La renta variable mundial avanzó en diciembre ante la distensión que experimentó el conflicto comercial entre EE.UU. y China. Los dos países anunciaron un acuerdo comercial de “fase uno” a comienzos de mes, rebajando así la tensión acumulada durante los 18 meses que suma ya esta guerra comercial que ha puesto nerviosos a los mercados financieros y dañado el clima económico mundial.
Según informa Fidelity International en su informe mensual de renta variable, la bolsa estadounidense cerró el año con fuerza, debido principalmente a las perspectivas económicas más halagüeñas, mientras que los mercados también acogieron favorablemente la política monetaria expansiva de la Reserva Federal de EE.UU.
La renta variable europea dio muestras de fortaleza ante el descenso de la incertidumbre política tras el resultado de las elecciones británicas. Sin embargo, se detecta cierta cautela después de que el primer ministro Boris Johnson señalara que planea dejar atrás las disposiciones transitorias para el Brexit (que se activó el 31 de enero con la salida formal del Reino Unido de la UE) a finales de 2020, sin prórrogas para resolver detalles, lo que planteó la posibilidad de un Brexit sin acuerdo. En esta coyuntura, los mercados británicos prosiguieron su ascenso.
La bolsa japonesa subió por cuarto mes consecutivo. El mercado avanzó impulsado por el paquete de estímulos presupuestarios de 120.000 millones de dólares (13 billones de yenes) anunciado por el primer ministro Shinzo Abe a comienzos de diciembre. Esta iniciativa debería ayudar a la tercera economía mundial a dejar atrás los efectos de las recientes catástrofes naturales.
La percepción de la bolsa china mejoró tras la tregua parcial alcanzada entre EE.UU. y China. Los mercados emergentes también avanzaron, con Latinoamérica a la cabeza, seguida de los países emergentes de Asia. Desde una perspectiva trimestral, los riesgos geopolíticos que dominaron los mercados durante gran parte de 2019 se difuminaron en el cuarto trimestre, lo que tiró al alza de las bolsas mundiales.
El valor de la renta variable mundial se incrementó 17 en billones de dólares en 2019
Las bolsas mundiales vivieron una buena racha en 2019 y se revalorizaron 17 billones de dólares en total. El valor de la renta variable mundial comenzó el año ligeramente por debajo de 70 billones de dólares, pero ahora ha superado los 85 billones de dólares.
Al buen año en las bolsas contribuyeron la política monetaria expansiva y los acontecimientos en la esfera política internacional. Los bancos centrales de todo el mundo han adoptado un enfoque más expansivo, lo que ha propulsado a los mercados. El protagonista del gran ascenso de los mercados mundiales ha sido EE.UU. La racha alcista de la bolsa estadounidense ha sido generalizada, de tal modo que el Dow Jones Industrial Average y el Russell 2000 subieron más de un 20% en 2019. Algunas de las empresas más valiosas vivieron un gran año, como les ocurrió a Apple y Facebook, que avanzaron un 80% y un 57%, respectivamente.
Visión de los analistas de Fidelity:
La política monetaria y presupuestaria en EE.UU. y China en 2019 fue suficiente para conseguir un aterrizaje suave en las dos mayores economías del planeta. En el caso concreto de EE.UU., el mercado laboral y el consumo privado aguantaron y ofrecieron un empuje sólido. Por su parte, Europa y los mercados emergentes emiten señales de estar recuperándose de la recesión del sector industrial/manufacturero de 2018/2019, provocada en primera instancia por la reducción del apalancamiento que inició China en 2017 y agravada posteriormente por la guerra comercial entre EE.UU. y China y otras disputas comerciales (Japón-Corea, Reino Unido-Europa, etc.).
No obstante, en Fidelity International mantienen cierta cautela, dado que: 2020 será un año de estabilización, más que de aceleración hacia una expansión mundial sólida; la recuperación del sector industrial/manufacturero sigue siendo incipiente y frágil; algunos segmentos de los mercados financieros están sobrevalorados, en la opinión de Fidelity International; persiste un alto grado de riesgo interno y geopolítico; y aunque esta coyuntura de final de ciclo parece que durará otro año más, lo que es seguro es que la dinámica es de final de ciclo, algo que se observa, por ejemplo, en el liderazgo del consumo.
Renta variable de Estados Unidos
La renta variable estadounidense registró un comportamiento positivo en diciembre, debido principalmente a unas perspectivas económicas más halagüeñas tras alcanzarse la “fase uno” del acuerdo comercial entre EE.UU. y China. Los mercados también recibieron un espaldarazo procedente de la política monetaria expansiva de la Reserva Federal de EE.UU. (Fed). La entidad mantuvo los tipos sin cambios en una decisión unánime adoptada durante su reunión de diciembre, lo que indica que no tocará los tipos de interés durante todo el 2020, aunque permanecerá atenta a las disputas comerciales y los datos económicos.
