En líneas generales, la evolución del mercado ha sorprendido al consenso en lo que va de año. La postura más común parecía ser que la mayoría de los activos de renta fija pasarían apuros y que “evidentemente”, invertir en renta variable –especialmente en el mundo desarrollado– era lo más apropiado.
En cambio, algunos bonos han hecho gala de un excelente comportamiento desde principios de año, especialmente en el tramo largo de la curva de tipos. Los mercados de renta variable no han mostrado tanta solidez, aunque después de la volatilidad reinante a principios de año (asociada principalmente con las tensiones en Ucrania y los temores acerca de las perspectivas de crecimiento en China) la mayoría de los inversores deberían estar satisfechos con la evolución mostrada por esta clase de activo.
En este contexto, Dave Fishwick, director de Inversión Macro y de Renta Variable de M&G, se pregunta si están caros todos los activos. “Algunos comentaristas se han manifestado preocupados por las subidas registradas por la mayoría de las grandes clases de activo. La experiencia del año pasado ha recordado a los inversores que es posible acusar pérdidas de capital significativas en activos de renta fija, especialmente cuando las rentabilidades son bajas. Al mismo tiempo, sigue vigente el debate en torno a la existencia o no de una “burbuja” en los mercados de renta variable, mientras los mercados estadounidense y alemán han marcado máximos históricos. Todos estos debates tienen lugar a la sombra de la influencia distorsionadora que siguen ejerciendo los bancos centrales en todo el mundo, y que plantea las siguientes preguntas: ¿Acaso no están inflados todos los precios de los activos a causa de la masiva afluencia de liquidez y de unos tipos de interés extremadamente bajos? ¿Qué ocurrirá cuando la Reserva Federal ponga fin a la barra libre de liquidez?”
En su opinión, estos temas tienen una connotación claramente emocional, y muchas veces, la posición que se asume en el debate viene informada no solo por aspectos económicos, sino también por nuestra visión del mundo, inclinación política y sistema de valores. Por este motivo, cree que es “sumamente importante” dar un paso atrás y analizar los activos sin cargas emocionales e ideológicas, y hacerse la pregunta clave: “¿Cuál es la remuneración ofrecida a cambio de asumir un riesgo, y nos resulta lo suficientemente atractiva?”
El equipo de multiactivos de la gestora obtiene algunas conclusiones. En primer lugar, el coste real asociado a la “tranquilidad” que conlleva mantener el dinero en liquidez es alto, mientras que da la impresión de que los activos “de mayor riesgo” remuneran el riesgo de forma, por lo general, razonable. Las rentabilidades de la deuda soberana de países desarrollados siguen pareciendo poco atractivas en el tramo corto, pero ofrecen cierto valor en los vencimientos a más largo plazo. Aunque las rentabilidades del crédito corporativo parecen poco atractivas en términos absolutos, los diferenciales todavía parecen ofrecer cierto valor.
“En otras ocasiones ya hemos señalado que cuando existe realmente una burbuja, no hay mucha gente que la constate. El tono general adoptado por los mercados hoy en día denota un profundo nerviosismo en torno a las perspectivas de la economía global. Aunque la búsqueda de rentabilidad ha restado atractivo a la valoración de algunos activos, los inversores no se han mostrado dispuestos a pagar más por la esperanza de crecimiento. Éste es el motivo por el cual, en su conjunto, la mayoría de los mercados de renta variable no parecen sobrevalorados”, explica.
¿Y qué hay de las subidas de tipos?
Uno de los argumentos más frecuentes es que si el bajo nivel de los tipos de interés en el mundo desarrollado ha empujado a determinados activos hasta niveles poco atractivos, lo más seguro es que una política monetaria restrictiva se traduzca en pérdidas significativas. “Pese a empatizar con esta postura, pensamos que lo más importante en este contexto es el punto de partida del valor de un activo”, explica el experto.
El hecho es que, en la actualidad, varias clases de activo presentan valoraciones atractivas o neutras en términos históricos, y estas historias incluyen regímenes con tipos de interés de doble dígito. Por consiguiente, desde una perspectiva a más largo plazo, la remuneración que ofrecen estos activos parece razonable, especialmente si la alternativa es la rentabilidad negativa garantizada del efectivo (en ausencia de una deflación sostenida). “Es muy probable que un endurecimiento de la política monetaria genere volatilidad, pero consideramos peligroso tratar de determinar el momento de entrada y de salida en el mercado con objeto de evitar tal desarrollo. Resulta imposible saber si los tipos de interés subirán, cuándo lo harán, o cómo reaccionarán los mercados cuando lo hagan. No obstante, si los inversores se aseguran de tener en cartera activos en los que realmente confían, esta volatilidad podría propiciar verdaderas oportunidades de inversión”, apostilla. E incide en que aquellos activos que presentan valoraciones atractivas son precisamente los que deberían ser menos vulnerables al impacto de subidas de los tipos de interés.
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