilidad esperadas superiores al 6% pasarían a ser negativas. “Si nos enfrentamos al escenario más severo tendremos rentabilidades bajistas a largo plazo”, advierte.
Asimismo, el estudio apunta a que, a medida que las políticas mundiales se pongan en marcha y se materialicen los riesgos de transición asociados con la reducción de las emisiones, el aumento de los precios del carbono plantea un riesgo alcista importante para la inflación durante los próximos años. Así se viene comprobando en España, desde hace casi un año, con la parte del aumento del precio de la energía eléctrica que es atribuible al pago de emisiones de CO2.
Como consecuencia, el experto concluye que el calentamiento global, debido a los cambios en las inversiones, en la regulación, la innovación y en los comportamientos de los actores, es el condicionante más importante para el crecimiento económico y la inversión.
El sector financiero: una palanca clave
Ana Rivero, directora de Inversiones Sostenibles de Santander Wealth Management & Insurance, también insiste en la idea de que si hay algún macroeconomista que no está mirando el cambio climático a la hora de hacer previsiones no lo está haciendo bien.
Además, considera que el sector privado y, en concreto, el financiero, está siendo una palanca clave en la transición, destacando medidas como la de NetZero. “Si nos tuviéramos que fiar de que los movimientos públicos o gubernamentales impulsen al 100% la transición no tendría mucha confianza, pero a través de la canalización del ahorro y la inversión privada puedes hacer buena parte de esa transformación”, apunta.
La regulación también ha jugado un papel importante en el desarrollo de las finanzas verdes. Actualmente, hay mucha actividad regulatoria en curso, como la Taxonomía, SFDR o Green MIFID. Para Rivero, la llegada de estas dos últimas era muy necesaria y les tiene absolutamente ocupados debido al gran trabajo de reestructuración y divulgación que implican.
Sin embargo, insiste en lo cruciales que han sido para que el sector financiero se sentase a tomar decisiones sobre sostenibilidad. Respecto al minorista, Rivero advierte que aún no demanda mucho producto sostenible, pero confía que la llegada de Green MiFID les haga planteárselo.
Mirando a los ganadores del mañana
Añadiendo una nota de optimismo, los expertos han insistido en que la transición también traerá buenas oportunidades de inversión. Según han explicado, muchas de las tecnologías necesarias ya están inventadas y pequeñas compañías las están desarrollando, estos son los llamados early adopters.
“Si te posiciones temprano y bien en este cambio, lógicamente tendrás una mayor competitividad”, apunta Santiago Carbó, catedrático de Economía de la Universidad de Granada y director del Área Financiera y Digitalización de Funcas. Según Rivero, el momento crucial va a ser cuando esas tecnologías estén adaptadas a todos los sectores que las necesiten. Por ello, animan a mirar más allá y no pensar en el corto plazo, apostando por los ganadores de la transición, pero sin olvidarse de acompañar a los que apuestan por adaptarse.
“Muchos gestores de inversiones aún no son conscientes de la importancia de esto y el corto plazo domina muchísimo. De aquí a cinco años las carteras y los índices estarán completamente afectados por la transición”, añade Rivero.
Asimismo, Carbó recuerda la gran oportunidad que llegará con los Fondos Next Generation de la Unión Europea (NGEU). “Están pensados para la digitalización y la sostenibilidad, un empujón que hay que aprovechar bien. El problema que podemos tener es que se focalice solo en grandes empresas, pero hay que apostar por la escalabilidad y el desarrollo de pequeñas empresas también”.
Una cuestión de solidaridad
Parece que ya ha quedado atrás la lucha por defender que el cambio climático era un asunto real y la mayoría de los actores están de acuerdo en la importancia de abordar el asunto. Sin embargo, los esfuerzos que debemos hacer no dejan de tildar la verdad de incómoda, debido a que, hablando en plata: “Hemos sido yonkis de los combustibles fósiles”, apunta José Luis Blasco, director global de Sostenibilidad de Acciona, y el camino para dejar de serlo es doloroso.
En este sentido, el experto invita a que el consenso se produzca en que necesitamos que el cambio se materialice. “Tenemos solo 28 años para conseguir la neutralidad de carbono, cuando en estos momentos no hemos alcanzado el pico”, advierte.
Por su parte, Carbó lamenta la poca solidaridad que existe, tanto interterritorial como intergeneracional. “La visión europea no es compartida con China y tampoco con Estados Unidos. Así como intergeneracional, no estamos dejando una buena herencia”.