La política estadounidense (proceso de destitución del presidente) estuvo de plena actualidad durante el mes, pero el efecto sobre los mercados ha sido escaso hasta ahora, ya que las probabilidades de que Trump sea destituido por el Senado son abrumadoramente bajas. El consumo estadounidense sigue aguantando y guarda una correlación cada vez mayor con el estado de la economía. En general, el rally de diciembre en los mercados tuvo una base amplia y el sector industrial fue el único que cerró en números rojos. Los valores del sector energético fueron los que mejor se comportaron después de que los inversores, atraídos por las atractivas valoraciones relativas, redujeran sus grandes infraponderaciones. Las acciones de crecimiento batieron a sus homólogas infravaloradas.
Desde una perspectiva macroeconómica, EE.UU. continúa avanzando gracias a la buena salud del mercado laboral y las condiciones financieras expansivas, que siguen dando apoyo al consumo, aunque se ha registrado cierta moderación en el gasto tras la buena racha desde comienzos de año. El dato preliminar de diciembre del índice de directores de compras (PMI) del sector manufacturero de IHS Markit sugiere una dinámica positiva en la actividad desde finales del verano, pero otras encuestas arrojan luces y sombras.
La política de la Fed es clave para unos EE.UU. en modo “final de ciclo”
La bolsa estadounidense ha capeado con solvencia la desaceleración del crecimiento económico y la negociación comercial con China. Aunque algunos picos de volatilidad han enturbiado las aguas de forma intermitente, los mercados salieron airosos y batieron al resto del mundo para marcar nuevos máximos históricos en 2019.
De cara a 2020, el tono es cautelosamente positivo. La tolerancia al riesgo ha mejorado claramente al atenuarse algunas de las incertidumbres que dominaron en 2019, sobre todo relacionadas con el comercio, después de que se reavivara la esperanza de logar nuevos avances en las negociaciones comerciales entre EE.UU. y China, aunque eso no quiere decir que no se deriven consecuencias en el caso de que el diálogo constructivo fracase o se estanque.
Eso podría provocar que se mantuviera la debilidad de la inversión empresarial, lo que tirará a la baja del crecimiento de la productividad. A su vez, eso podría frenar el crecimiento real de la producción y podría elevar los costes laborales unitarios, lo que erosionaría los márgenes de beneficios y, si esta circunstancia se repercute en los consumidores, tiraría al alza de la inflación.
En este caso, la Fed tendría que dejar de recortar tipos y podría incluso subirlos, pero por ahora las expectativas de inflación no están aumentando. Un aspecto interesante es que, por primera vez en más de una década, todas las grandes regiones económicas del mundo están relajando la política monetaria, a lo que hay que sumar políticas de gasto público entre neutrales y favorables como norma general. La mejoría de las condiciones de liquidez apunta a unas perspectivas positivas para los activos de riesgo.
En general, los beneficios del tercer trimestre fueron mejores de lo previsto. Aunque mantienen una trayectoria descendente, en Fidelity International esperan que los beneficios toquen fondo y comiencen a acelerar en 2020. Entretanto, la liquidez está amenazada por el declive de la globalización. La libre circulación de capitales por todo el mundo sufre cada vez más trabas, como las que se derivan de la reciente disputa comercial entre EE.UU. y China.
También será preciso estar muy atento a las amenazas en forma de riesgos geopolíticos. Los mercados estadounidenses deberían seguir escalando si los datos económicos mantienen su buen tono. En un contexto internacional, EE.UU. es un mercado que los inversores están favoreciendo por estar menos expuesto a sectores cíclicos que otros muchos mercados (sobre todo emergentes).
Renta variable de Europa
Los mercados europeos dieron muestras de fortaleza en diciembre al conocerse la noticia del acuerdo comercial de “fase uno” entre EE.UU y China y descender la incertidumbre política tras los resultados de las elecciones británicas.
La confianza de los inversores se vio espoleada por la convincente mayoría conseguida por el Partido Conservador en las elecciones británicas. Se prevé que el resultado resuelva el bloqueo en el que se encontraba la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE). Sin embargo, se detecta cierta cautela después de que el primer ministro Boris Johnson señalara que planea dejar atrás las disposiciones transitorias para el Brexit (que deberían activarse el 31 de enero con la salida formal del Reino Unido de la UE) a finales de 2020, sin prórrogas para resolver detalles, lo que planteó la posibilidad de un Brexit sin acuerdo.
