Después del Reino Unido con el proceso del Brexit, Italia es el otro país que más preocupa a los inversores de cara a la estabilidad europea. En particular, siguen atentos a la evolución de su deuda y su relación con la Unión Europea, sobre todo tras las tensiones presupuestarias del pasado verano y las elecciones al Parlamento Europeo. Sin embargo, en el espectro de renta fija, la deuda italiana –tanto pública como corporativa– es uno de los activos que más atractivos puede despertar, según la capacidad de asumir riesgo del inversor.
Según explica Debbie King, gestora de inversiones en Kames Capital, la búsqueda de rentabilidad ha llevado a un número creciente de inversores a incrementar su exposición a bonos italianos últimamente. Sin embargo, a King le preocupa la volatilidad potencial que podría experimentar este mercado, que sigue ofreciendo unas previsiones de crecimiento demasiado optimistas, la dependencia de los bancos italianos de la nueva ronda de operaciones de refinanciación a largo plazo condicionadas (TLRTRO) del BCE y el posible comportamiento errático de unos políticos faltos de experiencia que quizás estén más interesados en mantener el control del partido tras las elecciones europeas de mayo.
La gestora tampoco anticipa que el mercado de bonos vaya a registrar un gran número de ángeles caídos simplemente porque el número de bonos corporativos con calificación BBB haya aumentado hasta representar más de la mitad de todo el mercado de grado de inversión.
“No hay un porcentaje normal de títulos BBB que vean su calificación rebajada a high yield pero estos casos se han reducido en años recientes hasta niveles históricamente bajos. De hecho, en los últimos años este segmento ha registrado mejoras netas de calificación, es decir, muchos títulos con una nota de solvencia inferior al grado de inversión han recibido una calificación BBB. Esta tendencia no se sostendrá si la economía cae en recesión, como empieza a predecirse últimamente. De acuerdo con las estimaciones más negativas, basadas en datos de recesiones previas, más de un 10% de los bonos BBB podrían convertirse en high yield. No obstante, creo que muchas de estas predicciones catastrofistas son exageradas. El crecimiento del segmento BBB ha puesto de relieve una gran diferencia en los niveles de endeudamiento de las empresas que emiten este tipo de títulos”, apunta King.
Los gestores observan que la deuda sigue estando relativamente barata en términos históricos, lo que facilita que las empresas se refinancien y amplíen las fechas de vencimiento de sus bonos, reforzando así sus balances.
Los riesgos políticos que supone Italia parecen haberse relajado totalmente desde el pasado verano, aunque los analistas no pierden de vista lo que pueda ocurrir en las próximas elecciones europeas. Desde Pictet AM se muestran cauto y Andrea Delitala, CFA, director de multiactivos de Pictet AM y gestor del fondo Pictet Multi Asset Global Opportunities, señala que la probabilidad de que Italia quiera salir de la Unión Europea ha disminuido algo. “El mercado descuenta un 1% de posibilidad de un Italexit y nosotros 5%. De momento cara a las elecciones al Parlamento Europeo las encuestas indican que los partidos populistas, que tienen razones legítimas pero proponen soluciones equivocadas, sólo pueden crecer ligeramente en escaños frente a los tradicionales”, explica Delitala.
Para Keith Ney, gestor del fondo Carmignac Sécurité, Italia sigue siendo un riesgo para la estabilidad de Europa y de hecho no tienen exposición al país. “Considero que la sostenibilidad de la deuda italiana es bastante frágil. El país se enfrenta a una recesión y sus líderes políticos tienen una visión muy diferente al del resto de líderes de la Unión Europea, situación que creo que se agrava con sus propuestas de estímulos fiscales. La Unión Europea sigue trabajando para que Italia reduzca su presupuesto, pero cualquier valoración ya tendrá que esperar a después de las elecciones europeas”, apunta Ney.
En opinión de Ney, Italia sigue siendo un país que necesita importantes reformas estructurales para potenciar su economía. “Italia tiene una dinámica muy frágil todavía y por ello nuestra exposición a bonos italianos es cero”, concluye.