Nos encontramos en el último tramo de 2021 y las dificultades están acumulándose. Septiembre terminó siendo el peor mes para muchos mercados desarrollados desde marzo de 2020, cuando se declaró la pandemia. Hasta ahora, según apunta el equipo de inversión en renta variable de Fidelity International, la recuperación ha sido relativamente sólida y constante, pero en estos momentos están confluyendo varios desafíos. La inminente reducción de los estímulos por parte de la Fed, las alteraciones de las cadenas de suministro, la moderación del crecimiento y la inflación, que parece cada vez más persistente y contradice el mensaje de transitoriedad de los bancos centrales, son algunos de estos obstáculos.
El mes pasado desde Fidelity International comentaban cómo las elevadas valoraciones y el entusiasmo del mercado podrían sufrir presiones y convertirse en la causa de los descensos que se vio en septiembre. El S&P 500 ha llegado a perder más de un 5% desde sus máximos y el Nasdaq 100 se ha dejado más de un 7%, por lo que se acerca a territorio de corrección. Las buenas noticias que surjan a partir de ahora podrían generar algunas ganancias y estas ya están llegando con cuentagotas.
Son muy bienvenidos el acuerdo sobre el techo de la deuda en EE.UU., que posterga la cuestión hasta diciembre, las conversaciones previstas entre los presidentes de EE.UU. y China para desatascar las cadenas de suministro y la oferta de tregua de Putin a Europa en relación con el suministro de gas. No obstante, la subida de los rendimientos de los bonos y la desaceleración de los beneficios son fuentes de tensiones y podrían poner presión sobre las acciones infravaloradas y cíclicas para que cerraran la brecha de valoración con las acciones de crecimiento. Estos retos probablemente generen volatilidad. Cabe esperar, pues, un final de 2021 accidentado.
El peor mes desde que se declaró la pandemia
El S&P 500 cerró septiembre con una caída del 4,8%, su peor mes desde marzo de 2020, cuando cayó un 12,5%, y avanza un 14,7% en lo que va de año. El Nasdaq descendió aún más, un 5,7%, y el Russell 2000 se anotó un descenso más moderado del 3,1%. El ascenso de los rendimientos de los bonos ante los planes de reducción de los estímulos de la Fed, la subida de la inflación y la desaceleración del crecimiento lastraron el sentimiento. Las materias primas subieron con fuerza hasta acercarse a los máximos de este año a causa de las restricciones que sufre la oferta y la caída de las reservas, que cada vez van más por detrás de la demanda.
Los volúmenes de los fondos cotizados y los actores sistemáticos (CTA) influyeron decisivamente en los movimientos de los precios en la segunda mitad de septiembre comparado con los inversores en acciones individuales. Los datos de los intermediarios revelan que el posicionamiento de los fondos de inversión libre sigue siendo leve, pero los fondos monetarios tienen mucha munición disponible. Los fondos de inversión se mantienen a la espera, pero podrían dar un paso al frente de cara al arranque de la temporada de resultados a mediados de octubre.
Un vuelco a las expectativas en Europa
La racha de siete meses consecutivos de ganancias de Europa llegó a su fin en septiembre, que se saldó con una caída del 3%. La diferencia entre el mejor y el peor sector fue amplia (energía +4%, minería -6%). Los “ganadores del COVID” se dejaron un 10%. Los activos de riesgo están sufriendo presiones debido a la fuerte recuperación de los valores cíclicos, la inminente reducción de los estímulos de la Fed, unas comparativas exigentes en el segundo semestre de 2021 y la moderación del crecimiento. Durante las últimas semanas, los datos económicos han defraudado las expectativas, el ciclo de revisión al alza de los beneficios se ha estancado, las revisiones netas de los analistas han pasado a ser negativas y el mercado se anotó su primer retroceso del 5%.
La dinámica positiva que han mostrado este año los flujos de entrada en renta variable se detuvo en el tercer trimestre y a finales de septiembre se produjo la mayor salida de capitales de todo el año. Las expectativas han dado un vuelco con respecto al primer semestre de 2021: ahora, la sorpresa sería un conjunto de crecimientos de los beneficios superiores a las expectativas en lugar de inferiores. El calendario de OPV sigue estando cargado y este año el volumen total de emisiones de acciones asciende a 1,2 billones de dólares. Europa mantuvo el tipo y protagonizó alrededor del 20% de ese volumen, que equivale a 230.000 millones de dólares y constituye el nivel más alto desde 2014. En Europa, las captaciones de capitales privados siguen batiendo récords.
