La renta variable estadounidense registró nuevos máximos y demostró cierto grado de ajuste ante la subida de los rendimientos de los bonos y algo de fe en los bancos centrales, ya que los rendimientos a corto plazo mostraron contención. No obstante, según apunta Romain Boscher, CIO Global de renta variable en Fidelity International, los inversores no deben bajar la guardia.
A corto plazo, el panorama parece halagüeño. Se prevé que los beneficios se disparen este año, las vacunas están haciendo su trabajo a la hora de frenar las tasas de contagios y la liquidez es abundante. El VIX, un indicador de la volatilidad en el S&P 500, ha caído por debajo de 20 por primera vez desde el comienzo de la pandemia.
Sin embargo, el nivel sin precedentes de gasto público es una cura que no está exenta de riesgos y los bancos centrales están atrapados en un régimen de tipos bajos por miedo a desencadenar oleadas de impagos a la vista de la montaña de deuda que existe en el sistema financiero. Eso está sentando las bases para los excesos futuros.
La vacuna tampoco es una panacea. Se dan casi por seguras nuevas mutaciones del virus y varios países están enfrentándose a la tercera y cuarta ola del virus. Con menos del 2,5% de la población mundial inmunizada, cabe esperar que el COVID se quede con nosotros no ya meses, sino años. A medida que los inversores van desplazando su atención hacia otras inquietudes, como la deuda, la inflación, los desequilibrios presupuestarios y las tensiones con China, esperamos fases de agitación. En el cómputo global, los riesgos a corto plazo para la renta variable están orientados al alza, pero el viaje no va a ser tranquilo.
Nuevos máximos de las bolsas y aluvión de salidas a bolsa de SPAC
El S&P 500 cerró el mes de marzo con una subida del 4,2% y registró un nuevo máximo histórico a pesar de que los tipos de la deuda pública estadounidense siguieron subiendo. El bono del Tesoro de Estados Unidos a diez años superó la barrera del 1,7% y cerró el mes con una subida de 35 puntos básicos.
Las acciones de crecimiento y beneficiarias de los confinamientos se vendieron para financiar compras de acciones infravaloradas y beneficiarias de la reapertura en un momento en el que los programas de vacunación están cobrando impulso. Así, las apuestas a largo plazo por las acciones infravaloradas batieron al crecimiento a largo plazo por un 13,5%.
Durante el primer trimestre se registró un volumen récord de emisiones de 226.000 millones de dólares, por encima del anterior máximo de 174.000 millones de dólares fijado en el segundo trimestre de 2020. Tal vez más sorprendente fue el fuerte interés generado por los vehículos SPAC. Un total de 278 SPAC fueron admitidos a negociación y recaudaron 90.000 millones de dólares, más que en todo 2020, frente a los 26.000 millones de las salidas a bolsa tradicionales. El posicionamiento de los inversores es positivo, a juzgar por la impresionante capacidad del mercado para absorber el nuevo papel, las ventas por motivos fiscales y varias grandes operaciones en bloques.
Ahora los inversores estarán atentos al plan de inversión en infraestructuras y las reformas fiscales del presidente estadounidense Biden, así como las lecturas de inflación. El descenso de la volatilidad (el VIX se situó por debajo de 20) debería estimular la demanda de los fondos sistemáticos.
Europa supera a Estados Unidos
En Europa, el Stoxx 600 avanzó un 6,1%, con lo que superó a la bolsa estadounidense y colocó en el 8,3% las ganancias acumuladas en el año. El mercado puso la vista más allá del aumento de los contagios, aunque las aguas estuvieron revueltas y los movimientos reales se dieron bajo la superficie, con giros en las temáticas casi todo los días. Los datos de la industria de fondos a finales de marzo se anotaron la mayor captación semanal de flujos en Europa desde comienzos de febrero. Las salidas que se registraban desde comienzos de año se han compensado ya en su totalidad.
El mes se cerró al alza y la atención giró en torno a la aprobación del plan de estímulos presupuestarios por parte del Congreso estadounidense, los buenos datos de los PMI europeos y la leve aceleración de los programas de vacunación. Los valores expuestos a la reflación, las vacunas y el ciclo mostraron un buen comportamiento.
La automoción fue el sector más destacado con una subida del 17%, animada por unas valoraciones bajas, la reducción de las tensiones comerciales entre Estados Unidos y Europa y el creciente interés en la temática de los vehículos eléctricos/sostenibilidad.
Los bancos lo hicieron bien en bolsa a la vista de la demanda de los inversores institucionales y los fondos de inversión libre después de que el BCE apuntara a una aceleración de las compras de bonos en el marco del programa PEPP, pero el conjunto del sector financiero se vio lastrado por el gran descenso de LSE, tras una colocación por valor de 1.000 millones de dólares, y Credit Suisse, por las consecuencias de la liquidación de Archegos.
El endurecimiento monetario en China y las inquietudes geopolíticas perjudican a Asia
En Asia, la historia fue muy diferente a Europa y Estados Unidos. El endurecimiento monetario en China, que dio lugar a un descenso de la operativa con margen, y el deterioro del panorama geopolítico tras una polémica reunión entre la administración Biden y sus homólogos chinos, provocaron que el índice MSCI Asia ex Japan se dejara un 4,3%.
En Fidelity International también observaron una volatilidad significativa en los ADR asiáticos después de una serie de operaciones en bloques en valores tecnológicos chinos concretos. Estos valores estarán bajo la lupa durante el segundo trimestre ante las mayores probabilidades de que sean excluidos de la bolsa y se les aplique un control más estricto en sus países.
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