2022 fue un año de revalorización para el dólar. Ahora, la gran cuestión es si esta tendencia continuará en 2023. ¿Está la divisa norteamericana perdiendo su fortaleza? La respuesta a esta pregunta no es sencilla, pero los expertos apuntan que hay tres factores que le podrían restar fortaleza: la Fed, la crisis energética europea y los riesgos geopolíticos, y la reapertura de China.
Según el informe de perspectivas de Amundi, el ciclo del dólar se está estirando. “Esperamos ver un camino lleno de baches, pero posicionarnos para una depreciación más fuerte en 2023. La incertidumbre se convirtió en volatilidad y todas las divisas del G10 sufrieron, sin excepción. Sin embargo, las sorpresas positivas a la baja en la inflación de EE.UU., con la Fed reconociendo la posibilidad de aumentos de tasas más bajos, funcionaron recientemente como una fría prueba de la realidad. La corrección del dólar ha sido enorme y la pregunta ahora es si la tendencia bajista puede mantenerse en 2023”, indican Monica Defend, Head of Amundi Institute, y Federico Cesarini, Head of DM FX Cross Asset Research Strategist de Amundi, en el documento.
Para entender qué esperar del dólar este año, los expertos de Amundi ven oportuno primero aclarar qué estuvo detrás de la fuerte subida que experimentó en 2022. “El dólar se negoció con una prima con respecto a los fundamentos a lo largo de 2022 debido a las tres razones principales. Si bien ninguna de estas condiciones ha desaparecido por completo, los acontecimientos recientes sugieren que es posible que hayamos superado los niveles máximos de estrés, lo que indica vientos de cola más bajos para la divisa en 2023”, advierten.
Las razones a las que hacen referencia fueron: la Fed y su política monetaria para dominar la inflación; la crisis energética europea y los riesgos geopolíticos; y la reapertura de China, el crecimiento mundial y el impacto de ello en el dólar. En este sentido, no se puede olvidar que la Fed ha sido el principal apoyo del dólar en 2022, ya que la economía de EE.UU. ha funcionado sin ventaja de crecimiento durante todo el año.
Aunque estos tres factores persisten, lo cierto es que algo ha cambiado o podría cambiar a lo largo de 2023 en ellos. “La Reserva Federal sigue siendo el factor clave a vigilar. Cualquier otra sorpresa positiva en materia de inflación podría centrar rápidamente la atención en los próximos pasos de la Reserva Federal, dada la actual inversión de la curva de rendimientos estadounidense. Un entorno alcista suele traducirse en un debilitamiento del dólar desde una perspectiva histórica”, matizan Defend y Cesarini.
Tal y como explica Gene Frieda, estratega global de PIMCO, los inversores suelen evaluar la fortaleza del dólar estadounidense a través de una lente centrada en la Reserva Federal, por ello, la excepcional fortaleza del dólar frente a una amplia cesta de divisas se ha beneficiado claramente de las siete subidas de tipos del año pasado, que llevaron el tipo objetivo de los fondos federales de la Fed a su nivel más alto en 15 años. Sin embargo, considera que, en los próximos meses, la ventaja de rendimiento del dólar frente a otras economías desarrolladas se reducirá a medida que la Fed se acerque a una pausa prevista en su ciclo de subidas de tipos en el primer trimestre de 2023. «Dado el ritmo más rápido de las subidas de tipos acumuladas en el camino, es probable que la ventaja de rendimiento del dólar caiga en las primeras fases de un ciclo de recorte de tipos, incluso si el dólar mantiene su rendimiento relativamente alto. Además, los cambios en las percepciones de riesgo sobre la inflación y el crecimiento han tendido a estar inversamente correlacionados. A medida que la inflación retrocede, las expectativas de crecimiento tienden a mejorar. En nuestra opinión, esto tiende a reducir la incertidumbre y va en contra de la fortaleza general del dólar», señala Frieda.
Desde Lombard Odier coinciden en que el otro motivo que puede hacer que el dólar pierda fuerza es la evolución de los precios de la energía, que está mejorando las perspectivas de las principales economías, especialmente las que dependen en gran medida de la energía importada, en particular Europa y Japón. “Ahora hay más posibilidades de que el reabastecimiento de gas en Europa para el invierno de 2023 sea menos problemático de lo que el mercado esperaba hace unas semanas. Actualmente, este mes de enero de 2023 se presenta como el más cálido desde 1950, mientras que el consumo de energía ha sido mucho más eficiente. De hecho, algunos países han podido aumentar sus reservas en enero, cuando normalmente estarían bajando. Esto sugiere que el alivio continuado de los precios de la energía podría ser favorable tanto para el euro como para el yen, que sufrieron en 2022 los efectos negativos de la relación de intercambio. En cambio, el dólar estadounidense perdería terreno”, argumenta el informe de Lombar Odier.
Respecto a cómo puede afectar a la divisa estadounidense la reapertura de China, los expertos los Amundi dudan que la economía mundial pueda cambiar rápidamente de tendencia por ello a corto plazo. En este sentido, argumentan que “el dólar sigue siendo un activo anticíclico, que normalmente tiende a fortalecerse cuando el crecimiento se ralentiza y los bancos centrales no dan impulsos reflacionistas. Sin embargo, una reapertura más amplia de China como hipótesis de base para el segundo semestre de 2023 sería positiva para la economía mundial. Y cuando el ciclo toca fondo, el dólar suele pagar el peaje”.
En vista de estos factores y su posible evolución, desde Lombard Odier reconocen que han abandonado su previsión a tres meses para el euro/dólar de 1,02 y ahora esperan que el euro/dólar siga sesgado al alza, con un objetivo a final de año de 1,12. “Muchos de los factores mencionados anteriormente podrían tener su mayor repercusión en los próximos meses, por lo que el cambio podría producirse de forma anticipada”, matizan.
Por su parte los expertos de Amundi insisten en que el camino que le queda por recorrer al dólar estará lleno de baches, ya que sigue siendo un activo anticíclico de alto rendimiento. “Sin embargo, la escasa relación riesgo/recompensa sugiere ahora navegar con un riesgo limitado del dólar en esta última fase. Así pues, mantenemos nuestra opinión de que el yen y el franco suizo son las divisas más seguras para rebajar la postura del dólar. De cara al futuro, esperamos una depreciación más pronunciada hacia el segundo semestre de 2023”, concluyen.