La deuda de los mercados emergentes superó a la mayor parte de la renta fija mundial en 2017, y algunas partes del mercado llegaron a generar rentabilidades de dos cifras, sin embargo, para Theo Holland, gestor de deuda de mercados emergentes en Kames Capital, este año será diferente, aunque señala que existen áreas de valor en las que centrarse.
Holland, cogestor del Kames Emerging Market Bond Opportunities Fund con más de 100 millones de dólares en activos bajo administración, considera que durante 2018 se debe evitar la deuda latinoamericana y rusa. Para el directivo, Rusia está cara ante las expectativas de que regrese al grado de inversión, mientras que en Latinoamérica, que el año pasado fue la segunda región que mejor se comportó después de África, “las reformas se están atascando en Brasil donde, al igual que en México, se celebrarán elecciones presidenciales este año. En ambos casos, podría salir elegido un candidato claramente no centrista. En el espacio de la beta más alta, Argentina y Ecuador se han comportado muy bien y aún existe una gran cantidad de oferta que el mercado debe absorber”.
Sobre las áreas en las que centrarse este año, el directivo apuesta por África, en especial Nigeria, Etiopía y Senegal: “En un entorno mundial por lo general positivo, creemos que el crédito africano puede anotarse otro buen año en términos de rentabilidad. En comparación con otras regiones, es probable que la oferta sea más bien reducida y que el valor repunte de forma moderada. Nos gusta la deuda corporativa y el sector financiero de Nigeria, así como la deuda soberana de Etiopía y Senegal”, menciona.
En Asia, considera oportunidades claras a la deuda high yield de Sri Lanka y Mongolia, así como los bonos de alto rendimiento de ciertas empresas de Indonesia y la India.
Sobre Europa, que considera una región con altas valoraciones, “Turquía ofrece unas valoraciones algo más razonables tras la pequeña corrección registrada en la segunda mitad del año pasado”.
Finalmente, en Oriente Próximo, “consideramos que se ha dejado atrás el peligro que suponían la situación política de la región y una oferta persistentemente elevada. Al fin y al cabo, se trata de una región que aprecia mucho tanto la estabilidad como el acceso al mercado, y esperamos que ambos factores se mantengan. Dentro de Oriente Próximo, nos decantamos por la deuda soberana de Baréin, por las blue-chips de Emiratos Árabes Unidos (EAU) y por las petroleras kurdas”, concluye Holland.