Los mercados británicos siguieron subiendo, pero menos que otros mercados desarrollados. Todos los sectores, menos servicios de comunicación, cerraron en positivo. Por estilos, las acciones infravaloradas y de calidad batieron a las de crecimiento, mientras que los valores de pequeña capitalización superaron a sus homólogos de gran capitalización.
La economía de la zona euro siguió creciendo durante el mes de diciembre, aunque a un ritmo moderado. El dato preliminar del PMI compuesto no registró cambios en diciembre con respecto a la lectura de 50,6 del mes anterior. Aunque el PMI preliminar del sector servicios marcó máximos de cuatro meses en 52,4, el PMI manufacturero descendió hasta 45,9. El crecimiento de los nuevos pedidos y la producción siguió siendo tenue. En el plano de la política monetaria, el Banco Central Europeo (BCE) dejó los tipos de interés de referencia sin cambios en la primera reunión de política monetaria de la presidenta Christine Lagarde. Los tipos probablemente se mantengan en sus niveles actuales hasta que la inflación de la zona euro se acerque al objetivo del BCE, a saber, “inferior, pero próxima al 2,0%”.
Implicaciones de las elecciones británicas
Como se esperaba, el Partido Conservador se impuso en las elecciones británicas, pero la magnitud de su victoria sobrepasó las expectativas. Los mercados subieron ante la contundencia del triunfo electoral, pero el Reino Unido todavía tiene que definir su relación futura con la Unión Europea (UE). Eso podría provocar volatilidad en 2020 si no se concede una prórroga del periodo de transición de 11 meses y las dos partes no consiguen alcanzar un acuerdo.
Sin embargo, a corto plazo los inversores pueden esperar un fuerte incremento del gasto público, lo que debería dar un espaldarazo al crecimiento económico. Ahora que el primer ministro Boris Johnson puede sacar adelante su Ley de salida de la UE en el parlamento, la atención se dirigirá hacia la relación futura entre el Reino Unido y la UE. Aunque esta cuestión dominará la actualidad informativa durante los próximos meses, el gobierno puede empezar a ejecutar sus prometidos planes de gasto. Johnson, en concreto, tiene un historial de fomento de la inversión en grandes proyectos de infraestructuras.
Este hecho está en consonancia con una tendencia internacional que en Fidelity International esperan que continúe: los gobiernos que recurren a la política presupuestaria en lugar de la monetaria para sostener el crecimiento económico. Áreas como los proveedores de servicios de externalización y las empresas de construcción deberían beneficiarse.También se debería asistir a un retorno de la confianza empresarial en el sector privado orientado al mercado interno, lo que podría liberar inversiones postergadas. Del mismo modo, los consumidores británicos que han pospuesto grandes compras, como casas y coches, podrían sentirse lo suficientemente seguros para hacerlas ahora.
Para los inversores internacionales, el Reino Unido sigue siendo un destino de inversión barato. En general, es un mercado con poco peso en las carteras de los inversores internacionales, por lo que hay margen para que los activos en libras esterlinas sigan subiendo a pesar del aumento de la incertidumbre a corto plazo en torno al Brexit.
Este hecho también debería ser beneficioso para la demanda de alquiler en el mercado inmobiliario. En un plano más general, los inversores estarán atentos por si el Reino Unido se suma a los efectos macroeconómicos favorables derivados de la relajación monetaria sincronizada.
Una libra más fuerte también debería contener la inflación, pero las implicaciones para los tipos de interés no están claras. El crecimiento sigue siendo débil y las perspectivas de estímulos presupuestarios únicamente podrían tener un efecto limitado en la economía. En Fidelity International esperan que el Banco de Inglaterra mantenga la cautela y deje abierta la posibilidad de un recorte de tipos en 2020. En un plano más general, la dinámica de final de ciclo y los riesgos geopolíticos sin resolver hacen que mantengan la cautela en los activos de riesgo y que prefieran las empresas defensivas con flujos de efectivo estables.
Renta variable de Asia-Pacífico menos Japón
La renta variable de Asia-Pacífico menos Japón registró alzas en diciembre ante la distensión del conflicto comercial entre EE.UU y China. Todos los sectores cerraron en positivo y algunos de los mejores fueron tecnologías de la información, servicios de comunicación e inmuebles.
La percepción sobre la bolsa china mejoró ante la tregua parcial alcanzada por EE.UU. y China, mientras que el banco central chino dio instrucciones a los bancos comerciales para que sustituyeran los antiguos tipos de referencia de los préstamos por tipos preferenciales para las carteras de créditos vivos y nuevos.
