Fidelity International constata que el crecimiento global se está volviendo menos sincronizado. Aunque EE.UU. muestra solidez, los analistas perciben un sesgo hacia la desaceleración en otros lugares, por lo que la firma cree que hay motivos de precaución sobre las perspectivas de crecimiento en la segunda mitad de 2018.
El indicador propio de perspectivas (Fidelity Leading Indicator) señala que se aproxima una mayor desaceleración. Tres obstáculos destacan en el camino de la economía mundial: una política monetaria cambiante, la desaceleración china y el aumento de los precios del petróleo.
En este contexto económico, el sentimiento sigue siendo relativamente positivo en los mercados globales de renta variable, pero los responsables de asignación de activos de Fidelity recomiendan adoptar posturas más defensivas porque es difícil ver catalizadores obvios para una nueva subida en los próximos meses.
La fase del mercado actual de ‘ciclo tardío’ tiene el potencial de extenderse durante el resto de 2018, pero es probable que el final de ciclo ocurra de manera bastante más abrupta. “Si bien vemos una serie de riesgos para las acciones, también somos conscientes de la necesidad de mantener un cierto grado de riesgo sobre la mesa, donde la infraponderación en renta variable representaría un riesgo significativo por sí misma. Su visión, por lo tanto, sigue siendo en general neutral y con una opinión sobre el efectivo marginalmente positiva, de forma que nuestros gestores de fondos puedan disponer de algo de pólvora en caso de que encuentren oportunidades de compra debido a la volatilidad”, afirma la gestora en su último informe de asignación de activos.
Respecto a la renta fija, Fidelity International es menos positiva. «En general, los bonos siguen siendo relativamente caros y los mercados crediticios mundiales muestran signos de mala salud, especialmente en lo que respecta a la liquidez», explican.
En última instancia, el equipo de inversión espera períodos adicionales de volatilidad durante el verano, aunque es improbable que los mercados generen resultados extremos (positivos o negativos), mientras que los inversores esperan que haya una mayor claridad en la segunda mitad del año.