Los analistas, inversores y gestores siguen muy de cerca la evolución de Estados Unidos, que está viviendo uno de los ciclos económicos positivos más largos de su historia. La Fed, las relaciones comerciales, la inflación, el mercado laboral, las tensiones con China y las dificultades en la política nacional a las que se enfrenta Donald Trump, presidente estadounidense, son solo algunos de los aspectos que más atención están despertando en el mercado.
Desde WisdomTree apuntan que se pueden estar formando algunos vientos en contra para la economía estadounidense, pero por ahora los está salvando y creciendo por encima de las expectativas, un 2,6% en el último trimestre de 2018. “Los datos sobre el PIB del cuarto trimestre de Estados Unidos sugieren que un giro de la Fed podría resultar prematuro. La pregunta es: ¿cuándo comenzará a desacelerarse la economía estadounidense? Podría decirse un mercado laboral apretado, el aumento de las tasas de interés, una guerra comercial que distorsiona la cadena de valor, un dólar fuerte y los efectos de desvanecimiento del estímulo fiscal de Trump 2018 podrían desencadenar esa desaceleración. Sin embargo, el cuatro trimestre arroja un buen crecimiento y aleja esa desaceleración. Ahora bien, esto no garantiza que los datos del primer trimestre sean igualmente buenos, ya que los factores antes mencionados, junto con el cierre del gobierno, pueden influir en el crecimiento”, explica Bart Hordijk, analista de Monex Europe.
La mayoría de los expertos coinciden que el elemento clave será las decisiones que vaya tomando la Reserva Federal de Estados Unidos. De hecho, el sólido desempeño del último trimestre de 2018 implica que si el crecimiento económico de los primeros tres meses de este año no sigue esta senda, la economía continuará ajustándose y produciendo inflación. En opinión de Hordijk, esa será una prueba de fuego para ver si el giro en la política económica que ha decidido la Fed, según manifestó en su última reunión, es correcta o errónea.
En este sentido, Dave Lafferty, estratega en jefe de mercados de Natixis IM, estima que Estados Unidos se desacelerará o a cerca de 2%-2,5% para el 2019 (a partir de 3,5%). “La recesión sigue siendo una posibilidad, menos del 50% de posibilidades, y no una probabilidad. En mi opinión, las probabilidades del inicio de una recesión en Estados Unidos o a nivel global en 2019 son del 30%, lo cual no es insignificante pero sí menor a un tercio”, señala Lafferty.
Por ello este estratega de Natixis IM mantiene sus perspectivas sobre la Fed: “La desaceleración del crecimiento de EE.UU. y de la presión inflacionaria permitirán a la Fed elevar las tasas solo una vez a largo plazo. La Fed no será persuadida por la creciente volatilidad del mercado, sino por la desaceleración de los sectores sensibles a la tasa junto con una renuencia a una significativa inversión en la curva de rendimiento”.
Tensiones comerciales
A nivel de mercado, las gestoras coinciden que las dos mayores amenazas son la recesión y la inflación, pero también reconocen que los riesgos geopolíticos han aumentado. La administración Trump se ha topado ya con un cierre y un techo de gasto, sin olvidar que tiene latente todavía una importante tensión comercial con China, con la que sigue negociando.
“El reajuste de las condiciones comerciales entre China y Occidente, liderado por las negociaciones con EE.UU., continúa. Los comentarios que apuntan a una extensión de las negociaciones comerciales entre Estados Unidos y China y el retraso en la imposición de aranceles por parte del país norteamericano constituyen un indicio positivo de que es posible alcanzar un acuerdo. Las negociaciones abordan asuntos estructurales de gran importancia, como la protección de la propiedad intelectual, la transferencia de tecnología, la agricultura, los servicios, la gestión de las divisas y muchas otras áreas relativas al comercio. Si las negociaciones se saldarán con un resultado positivo, resulta probable que los mercados globales reaccionen de forma favorable, especialmente aquellos sectores y empresas que dependen del comercio global, desde Boeing y Apple en EE.UU. hasta las empresas de transporte internacionales, pasando por los fabricantes de semiconductores en China. El mercado chino mostrará probablemente la reacción más positiva, dado que existen indicios que apuntan a una ralentización de la economía interna, y la eliminación de esta incertidumbre constituiría seguramente un catalizador positivo”, argumenta Randeep Somel, director de renta variable global de M&G.
Por ahora, las negociaciones se han extendido, lo que impulsa esa percepción positiva sobre el desenlace de estas tensiones comerciales. Para Nitesh Shah, director de análisis en WisdomTree, el acuerdo está cerca. “Creemos que se logrará un acuerdo, ya que tanto Trump como Xi Jimping deben alejarse mostrando su propia forma de victoria y ninguno puede arriesgarse generar un impacto negativo en su economía. A medida que nos acercamos a un acuerdo, esperamos que los activos cíclicos como los metales industriales se recuperen cuando se levante uno de los pesos clave en el rendimiento del año pasado. Los productos agrícolas de Estados Unidos también podrían beneficiarse si China acuerda comprar más como parte del acuerdo”, concluye Shah en su análisis.