Además, China anunció planes para reforzar en 2020 las inversiones en infraestructuras, tales como ferrocarriles, autopistas, vías de navegación y aviación civil, con el fin de impulsar la economía. El mercado de Hong Kong subió, liderado por las empresas de juego de Macao y los valores del sector de las TI. Las bolsas de Taiwán y Corea captaron el interés de los inversores ante los avances del sector de las TI.
El tirón alcista de los valores tecnológicos de Taiwán se originó en las perspectivas cada vez más positivas de las grandes empresas tecnológicas que están expuestas a las aplicaciones de la quinta generación móvil (5G), mientras que el sector tecnológico coreano se vio favorecido por la mejora de la percepción del mercado de chips de memoria. Las exportaciones de los dos países registraron un descenso interanual en noviembre.
Australia se situó a la cola, debido principalmente a la debilidad del sector de las TI. Los avances de los valores energéticos y del sector financiero dieron impulso a la bolsa indonesia. El país se anotó un déficit comercial en noviembre, frente al superávit del mes anterior. La bolsa tailandesa encontró apoyo en la fortaleza de los valores sanitarios y de materiales. En diciembre, el banco central de Tailandia mantuvo su tipo de interés de referencia en mínimos históricos después de recortarlo dos veces en 2019. Sin embargo, revisó a la baja sus previsiones de crecimiento para 2019 y 2020 debido al aumento de los riesgos externos y la fortaleza de la moneda. El empuje de los valores de consumo discrecional tiró al alza de la bolsa en Filipinas y Malasia.
La batalla por la supremacía tecnológica entre EE.UU. y China
EE.UU. y China están batallando por la supremacía tecnológica mundial en varios frentes, desde la robótica y la automatización hasta las tecnologías básicas de Internet como el 5G. A la vista de esta situación, la guerra comercial abanderada por EE.UU. y el veto estadounidense a varias tecnológicas chinas, entre ellas Huawei, las propias ambiciones tecnológicas de China se han visto potenciadas, lo que en el futuro podría crear competencia frente al tradicional dominio de EE.UU. en los semiconductores.
En la base de la guerra comercial entre EE.UU. y China se encuentra la tecnología. Al menos, esa es la visión que se maneja en Silicon Valley a juzgar por una serie de reuniones que Fidelity ha mantenido con ejecutivos de grandes tecnológicas estadounidenses como Intel, Facebook y Google. Sin embargo, en la medida en que los aranceles estadounidenses tenían como misión frenar el ritmo de innovación tecnológica de China, también han llevado al gigante asiático a centrar su desarrollo en varias etapas de la cadena de suministro de los semiconductores, sobre todo donde las empresas estadounidenses han sido dominadoras.
Pekín ya había expresado su objetivo de depender de proveedores nacionales en 2025, pero los aranceles estadounidenses y su voluntad de truncar las ambiciones de China podrían haber terminado acelerando los planes de China de ser autosuficiente.
Mientras China se pone al día en el plano de los semiconductores, se podría decir que sus empresas de Internet son líderes. Su prioridad siempre ha sido su enorme mercado nacional, pero están empezando a hacer incursiones en los mercados extranjeros. Empresas consolidadas, como el gigante del comercio electrónico Alibaba o el gigante de los juegos y la mensajería social Tencent, se han implantado ya por toda Asia y en partes de Europa y África.
Entretanto, en el plano de las infraestructuras, China está tratando de posicionarse como la fuerza dominante en el 5G. A través de su iniciativa Belt and Road, por ejemplo, China desea llegar hasta casi el 65% de la población mundial con sus cables de fibra óptica. La ventaja del pionero es crucial en el sector tecnológico y la ambición de China con el 5G es emular lo que EE.UU. hizo con el 4G hace una década: liderar el mundo en un despliegue a gran escala de esta tecnología, que daría lugar a las empresas más grandes y dominantes de la próxima década (¡piensen en los FAANG!).
Con velocidades hasta 100 veces más rápidas que el 4G o alrededor de 100 gigabits por segundo, el 5G es el nuevo campo de batalla tecnológico que permite a las empresas innovar y crear nuevas tecnologías del mismo modo que EE.UU. hizo con el 4G y que permitió el auge de empresas como Uber, Lyft y Netflix. El Departamento de Defensa de EE.UU. ha identificado esta ventaja del pionero y ha señalado el liderazgo de China en la adopción del 5G como un riesgo evidente. Ese podría haber sido uno de los factores que han motivado la guerra comercial y han preparado el terreno para la próxima guerra tecnológica.