En una crisis resulta sencillo perder de vista las tendencias a largo plazo mientras se lidia con las repercusiones más inmediatas. Sin embargo, para que los inversores ganen con el paso del tiempo, lo que cuenta es la perspectiva de conjunto. Sin obviar los riesgos a corto plazo de la COVID-19 que siguen estando presentes, según indica Dhananjay Phadnis, gestor de fondos de renta variable asiática en Fidelity International, merece la pena empezar a alargar el horizonte temporal de las perspectivas. Centrándose en la sostenibilidad de los negocios, se puede diferenciar entre los factores que son pasajeros y los que realmente son influyentes.
A medida que se avanza en la crisis del coronavirus, determinar qué tendencias son transitorias y cuáles duraderas requiere responder a muchas preguntas relacionadas con los patrones de comportamiento de los consumidores, las estructuras de los negocios, las intervenciones de los estados y la capacidad real de generación de beneficios de las empresas. Una pregunta especialmente relevante es si los beneficios más bajos a corto plazo pueden dar lugar a un aumento en el valor a largo plazo de un negocio. Para responder a eso y discriminar tendencias, se puede utilizar un marco que priorice la sostenibilidad de los negocios y amplíe el horizonte de inversión.
Con este enfoque Fidelity International mira más allá de los beneficios a corto plazo, que no se traducen necesariamente en éxito a largo plazo, y pone más énfasis en la creación de valor a largo plazo. Usando este planteamiento, a menudo se pueden llegar a conclusiones que difieren de las expectativas de consenso.
Ampliar el horizonte de inversión aplicando un enfoque de sostenibilidad
Varias empresas están beneficiándose de esta crisis, como las de comercio electrónico, juegos, reparto de comida, software como servicio (SaaS) y atención sanitaria. Muchas de ellas ya estaban bien posicionadas en tendencias consolidadas que se han acelerado debido a los efectos de la COVID-19, como una mayor penetración de los pagos a través del móvil. Por consiguiente, las cotizaciones de estas empresas han subido, recompensadas por lo que considero una extrapolación al futuro por parte del mercado de las tendencias de la era de la COVID-19. Sin embargo, no se puede dar por sentado que estas empresas prosperarán a largo plazo simplemente porque lo están haciendo ahora, sino que todo dependerá de si las tendencias que impulsan el éxito actual seguirán determinando quién ganará en el futuro.
Contrariamente al énfasis cortoplacista del mercado en los beneficios, algunas empresas están aprovechando este periodo para proteger y fortalecer el valor a largo plazo de sus negocios. Esta estrategia no consiste en maximizar los beneficios a corto plazo (lo cual contribuye poco a garantizar el éxito duradero y podría incluso ser perjudicial), sino que trata de aumentar el valor para todas las partes interesadas en lugar de priorizar un grupo a expensas de otros.
De acuerdo con la obra “Grow the pie”, del profesor de la London Business School Alex Edmans, las empresas que se guían por esta mentalidad de “aumentar el tamaño del pastel para todos”, en contraposición a “dividir el pastel favoreciendo a algunos”, suelen ser las que pueden ofrecer una creación de valor sostenida en el tiempo. En este sentido, aunque podría parecer que los accionistas son los que sufren en última instancia las consecuencias del coronavirus por los descensos y recortes de dividendos, la realidad podría ser que muchas de estas empresas consigan mejorar el valor para todas las partes interesadas (incluidos los accionistas) a lo largo del tiempo. Al amortiguar el impacto de la COVID-19 para algunas partes interesadas y asegurarse de que ningún colectivo soporte una carga desproporcionadamente mayor, podrían estar sembrándose las semillas de la prosperidad a largo plazo.
Ejemplos reales de crecimiento del pastel
Como gestor de fondos de renta variable asiática, Dhananjay Phadnis está viendo varios ejemplos prácticos de este enfoque sostenible a largo plazo.
La empresa china de productos lácteos China Mengniu ha mantenido su compromiso de comprar leche a las explotaciones lácteas y ha cumplido con sus obligaciones de compra durante la crisis a pesar del descenso previsto de la demanda final. Mengniu también ha ofrecido financiación sin intereses a las explotaciones para ayudarles a superar problemas temporales de liquidez. Eso no solo ayudará a las granjas a sobrevivir, sino que también impide que una gran cantidad de leche cruda se desperdicie. Mengniu planea convertir esa leche cruda en leche en polvo para almacenarla y usarla en el futuro. Eso lastrará los márgenes a corto plazo, pero consigue algo muy importante: proteger su cadena de suministro y la sostenibilidad de su negocio a largo plazo.
Los bancos han estado en el ojo del huracán durante el brote del virus dado que muchos de sus prestatarios se enfrentan a graves perturbaciones en sus negocios, como interrupciones de sus flujos de efectivo. Varias entidades, como la indonesia Bank Rakyiat, están reestructurando préstamos proactivamente, mientras que en la India, de acuerdo con las recomendaciones del banco central, todos los bancos han concedido moratorias de préstamos a distintos tipos de clientes. Casi con toda seguridad eso será perjudicial para los beneficios a corto plazo, ya que se renuncia a los pagos de intereses y los costes crediticios aumentan, pero ayudando a los prestatarios a sobrevivir y reforzando la fidelidad de los clientes durante estos tiempos difíciles, muchos de estos bancos bien capitalizados verán cómo aumenta su valor a largo plazo.
Los fabricantes chinos de prendas deportivas Anta y Li Ning han puesto en marcha una serie de iniciativas en apoyo de sus distribuidores, como la recompra de existencias, la concesión de ayudas, la reducción o aplazamiento de envíos futuros y la ampliación de los plazos de los créditos para suavizar las tensiones en los beneficios y la liquidez. Y algo importante: también protege a las marcas frente a unos descuentos excesivos para preservar el valor del negocio en el futuro.
Como Edmans señala en su libro “Grow the Pie”, una de las ventajas de que las empresa adopten un “propósito” es que atrae a profesionales motivados que se identifican con él. Un buen ejemplo es la empresa farmacéutica india Cipla, que ha incorporado los medicamentos asequibles a su misión y ha demostrado sistemáticamente que se preocupa por los grupos de rentas más bajas. Los empleados de Cipla aportaron voluntariamente la impresionante cantidad de 400.000 dólares a las recientes donaciones de la empresa relacionadas con el coronavirus. Las empresas que se esfuerzan de verdad por contribuir a la sociedad suelen contar con plantillas motivadas que hacen suyo el propósito del negocio.
Distinguir las tendencias
Ahora que los índices de casos de COVID-19 están descendiendo hasta niveles asumibles en muchas partes del mundo y en consecuencia las poblaciones se desconfinan, se puede empezar a pensar en algo más que los efectos inmediatos del virus y en el camino hacia la normalidad. Obviamente, sin una vacuna o sin inmunidad de grupo la COVID-19 sigue planteando una amenaza, pero en este entorno todavía incierto, en la opinión de Fidelity International, merece la pena intentar identificar tendencias que sobrevivirán al brote.
Usar la sostenibilidad como criterio clave puede ayudar a determinar si las estrategias que está desplegando una empresa crearán valor a largo plazo o simplemente generan ganancias a corto plazo para los accionistas en detrimento de otras partes interesadas. Este principio, que ayuda a discriminar las tendencias, puede marcar una diferencia importante en los resultados de una inversión.