El referéndum que se celebrará en Italia próximamente es tanto una consulta sobre la gestión de Matteo Renzi como sobre la reforma constitucional, que tiene por principal objetivo atenuar el bloqueo político: el primer ministro ha anunciado su dimisión si el electorado se decanta por el «no».
Un resultado negativo, explica en su análisis Andrew Cormack, gestor en WesternAsset, filial de Legg Mason, podría abrir un periodo de inestabilidad política, con la posibilidad de que el mercado descuente la hipotética salida de Italia de la UE.
Los partidarios del «no» intentan aprovechar el sentimiento antisistema que se palpa en toda Europa. Cormack explica por qué cree que este referéndum debe verse desde otro prisma. EL gestor de WesternAsset analiza el riesgo antisistema y plantea tres factores clave que podrían influir en el voto:
Inmigración
La llegada de refugiados ha dañado la imagen política de Renzi, que ha tratado de contrarrestar las críticas negativas adoptando una postura firme frente sus homólogos europeos. Así, por ejemplo, en el mes de junio, amenazó con conceder a los migrantes un visado temporal que les permitiera viajar a cualquier lugar de Europa.
Crecimiento y austeridad
A día de hoy, la economía italiana se ha contraído respecto del inicio de la recuperación mundial, a diferencia de la zona del euro, que ha crecido un 6,5% en su conjunto.
El debate entre la Comisión Europea, que reclama el endurecimiento de la política presupuestaria, y Renzi, que busca un presupuesto expansionista para el 2017 en vista de la desaceleración económica, se irá tensando con toda certeza cada vez más a medida que se acerque el referéndum. El primer ministro italiano querrá demostrar a su electorado su voluntad de enfrentarse al resto de Europa y luchar por los intereses del país: es probable que mercados y votantes acojan con agrado cualquier indicio que apunte a la posibilidad de que la Comisión ceda ante las demandas del mandatario respecto de las cuentas públicas del próximo ejercicio, lo que contribuiría a inclinar la balanza a favor del «sí».
Banca italiana
Las acciones de los bancos italianos se han desplomado desde principios de año, con una caída del 42% frente al 20% del índice de bancos europeos. Con la creciente preocupación en torno al reto que plantean la relajación cuantitativa y la política de tipos negativos del BCE para la capacidad de generar beneficios de los bancos, con las consiguientes dificultades para sanear sus balances y respaldar el crecimiento de la economía italiana, la salud y la vulnerabilidad del sistema bancario italiano vuelve a situarse en el punto de mira de los inversores.
Las cifras del último Informe de Estabilidad Presupuestaria publicado por el Banco de Italia reflejan el lastre que arrastran los bancos del país: 360.000 millones de euros en préstamos no productivos. Además, los resultados de la prueba de resistencia realizada por la Autoridad Bancaria Europea, publicados el 29 de julio, ponen de manifiesto los desafíos a los que se enfrenta el sector, por una parte, y, por otra, que el sistema bancario italiano sigue siendo uno de los más vulnerables de Europa.
Al margen del temor que suscitan entre las autoridades las consecuencias de un rescate para la estabilidad presupuestaria, estas maniobras resultan más complicadas si cabe en Italia por el importante volumen de emisiones de bonos sénior no garantizados y subordinados que se han colocado a particulares, clientes de estos bancos.
No hay duda: el más mínimo indicio de que este grupo de inversores podría soportar pérdidas en caso de recapitalización bancaria afectaría negativamente a Renzi y empujaría a los votantes hacia el «no», por lo que las autoridades italianas estudian distintas opciones para fortalecer los balances de las entidades. Por nuestra parte, acogemos con satisfacción que, fuera del país, los responsables políticos estén abiertos a buscar una solución que evite la recapitalización interna por parte de este colectivo de acreedores. En términos de deuda corporativa, Western Asset continúa infraponderado en la mayoría de los bancos italianos.
Posicionamisnto de Western Asset
“El riesgo para nuestra posición es que el electorado italiano vote «no». Creemos que la reacción inicial del mercado sería negativa, lo que ampliaría aún más los diferenciales periféricos y lastraría el euro. Sin embargo, creemos que ofrecería una oportunidad de compra y buscaríamos estas ampliaciones para aumentar nuestra sobreponderación, puesto que pensamos que el BCE ofrece un respaldo creíble y totalmente flexible. Para proteger las carteras frente a este resultado, los inversores pueden aprovechar la escasa volatilidad del euro comprando opciones de venta sobre la moneda única. En los próximos meses, el «no» transalpino no haría sino reducir los obstáculos para la adopción de nuevas medidas. Puede que Draghi se vea obligado una vez más a hacer todo lo necesario para proteger el euro”, concluye el portfolio manager de WesternAsset, filial de Legg Mason.