Septiembre ha arrancado con fuerza. La evolución de la pandemia, la recuperación de la normalidad en la actividad económica, la proximidad de las elecciones presidenciales en Estados Unidos y los avances y retrocesos respecto a la vacuna del COVID-19 son algunos de los eventos que permanecen en el horizonte de los analistas.
En opinión de Edmond de Rothschild AM todos los ojos están puestos en Estados Unidos, donde los índices reaccionaron a principios de mes a los nuevos objetivos de inflación y empleo de la Reserva Federal, así como a la evolución del sector tecnológico. Según su último análisis, el Nasdaq se benefició de un renovado apetito de riesgo para alcanzar nuevos máximos. La medida fue respaldada por los fundamentales del sector, como el aumento de los beneficios y la generación de flujo de caja, así como los márgenes operativos del 30% en promedio, notablemente superior al 9% del S&P. Pero el Nasdaq cayó bruscamente la primera semana de septiembre debido a la fuerte toma de beneficios y a la liquidación de posiciones de derivados. La venta se extendió a los mercados globales en medio de una rotación del growth y calidad (los ganadores de los últimos 12 meses) hacia el value.
“Al fijar como objetivo una inflación media del 2% a lo largo del tiempo y decir que no necesariamente endurecería la política monetaria si las cifras de desempleo disminuyeran, la Reserva Federal ha cimentado su sesgo acomodaticio mientras se esforzaba por convencer a los inversores de que no debían ser vistos como que estaban detrás de la curva si la economía se recuperaba. Para complicar las cosas, los datos del índice ISM no manufacturero se quedaron algo cortos debido a las medidas sanitarias y al estancamiento del Congreso para su aprobación. A un mes de la votación del presupuesto, el fracaso de republicanos y demócratas para llegar a un acuerdo parece cada vez más arriesgado”, argumentan desde Edmond de Rothschild AM.
No solo Estados Unidos está siendo un foco de atención por el comportamiento del mercado, sino también por la política. “La confrontación entre EE.UU. y China ha dado recientemente un nuevo giro en la esfera tecnológica. El presidente Trump tiene que resistir la tentación de romper el acuerdo comercial, ya que podría perturbar la frágil recuperación y los mercados, pero es muy probable que mantenga la presión elevada de cara a las elecciones. La carrera presidencial es todavía muy incierta; y una victoria demócrata sería un catalizador para el mercado, posiblemente desencadenando una mayor volatilidad en el sector corporativo.
Philippe Waechter, economista jefe de Ostrum AM (afiliada de Natixis IM), añade un elemento más a la lista de claves tras el verano: el oro. “La percepción negativa de la economía de los Estados Unidos se refleja en un aumento sin precedentes del oro. El movimiento del metal amarillo siempre se asocia con el ritmo de los tipos reales de los EE.UU., por lo que las fases de aceleración ascendente son aquellas en las que el tipo real tiende hacia el 0% y, cuando es negativo, la tenencia de oro se ve beneficiada. El oro es un activo que no tiene retorno y su aumento es solo una manifestación de preocupación por la situación de EE.UU.», explica.
Los riesgos de la pandemia
Todas las gestoras coinciden que la evolución de la pandemia será algo muy determinante para el mercado en lo que queda del año. En opinión Geraldine Sundstrom, responsable de estrategias de asignación de activos de la gestora PIMCO, el rebote experimentado en la economía global tras el alivio de las medidas de confinamiento en la mayoría de países al comienzo del verano va a dar paso a un periodo más difícil de crecimiento lento en el que las divergencias entre regiones y activos serán más claras. Según la experta, “estamos en una era de disrupción” financiada por el mayor ejercicio de impresión de dinero desde la Segunda Guerra Mundial”.
En cambio, “la buena noticia es que el optimismo sobre la vacuna sigue intacto. Se espera que en las próximas semanas se anuncien avances de compañías como Pfizer, AstraZeneca y Moderna que ya se encuentran en las etapas más avanzadas”, destacan los analistas de Edmond de Rothschild AM.
Desde Amundi inician esta “vuelta” tras el verano con un criterio muy claro: “Se ha confirmado que el virus no ha terminado”. En este sentido, la gestora advierte que una “una fuerte reaceleración del ciclo del virus podría golpear a los mercados financieros, lo que generaría importantes expectativas de medidas de apoyo adicionales, que podrían volver a impulsar los mercados. Una recuperación en forma de W sería el escenario más probable en ese caso”.