Parece que podemos cerrar el año un poco más tranquilos, ya que la mayoría de las entidades consideran que en 2023 no habrá recesión. A esta previsión también se ha sumado BBVA AM, no sin destacar que nos encontramos en un entorno de bajo crecimiento. “Las economías funcionan en un nivel de actividad mediana o baja, pero tenemos señales incipientes de estabilización. En términos cíclicos da la sensación de que la desaceleración puede estar frenando”, ha señalado Joaquín García Huerga, director de Estrategia Global en BBVA AM, en la presentación del informe “Visión de Mercados 2023”.
Por lo que su escenario principal para el año que viene será de un “aterrizaje suave”. Sin embargo, el grado de incertidumbre y la dispersión de opiniones es elevado, y desde BBVA AM han desarrollado dos escenarios alternativos. El primero contempla una recesión, y vendría determinado por unas condiciones monetarias que acaban arrastrando a la economía y en el que, al final, la inflación caería con más fuerza. El segundo escenario alternativo sería inflacionista, lo que obligaría a tensar más la política monetaria.
Vuelve la renta fija
Está claro que 2022 ha sido un año anómalo en el que han caído todos los activos, sin embargo, la palma se la lleva la renta fija, ya que es muy difícil encontrar pérdidas tan grandes a lo largo de la historia. Pero este año duro deja un entorno más positivo para este tipo de activos: “Se podrán construir carteras con rentabilidad positiva solo invirtiendo en renta fija. Este es el gran cambio y la gran transición”, ha señalado García. «2023 puede ser un buen año para numerosos activos financieros. La estrella debería ser la renta fija, como motor de generación de rentabilidad para las carteras y a priori con poco riesgo».
Sin embargo, advierte de que en 2023 continuará la volatilidad, y para que veamos una reducción tendrán que cumplirse dos hitos: ver el pico de la inflación y de las expectativas de los bancos centrales. “Según lo asuma el mercado, la volatilidad bajará y los activos de riesgo recuperarán. Estas condiciones ya están en marcha y seguirán vigentes en 2023”, añade.
Concretamente, en renta fija la entidad ve atractiva la curva de tipos del tesoro estadounidense, especialmente en la parte larga de la curva. En las europeas aún tienen dudas. “Se abrirá una buena oportunidad de compra en 2023, pero no tenemos claro si es pronto y hay que espera un poco más”. En el crédito también detectan una mejora y consideran atractivos los bonos de alta calidad crediticia, más que el high yield.
Por el lado de la renta variable, García recuerda que la inflación e incertidumbre han pesado mucho, pero los beneficios empresariales han sido muy resistentes y admite que 2022 va a cerrar con un año de bolsas cayendo y beneficios subiendo, lo que “nos deja unas valoraciones atractivas, especialmente en emergentes y Europa, no tanto en Estados Unidos”.
Por regiones, considera que las bolsas emergentes juegan con el viento favorable de la valoración, frente a las desarrolladas, y pueden tener el viento a favor de que el dólar haya hecho máximos y en los próximos meses se debilite. Asimismo, en Europa ven más potencial que en EE.UU., siendo la valoración la que apoya esta tesis. Según sus predicciones, las bolsas estadounidenses pueden subir un 4% y las emergentes y europeas por encima, pudiéndose acercar al doble dígito. “Nos quedamos con un entorno en el que la valoración constituye el gran pilar para 2023, lo que permitirá tener un comportamiento positivo en bolsas”, apunta. Además, señala que en 2023 se continuará con la transición al value frente al growth.
Crecimientos modestos, pero no negativos
Por regiones, para Estados Unidos, más que una recesión, desde BBVA AM esperan un estancamiento económico en la segunda parte de 2023, quedando una cifra media de crecimiento del 0,7%. En la eurozona, sí contemplan una recesión técnica en la última parte de 2022 y el primer trimestre de 2023 para luego repuntar en la segunda parte del año. Sin embargo, García ha insistido en que no tendrá nada que ver con una gran recesión y esperan en 2023 un crecimiento del 0,3%.
En China, la previsión es del 4,5% para un país que viene determinado por las restricciones del COVID-19 y el plan de apoyo a promotores inmobiliarios. “Pensamos que hay que alejarse de los titulares y el corto plazo y considerar 2023 entero. Si así lo hacemos, lo normal es que progresivamente rebaje la política cero y le ayude al crecimiento”, matiza García. En Latinoamérica esperan un crecimiento ligeramente inferior al 1%, debido a que tampoco han sido capaces de escapar del endurecimiento monetario y la inflación.
La inflación bajará en 2023
Respecto a la inflación, García considera que empezamos a tener un fondo más positivo y que abre la puerta a una reducción. La bajada de los precios de la energía, de algunas materias primas o la resolución de algunos de los cuellos de botella de la cadena de suministros, continuarán haciendo posible una bajada de precios, asegura.
Como consecuencia, desde la entidad esperan que en 2023 Estados Unidos cierre la inflación por debajo del 4%. Además, según el experto, ya se ha visto el pico de la inflación general y subyacente. Respecto a las subidas de tipos, García apunta que a la Fed aún le queda alguna y cree que podrían llegar al 5%. “Lo más importante es contemplar que el mayor tramo de endurecimiento ya está hecho y es lo que los mercados están interiorizando. 2023 será un año de política restrictiva, pero se frenarán las subidas y puede quedar un pequeño margen para que se suavicen a finales del año”, espera.
En Europa, la lectura es parecida, aunque va con un ligero retraso, ya que estamos viendo ahora el pico en la inflación general. “Vamos a ver cómo la inflación caerá fuerte en 2023, aunque la media será alta, se cerraría 2023 con una media del 6,5% pero bajando hasta el 3,4% en diciembre. La subyacente llegaría a un 3,7% y bajaría al 2,5% de diciembre de 2023”. Con estas previsiones, desde BBVA AM consideran que los tipos podrían llegar al 3%, un nivel “razonable”.