China tira a la baja de Asia
El índice MSCI Asia Pacific ex Japón se dejó un 4,3%, por lo que estuvo en sintonía con los índices mundiales y de los mercados emergentes. Hong Kong/China, Tailandia y Corea se anotaron las peores evoluciones de la región. En Hong Kong, la mitad de la caída del 18% que registró el índice Hang Seng China Enterprise durante el tercer trimestre corresponde a Alibaba, Kuaishou, Meituan y Tencent. En China, la desaceleración de las ventas de inmuebles y los cortes del suministro eléctrico dañaron la producción de materiales clave, como el acero, el cemento, el aluminio y los productos químicos. Pekín también elevó la intensidad de sus intervenciones; así, el Consejo de Estado se comprometió a “estabilizar los precios de las materias primas con actuaciones en el mercado”. Los riesgos bajistas han aumentado en China en un contexto de desaceleración de la actividad y preocupación creciente por los posibles efectos negativos sobre el crecimiento derivados de las recientes políticas de las autoridades. Los problemas de deuda de Evergrande desataron las dudas de los inversores internacionales sobre los riesgos de contagio, aunque los inversores nacionales se mostraron menos preocupados; así, el índice de acciones A de inmobiliarias subió un 5% en septiembre, mientras que sus homólogas cotizadas en Hong Kong perdieron un 4%.
Estados Unidos: se quiebra la racha ganadora
La bolsa estadounidense cayó en septiembre, rompiendo así con su racha ganadora de varios meses. Una sucesión de datos económicos decepcionantes, el bloqueo en el Congreso en torno al programa de inversión de Biden y la crisis de liquidez de la promotora residencial china Evergrande lastraron el sentimiento. A pesar de que el Senado aprobó el programa de infraestructuras a mediados de agosto gracias a un acuerdo de los dos partidos, este sigue atascado en la Cámara de Representantes y amenaza con un posible cierre de la administración. En el plano positivo, los mercados reaccionaron positivamente después de que la Reserva Federal aclarara el calendario de la reducción de las compras de activos y las subidas de los tipos de interés.
Todos los grandes sectores cayeron, excepto la energía. Las acciones baratas superaron ampliamente a las de crecimiento y calidad, mientras que los valores de pequeña capitalización batieron levemente a los de mediana y gran capitalización.
Gran decepción en el empleo
Los pobres datos de empleo de agosto, la inquietud por la desaceleración del crecimiento y la subida de la inflación subyacente agravaron los miedos de los inversores. Los datos del Departamento de Trabajo mostraron que la economía generó tan solo 235.000 nuevos puestos de trabajo en agosto, muy por debajo de los 720.000 previstos. El dato de agosto es el más bajo desde enero. El índice subyacente de gasto de consumo personal (PCE) subió un 3,6% en el periodo de doce meses cerrado en agosto. En septiembre, el PMI cayó ligeramente con respecto a agosto, hasta el 60,7. Las perturbaciones de las cadenas de suministro se agravaron, ya que la persistente escasez lastró la producción.
Las señales dispares de los datos de empleo complican la acción de la Fed
La ralentización del empleo pone de relieve una pausa en la contratación por parte de las empresas ante el deterioro de la demanda y la incertidumbre, mientras que los trabajadores se mantuvieron fuera del mercado debido a las dudas en torno al COVID. Sin embargo, la tasa de paro descendió, los datos de empleo no agrícola de los dos meses anteriores registraron importantes revisiones al alza y el crecimiento de los salarios está acelerando. Además, los datos de empleo de agosto han sido volátiles históricamente y a menudo han sufrido revisiones considerables. Las ofertas de empleo también marcaron máximos en julio, lo que apunta a una persistente falta de personal. Las empresas están tratando de volver a contratar, pero los trabajadores siguen preocupados por el coronavirus y la disponibilidad de cuidados infantiles y las generosas ayudas que ha traído la pandemia les han dado tiempo para esperar y tratar de encontrar mejores empleos.
A pesar de los dispares datos laborales, la creación de empleo de agosto se consideró un revés y reavivó las dudas sobre la recuperación. Las expectativas de consenso relativas al crecimiento del tercer trimestre están moderándose a la vista de la pandemia, la escasez de materias primas y la inflación, que cada vez parece menos transitoria. La Fed, que está sopesando sus opciones en relación con la reducción de los estímulos, ha sido coherente con su discurso de tolerar una inflación más alta para conseguir sus objetivos de empleo. Estos datos del mercado laboral y el aumento de la inflación complican sus decisiones.
Europa: las perspectivas de endurecimiento de la política del BCE hacen mella en Europa
La renta variable europea cerró en números rojos en septiembre: la subida de los rendimientos de los bonos y las expectativas de endurecimiento monetario espolearon el rechazo al riesgo. La nueva fase de debilidad a cuenta de la posible quiebra de Evergrande, junto con la incertidumbre en torno al resultado de las elecciones alemanas, reforzó el sentimiento de cautela. Partiendo de una evaluación conjunta de las condiciones de financiación y las perspectivas de inflación, el BCE decidió que podían mantenerse unas condiciones de financiación favorables con un ritmo de compras netas de activos moderadamente más bajo que en los dos trimestres anteriores. Los inversores habían expresado su preocupación tras la lectura de inflación del 3% que dejó agosto. Sin embargo, la presidenta del BCE Christine Lagarde lanzó un mensaje de cautela para después ceñirse al discurso de la inflación transitoria y atribuir el aumento de la inflación al rebote de los precios de la energía y las fricciones de las cadenas de suministro.
