Juan Carlos Ureta, presidente de Renta 4 Banco, considera que la crisis del COVID-19 y su impacto en la bolsa puede dividirse en tres fases. La primera la define como una fase de «shock apocalíptico» y comprende el periodo entre mediados/finales de febrero y mediados de marzo. La segunda fase, de la que estamos ya saliendo, la define como la fase de alivio y euforia, una fase donde los gobiernos y los bancos centrales llevaron acabo programas de apoyo en «cuantía, volumen y rapidez nunca vistos”. Por último, experimentaremos la fase tres, la fase de análisis. En esta fase tocará “ver los números, proyecciones de beneficios y dónde debe estar la bolsa”.
Para Ureta, la euforia que se ha experimentado en la segunda fase, donde se han visto máximos en el Nasdaq y el S&P500 ha llegado a ponerse en positivo, se puede justificar gracias a dos acontecimientos. El primero es el FOMO (Fear Of Missing Out), según Ureta, este «miedo de quedarse fuera”, ha llevado a que, ante el temor de perderse el rebote, muchos inversores “se hayan subido al carro sin importar el precio”. Este primer factor unido a la cancelación de posiciones cortas, ha provocado que se amplifique la subida llegando a niveles sorprendentes en relación con cómo está la economía.
Otro de los efectos que ha generado la crisis del COVID-19 en las bolsas, según relata Ureta, ha sido la creación de un mundo de ganadores y perdedores. “Las grandes tecnológicas han subido mucho. Las cinco compañías tecnológicas más grandes (Microsoft, Amazon, Apple, Facebook y Alphabet) suponen más del 22% del S&P500, es una divergencia enorme y generan bolsas que tienen un segmento que sube mucho y otros que no tanto, además crea un mundo de winners y losers. Una divergencia que se agrava con la inversión pasiva”, apunta.
Los dos posibles escenarios post COVID-19
Juan Carlos Ureta considera que esta crisis puede dejar dos escenarios. El primero de ellos, y menos probable para el experto, es que el coronavirus sea un shock pasajero. “Si pensamos que el COVID es una crisis pasajera y no estructural se trata de hacer medidas de choque mientras dura la pandemia y, una vez que pase, todas esas medidas se levantarán y la economía volverá a funcionar”, explica.
Sin embargo, Ureta cree que es más posible que el COVID-19, al haber llegado en un momento donde la economía no estaba en plena forma, actuará como un elemento que va a acelerar los desequilibrios y tendencias en los que ya estaba inmersa la economía mundial.
“La economía ya tenía problemas de crecimiento, 2019 fue el primer año en once que el comercio internacional decreció, además había un problema de deuda creciente, tensiones comerciales, envejecimiento de la población, deterioro medioambiental… ya había problemas. Era una economía sobre endeudada y que tenía mercados de activos algo inflados”, explica.
“Para la economía no hacen falta solo medidas de choque, sino medidas estructurales de transformación y corrección de los desajustes que había. La crisis tendrá efectos en cadena que no serán tan fáciles de resolver en 2 o 3 años”, advierte.
Así, para Ureta, el mundo post COVID estará caracterizado por una cierta contracción, que ya estaba presente, pero que el COVID amplifica, y una transformación. “Será un proceso muy darwiniano de lucha por la supervivencia. Vamos a un periodo de mayor destrucción creativa y darwinismo empresarial. Esto se acentuará en los años post coronavirus”, prevé.
Invertir en este nuevo entorno
Para Ureta, a medio plazo sí habrá crecimiento económico, el cual derivará del creciminento de la población y una mayor productividad. “Vamos a un mundo de 10.000 millones de habitantes en 2050 y la productividad es una consecuencia de la revolución tecnológica. Esta revolución, en una primera fase generará destrucción, pero luego generará mayor productividad y es ahí donde tenemos que estar, en esas empresas”, apunta.
Para beneficiarse de ello, Ureta ha explicado que en sus carteras tienen dos tipos de empresas, compañías de calidad y compañías value. Las primeras tienen que generar beneficios a largo plazo, tener un crecimiento sostenible en el tiempo, crecer a largo plazo, tener fuertes barreras de entrada y con elevados retornos sobre el capital empleado. Según ha explicado, estas empresas están muy ligadas a las megatendencias, como la tecnología o la salud.
Asimismo, el presidente de Renta 4 Banco considera que esta crisis dejará un escenario de inversión muy complicado para aquellos inversores más conservadores. “Si hablamos de una economía con contracción, transformadora, tipos cero o negativos y una situación de represión financiera, el ahorrador conservador no puede invertir su dinero de forma segura y obteniendo retorno”, concluye.