Es difícil ser positivo en un entorno en el que nada se está salvando. La renta variable cae y la renta fija, tradicional refugio, tiene muchas goteras. El mercado está preocupado y continúa muy atento a los movimientos de los bancos centrales y, sobre todo, al efecto que tendrán sobre la inflación y el crecimiento económico.
Sin embargo, a pesar de que las posibilidades de recesión crecen, los expertos se esfuerzan en defender que esta será de carácter técnico. Por ejemplo, Alex Fusté, economista jefe en Andbank, apunta que sí es probable que lleguemos a un escenario de recesión, pero descarta que implique reducción de la masa monetaria, del empleo, de los beneficios empresariales, de la riqueza etc. «Será de naturaleza técnica», insiste.
“Mientras la inflación continúe alta y no tengamos muestras de que podamos haber dejado atrás el pico, los bancos centrales van a continuar endureciendo el discurso y las medidas de política monetaria; los mercados no dudan de que van a hacer todo lo que sea necesario para combatir la inflación”, indica Marta Campello, socia y gestora de Abante. Esto puede dañar el crecimiento económico y ha provocado que “el mercado haya añadido la preocupación por el crecimiento, el miedo a la recesión, a lo que ya tenía encima de la mesa y esto ha perjudicado a los activos de riesgo”, añade.
Por su parte, los expertos de Andbank consideran que en los próximos 9-12 meses seguiremos viendo una estrategia de gradualismo de la Fed y el BCE, sin movimientos monetarios violentos. “Esto no supone un mal entorno para las cuentas de resultados de las empresas”, apunta Fusté.
Actuación de los bancos centrales y el miedo a la recesión
Todos los bancos centrales han reaccionado de la misma forma a la inflación, subiendo tipos de interés, pero el que liderará las subidas y la normalización de su balance será la Fed, que persigue frenar el consumo, explica Lucía Gutiérrez-Mellado, directora de Estrategia de J.P. Morgan Asset Management para España y Portugal.
“Cuando frenas el consumo, frenas la economía y hay que ver si ese equilibrio que quiere la Fed se consigue sin llevarse el crecimiento económico por delante. Pensamos que sí se conseguirá evitar una recesión, por los pelos. Está claro que entramos en un entorno de crecimiento más discreto, pero en territorio positivo”, apunta.
La experta señala que seguirá habiendo diferencias regionales, si Estados Unidos ha liderado el crecimiento, en la última parte del año será China. Además, descarta una recesión a nivel global. “Las razones que nos hacen pensarlo es que el mercado laboral sigue fuerte en la mayoría de las economías y que los balances del sector privado son suficientemente buenos”, argumenta.
En Europa, la historia es otra, y es más complicada. “Es sorprendente lo bien que ha aguantado la primera parte del año, pero pensamos que la última parte va a ser complicada, porque la guerra se está alargando y los precios del gas repuntarán con el frio, algo que se notará en la inflación y el consumo. Mientras que EE. UU. puede librarse por poco de la recesión, las probabilidades en Europa son más altas”, apunta.
Mapfre Economics indica cómo, a lo largo del segundo trimestre de 2022, la economía global ha seguido transitando hacia un escenario de deterioro de la actividad y mayores tasas de inflación. Lo que les ha llevado a aplicar un recorte de sus previsiones para el conjunto del año en su escenario base, del 3,6% al 3%, y “con un aumento de las señales sobre una posible recesión”.
Desde Inversis entienden que buena parte del impacto de la guerra en los precios ya ha sido absorbida y que comienzan a acumularse indicios que apuntan a que la inflación estaría tocando techo y que lo previsible es que sea notablemente inferior el año que viene. “En este sentido, si se confirmaran varios meses de inflación a la baja se disiparía el riesgo de una espiral de segunda ronda y tanto los bancos centrales como los mercados dejarían de anticipar fuertes subidas de tipos que aumentarían el riesgo de recesión”.
La dificultad de encontrar refugio
Gutiérrez-Mellado destaca las caídas generales en renta variable y fija, y cómo solo dos activos han conseguido rentabilidades positivas: materias primas y estrategias alternativas.
“Es el peor comienzo de la renta variable americana en los últimos 50 años y desde 1980 no veíamos un año tan malo para la renta fija, por lo que ha sido muy difícil buscar refugio con todo haciéndolo mal. Está siendo un año complicado, lo más difícil ha sido esa correlación positiva entre la renta variable y la renta fija”, explica Gutiérrez-Mellado. Sin embargo, apunta que, si volvemos a un entorno con inflación controlada y sin sorpresas, deberíamos ver que vuelve la correlación negativa entre la renta variable y fija.
Aun así, advierte de que adaptarse lleva tiempo y hay meses de transición con volatilidad en los mercados. “Pensamos que aún hay incertidumbre, falta de visibilidad y los próximos meses continuarán siendo complicados”, alerta.
En España, incertidumbre tras el verano
En el caso concreto de la economía española, las perspectivas a corto plazo son menos desfavorables que las de otras economías del mundo. «No solo porque su exposición a la guerra de Ucrania es menor, sino, también, por la recuperación definitiva del turismo, la reactivación del consumo gracias a los colchones de ahorro acumulados durante la pandemia y el aumento de la inversión en construcción y otros sectores vinculados la ejecución de los fondos Next Generation. Todos responsables, a su vez, de la evolución positiva del empleo hasta ahora», explican desde Esade.
Sin embargo, el Informe Económico y Financiero de Esade advierte que la continuidad de este escenario a medio plazo dependerá de la inflación y de la intensidad en las futuras subidas de los tipos de interés del BCE, dada la elevada deuda acumulada y al déficit estructural español, que asciende actualmente al 4% del PIB. Para hacer frente a esta incertidumbre, sus autores recomiendan concretar un plan de consolidación fiscal creíble a medio plazo y aprovechar los fondos Next Generation para implementar reformas estructurales aplazadas que mejoren la productividad de la economía española.
“Hemos tenido un periodo muy bueno para poder hacer reformas con mucha financiación y un crecimiento económico muy importante, y no lo hemos aprovechado. Por tanto, nos vamos a tener que enfrentar a importantes complicaciones en el futuro y, desde luego, a una desaceleración fuerte del crecimiento económico”, concluye Toni Roldán, director de EsadeEcPol.