Parece que la actividad tocó techo en el segundo trimestre
La actividad económica de la zona euro se frenó, lo que indica que la demanda tocó techo en el segundo trimestre, que las cadenas de suministro sufrieron presiones y que aumentó la preocupación por la variante delta. Tanto las manufacturas como los servicios registraron una desaceleración, lo que tiró con fuerza a la baja del PMI preliminar hasta el 56,1 en septiembre, frente al 59,0 de agosto. Las tensiones en las cadenas de suministro están dañando las manufacturas, mientras que la pandemia está reduciendo las exportaciones del sector servicios.
El sector industrial europeo se enfrenta a una recesión invernal
Los precios récord del gas, la electricidad y el carbono en Europa están lastrando principalmente a las industrias de pequeño y mediano tamaño, que tienen menos opciones de protegerse financieramente y están más expuestas a la volatilidad. Se espera que el encarecimiento de los combustibles refuerce las presiones inflacionistas, que podrían dar lugar a una contracción del sector industrial europeo este invierno. Los hogares y las empresas están acusando directamente las alzas de los precios de la energía a través del aumento de los precios minoristas del gas e indirectamente a través de las alzas de los precios de la electricidad. Los aumentos de precios sustanciales y sostenidos suponen que las facturas eléctricas de los consumidores podrían subir un total de 150.000 millones de euros de acuerdo con el laboratorio de ideas Bruegel (si los precios actuales del gas se mantienen durante 12 meses). Eso asestaría un golpe importante al consumo.
A escala de la UE, se han adaptado medidas como los precios máximos y las intervenciones en el mercado, pero los estados miembros también han pedido a la Comisión que elabore unas directrices comunes para gestionar la crisis. Los estados están aprovechando la relajación de las reglas fiscales de la UE para suavizar las presiones de los costes energéticos, pero el gasto adicional incrementará la deuda o reducirá los presupuestos para la recuperación frente al COVID. De cualquier manera, el aumento de los precios de la energía va a plantear obstáculos para la recuperación europea en el último trimestre de 2021.
Asia-Pacífico menos Japón: China tira a la baja de Asia
La renta variable de Asia-Pacífico menos Japón cedió terreno en septiembre ante las preocupaciones que suscitan la inestable situación del COVID y el deterioro del sentimiento en torno a China. Todos los sectores, menos energía y servicios públicos, cerraron en números rojos. Las acciones de crecimiento batieron a las infravaloradas. Los problemas de deuda de Evergrande y su posible contagio desataron una oleada de ventas en las promotoras inmobiliarias, los bancos y los sectores relacionados. Además, los problemas de suministro eléctrico que sufre China y los posibles efectos secundarios sobre otros países asiáticos pusieron nerviosos a los mercados. Para calmar los ánimos, el banco central chino realizó importantes inyecciones de liquidez en los mercados financieros. La bolsa de Hong Kong cayó tras la estela de los mercados chinos y las acciones coreanas cedieron por el miedo a las consecuencias de la crisis inmobiliaria china. La renta variable australiana retrocedió por el miedo a que una desaceleración de la demanda china dañe al sector de los materiales, principalmente a las empresas extractoras de mineral de hierro.
Los problemas con el virus sacuden Tailandia y Malasia; India brilla
El fuerte repunte de los casos nacionales de COVID perjudicó a los mercados. La rápida propagación de la variante delta podría retrasar la recuperación económica y eso lastró las bolsas de Tailandia y Malasia. India se benefició del hecho de que el virus parece estar cada vez más controlado. La mejora del acceso a las vacunas y el favorable entorno macroeconómico están dando apoyo a la renta variable india, que ha batido a los mercados asiáticos por quinto mes consecutivo.
Indonesia se apunta el mayor superávit comercial de su historia
Las exportaciones indonesias ascendieron hasta un volumen récord de 21.400 millones de dólares en agosto, un 64,1% más que el año anterior ante el fuerte repunte del suministro de materias primas. Su superávit comercial de agosto fue de 4.700 millones de dólares, el dato mensual más grande de su historia y el doble que en el mismo periodo del año anterior. Este auge de las exportaciones se debió principalmente al aumento de los precios de las materias primas, especialmente el carbón y el aceite de palma, las principales exportaciones de Indonesia. En el caso de que los precios de las materias primas se mantengan en niveles elevados durante los próximos meses, las exportaciones podrían mantener su expansión y sostener el superávit comercial en niveles elevados.
Un persistente rasgo de Indonesia durante la última década ha sido su contumaz déficit por cuenta corriente. La subida de los tipos en EE.UU. antes de la pandemia y la fortaleza del dólar pusieron más presiones sobre el saldo por cuenta corriente por la vía de las salidas de capitales, lo que, a su vez, supuso un lastre para la bolsa.
Sin embargo, Indonesia está perfilándose como un mercado atractivo para los inversores internacionales. Su favorable perfil demográfico, la reducción de los casos de COVID, la transición de la vieja a la nueva economía y las bajas valoraciones lo convierten en un mercado interesante y ha captado la atención de los inversores, que tradicionalmente se han interesado más por las tendencias de crecimiento del norte de Asia.
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