Las diferencias entre la regulación de la inversión sostenible en EE.UU. y Europa son considerables. Mientras que Europa está introduciendo nuevas normas para impedir el marketing verde engañoso o greenwashing, las leyes estadounidenses han puesto límites a las inversiones sostenibles de los fondos de pensiones. Sin embargo, según indica Matthew Jennings, director de inversiones en Fidelity International, los nuevos líderes políticos podrían dar un vuelco al marco normativo y crear un incentivo adicional para que los inversores y empresas estadounidenses integren la sostenibilidad en sus modelos de negocio.
Europa presenta un porcentaje mayor de empresas consideradas “líderes en sostenibilidad” que EE.UU., de acuerdo con el sistema propio de calificaciones de sostenibilidad de Fidelity International. Las razones para ello son complejas y están incerconectadas: cultura, estructura del mercado y entorno jurídico y normativo. Desde hace algunos años, la Unión Europea ha sacado adelante reglamentos para fomentar los comportamientos sostenibles de las empresas cotizadas y, con ello, la inversión sostenible. Por el contrario, la administración Trump intentó limitarla.
El énfasis de Europa en los factores medioambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG, por sus iniciales en inglés) ha convertido al viejo continente en el epicentro mundial de la inversión sostenible (gráfico 2). Sin embargo, el golpe de timón que traerá esta nueva administración Biden podría abrir las compuertas de la inversión sostenible en la mayor economía del mundo.
Cambiar los planteamientos de los reguladores
En EE.UU., la regulación actual parte de la base de que mejorar las características de sostenibilidad de una empresa o cartera va en detrimento de las rentabilidades ajustadas al riesgo. Un ejemplo es la nueva norma del Departamento de Trabajo denominada “Factores financieros a la hora de seleccionar las inversiones de los planes de pensiones”. Vigente desde el 12 de enero de este año, impide que los fondos con un mandato de sostenibilidad sean la opción predeterminada para los planes de jubilación de prestación definida. Esta prohibición se extiende a cualquier fondo que excluya determinadas áreas o utilice factores “no pecuniarios” en su proceso de toma de decisiones (1).
Lo cierto es que las consideraciones ESG no financieras han demostrado de forma cada vez más clara que mejoran las rentabilidades financieras a largo plazo (2). Además, un estudio de Fidelity pone de relieve que las empresas con calificaciones ESG elevadas batieron a las que tenían calificaciones más bajas durante 2020, tanto durante el hundimiento provocado por el coronavirus como cuando los mercados empezaron a recuperarse. La nueva administración estadounidense tiene la oportunidad de poner en consonancia sus normas con el creciente corpus de estudios que cuestionan los planteamientos de sus legisladores y reguladores.
Divulgación normalizada y lucha contra el marketing verde engañoso
Actualmente, las empresas estadounidenses únicamente tienen que informar sobre lo que la dirección considera que son factores ESG con relevancia financiera. Esto significa que la información divulgada varía considerablemente, incluso entre empresas pertenecientes a sectores similares. Algunos inversores estadounidenses llevaban tiempo esperando que la Comisión de Valores y Bolsa (SEC) normalizase la información sobre sostenibilidad que divulgan las empresas estadounidenses en una revisión reciente de la norma S-K, que define los requisitos de información de las comunicaciones oficiales a la SEC. En lugar de eso, la SEC confirmó el marco existente.
Por el contrario, a este lado del Atlántico los reguladores están actuando. La UE planea introducir el Reglamento de divulgación de información financiera sobre sostenibilidad (SFDR), que obliga a las gestoras de inversiones a publicar informes específicos y detallados sobre cómo incorporan los factores ESG a sus decisiones de inversión, tanto a escala de la compañía como de los fondos, incluidos los posibles “impactos adversos” que eso podría causar. Se trata de un texto normativo que plantea dificultades a las gestoras de inversiones, pero mejorará la comparabilidad de los fondos en el mercado y reducirá el riesgo de que se etiquete como sostenible algo que no lo es. También debería impulsar la demanda de fondos con mayores niveles de integración de factores ESG e incentivar a los rezagados a mejorar.
Las iniciativas en materia de sostenibilidad de Fidelity International están cobrando impulso en Europa. El gobierno británico anunció en noviembre que las empresas, los fondos de pensiones y las gestoras de inversiones tendrán que publicar informes acordes con el Grupo de Trabajo sobre Divulgación de Información Financiera relacionada con el Clima antes de 2025. También señaló que realizaría su primera emisión de deuda pública verde en 2021, junto con una taxonomía verde. Lo anterior se suma al anuncio que realizó el Banco Central Europeo el pasado verano, cuando indicó que incluiría los bonos verdes en su programa de compra de activos.
La revolución ESG no se producirá de la noche a la mañana, pero será significativa para los inversores El presidente Biden cuenta con políticas ambiciosas en materia climática que reciben un apoyo tácito de la Reserva Federal, que recientemente se unió a la iniciativa Network for Greening the Financial System, formada por bancos centrales de todo el mundo. Serán necesarios cambios normativos en materia de medio ambiente, sociedad y gobierno corporativo para impulsarlo. Estos no se producirán de un día para otro, pero lo cierto es que un Senado controlado por los Demócratas (aunque con una exigua mayoría) aumenta las probabilidades de que se nombren más candidatos progresistas para puestos legislativos y regulatorios clave, incluida la presidencia de la SEC.
Estos cambios tendrían implicaciones de consideración para la inversión. Ya se observan las primeras señales de que la implantación del SFRD europeo está aumentando la demanda de estrategias que integren plenamente la dimensión ESG. Si en EE.UU. arraiga una tendencia similar, aumentará el conjunto de capitales a disposición de las empresas más sostenibles (3), lo que creará nuevos incentivos para que las empresas y los inversores coloquen las consideraciones sociales y medioambientales en el centro de su toma de decisiones.
Anotaciones:
(1) Fuente: https://www.govinfo.gov/content/pkg/FR-2020-11-13/pdf/2020-24515.pdf;
https://www.federalregister.gov/documents/2020/06/30/2020-13705/financial-factors-in-selecting-plan-investments
(2) Fuente: MSCI 2017: Has ESG affected stock performance? – MSCI; ESG and financial performance: Aggregated evidence
from more than 2000 empirical studies, Journal of Sustainable Finance, octubre de 2015 (Friede, Busche y Bassen)
(3) Fuente: ESG Funds Assets Hit £800 Billion | Morningstar
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