La FED lleva más de un año refiriéndose a la inflación por debajo de su objetivo del 2%, como justificación para mantener una política monetaria extraordinariamente acomodaticia. A partir de febrero, la tasa de inflación subyacente fue del 1,1%, basado en las series de inflación del Gasto de Consumo Personal (PCE), medida favorita de la Fed sobre la inflación. Pero hay buenas razones para preguntarse si el objetivo del 2% justifica la política actual.
¿Qué está impulsando la inflación a la baja?
La baja inflación actual está teniendo lugar en un entorno económico con unas condiciones totalmente diferentes a las que provocaron la caída de precios en el periodo entre 2007 y 2009. En aquel momento, la caída fue resultado de una contracción severa de la deuda, caída en espiral de prácticamente todas las clases de activos y una crisis bancaria global. Las actuaciones de la Fed entonces fueron excepcionalmente acertadas, pero actualmente la situación es la opuesta: el valor de las distintas clases de activos se ha apreciado y muchos sectores económicos muestran crecimientos saludables.
Desinflación buena vs. Mala
Existe una diferencia entre “desinflación buena” y “desinflación mala”. Si miramos en profundidad los datos de inflación durante los últimos meses, estos revelan que la desinflación es el resultado de variedad de factores, entre los que se incluye el progreso tecnológico, modelos de negocio más eficientes y el fortalecimiento de la competencia. Echemos un vistazo al sector de materias primas, una de las áreas más débiles dentro de los informes de inflación. La tecnología ha tenido un impacto tremendo en los costes de energía durante los últimos años. Producimos ahora tanto petróleo y gas, que estamos intentando cambiar la ley para que pueda ser de nuevo exportado. El IPC de la energía creció un 0,4% en un año, y el año anterior estuvo incluso un 1,6% por debajo.
¿Tienen sentido realmente estas medidas?
Esto plantea la siguiente pregunta: ¿no bajar los precios de la energía pone más dinero en manos de los empresarios y consumidores? Estados envueltos en el boom del “fracking” han visto un crecimiento más rápido en las tasas de empleo de trabajos bien remunerados. Evidentemente, esto ha creado un debilitamiento del sector del carbón, con algunas quiebras y reducciones de puestos de trabajo, pero esto ha sido anulado por el crecimiento global.
Llegó el momento de que la Fed cambie de estrategia
¿No son los avances tecnológicos, los modelos de negocio más eficientes y los procesos, impulsores del progreso económico? La deflación verdaderamente preocupante es la impulsada por la caída de precios de los activos. Cuando el valor de las viviendas cayó durante la reciente recesión fue debido a la confluencia de precios inasequibles, malas coberturas, aumento de las tasas de desempleo y un alto apalancamiento, lo que tuvo un impacto perjudicial de manera sistemática en los consumidores, el sistema financiero y la economía en general.
Claramente no estamos en una espiral de contracción de deuda/ caída del precio de los activos, tal y como pasó en la gran recesión. La realidad es de hecho la opuesta, por lo que esperamos que la Fed comience a distinguir entre “buena” y “mala” desinflación, pues da la sensación de que los mercados han disfrutado de la fiesta del dinero fácil por demasiado tiempo.
Análisis de Ken Taubes, director de Inversiones de Pioneer Investments para Estados Unidos.