En conjunto, los inversores extranjeros han vendido más acciones japonesas este año que en todo lo que llevamos de siglo. Por eso Robin Black, gestor adjunto del Kames Global Equity Income Fund, considera que fruto del pesimismo excesivo y de la preocupación por las posibles repercusiones de una guerra comercial, los inversores están pasando por alto las oportunidades que ofrece Japón.
En opinión de la gestora, el sentimiento negativo ha ignorado las positivas dinámicas de beneficios y unas valoraciones atractivas y, como resultado, el índice TOPIX se ha dejado un 3,1% en lo que llevamos de año. Para Black, este movimiento contrasta claramente con lo sucedido en 2013 y 2014, cuando los inversores compraron grandes cantidades de acciones niponas, por lo que ahora mismo este mercado representa una buena oportunidad con respecto a otros.
“Con un PER de 13 veces y un valor contable de 1,3, Japón ofrece unas valoraciones atractivas y vemos unas dinámicas de beneficios más robustas que en muchos otros países, sobre todo teniendo en cuenta que el yen continúa devaluándose. El descuento resultaba apropiado cuando este mercado era menos rentable pero ahora Japón ofrece una rentabilidad de los recursos propios (RoE) similar a la de Europa y los márgenes de beneficios duplican con creces los registrados en la década de los noventa», apunta el experto.
Black insiste en que el mercado de renta variable nipona ofrece varias ventajas que muchos están pasando por alto: “Los valores japoneses están ofreciendo un rendimiento financiero del 7-8% y una rentabilidad por dividendo del 2%. Teniendo en cuenta que la tir del bono japonés a diez años ronda el 0%, el mercado de renta variable ofrece una rentabilidad por dividendo que supera en casi dos puntos a la del mercado de renta fija. Por el contrario, el S&P 500 rinde menos de un 2% frente al treasury a diez años, que ya ofrece una rentabilidad de más del 3%”.
Además, destaca dos hitos importantes que podrían provocar un cambio de actitud hacia la renta variable en Japón. En primer lugar, se refiere a que el Banco de Japón está manteniendo la TIR del bono a diez años cerca del 0% y, durante la mayor parte de 2016, aplicó una política de tipos de interés negativos. Según Black son medidas tremendamente valientes para una institución tan conservadora como el Banco de Japón, que históricamente ha mostrado una gran aversión (injustificada) a la inflación y que ha tenido que enfrentarse a la presión de los bancos, conectados políticamente y contrarios a los bajos tipos de interés.
El segundo hito, es que las empresas han aumentado sus dividendos y están abandonando la cultura de acumulación de efectivo. Un ejemplo sería Bridgestone que, pese a haber duplicado su ratio de pay-out en los últimos cinco años, sigue manteniendo 5000 millones de dólares en balance, por lo que aún podría distribuir más entre sus accionistas.