A principios de este año, el consenso de mercado apuntaba a la bolsa europea como activo favorito en las carteras. “No ha funcionado del todo bien este año pero es el momento de que suceda”, comenta Ángel Olea, director de inversiones de Abante, en la presentación de perspectivas para el año próximo de la entidad.
En su opinión, la bolsa europea lo hará mejor que la estadounidense en 2015 porque los beneficios y márgenes de las empresas podrían ser mayores en Europa y además el mercado está más atractivo en términos de valoraciones, por lo que hay más posibilidades de que los beneficios recuperen terreno. “Los beneficios de las empresas en EE.UU. están en máximos históricos –con una previsión de crecimiento de entre el 8% y 9% para 2015, un poco altas- mientras en Europa vemos que a algunas les está costando más pero la capacidad de mejora y de aumento de beneficios es mayor en el Viejo Continente ”, corrobora Joaquín Casasús, director general de la gestora. Ésa es la razón por la que en Abante están más positivos con el mercado bursátil europeo que con el americano de cara al año próximo.
En su asignación de activos, sobreponderan tanto la bolsa europea como la de Japón, infraponderan ligeramente la de EE.UU. (teniendo en cuenta que el peso en el índice es fuerte) y son cautos en emergentes, con una clara preferencia por Asia, la zona que mejor puede capitalizar un petróleo barato. “El entorno es aún muy complicado y aunque estos mercados ofrecen mayores descuentos que los mercados desarrollados, creemos que todavía no es el momento”, explica Olea, que menciona los ajustes económicos que están acometiendo algunos países o las divisas que siguen cayendo como motivo de su cautela y baja exposición.
Atractivos relativos
Pero, en general, su preferencia es clara por activos de renta variable frente a los de renta fija, pues, en su opinión, “cada vez pesa más el atractivo relativo entre ambos”. Así, si hace años era posible estar tranquilo con posiciones conservadoras en renta fija, la caída de tipos hasta mínimos históricos ha dejado rentabilidades medias en el entorno del 2%, frente a un 6% en bolsa. “La prima de riesgo de la renta variable es buena, del 4% -considerando un PER de 16 veces en las bolsas mundiales-“, explica, algo a lo que hay que sumar el factor rentas. “Nunca ha sido más atractivo el dividendo por acción en Europa frente a los bonos europeos”, añade.
La foto de valoraciones también es más razonable en bolsa que en renta fija, explica, puesto que si en renta variable no ve ningún activo demasiado caro (aunque las valoraciones son más altas en mercados como EE.UU. o Alemania frente a emergentes o Europa, en su media histórica), en renta fija casi todo el espectro lo está. “En general la deuda está cara, con pequeños oasis en los bonos corporativos pero sin atractivos importantes”, dice Olea.
Así, las cosas, la renta fija no les convence como activo en 2015, a pesar de que en 2014 ha sorprendido positivamente. “Tras 30 años de mercado alcista hay poco que rascar. Aunque los tipos seguirán bajos en Europa durante mucho tiempo, el colchón de rentabilidad para los próximos años es escaso y el riesgo cada vez es más asimétrico ante un futuro escenario de subida de tipos”, insiste. Como ejemplo, la rentabilidad del bono español ha pasado del 11% al 2% en 20 años.
Por eso, en su exposicón apuestan por asumir poca duración y dar preferencia al riesgo de crédito, y apuestan por estrategias flexibles capaces de tomar apuestas relativas, y no solo direccionales; por ejemplo, con fondos de retorno absoluto.
Cautela con el dólar
En cuanto a las divisas, les gusta el dólar pero con cautela, pues les preocupan las posiciones tan agresivas que defienden su revalorización frente al euro; así, las posiciones del dólar frente a las otras divisas del G4 (yen, libra y euro) están en máximos históricos.
Según Casasús, la caída del euro no está descontada en Europa y eso dará impulso al crecimiento, junto a otro factor: un petróleo barato. Ambos factores mantendrán una inflación muy baja en el continente (en torno al 0%) y propiciarán el mantenimiento de políticas monetarias relajadas, con la posibilidad de un QE, un gran condicionante de inversión para los próximos años, en contraposición a las políticas monetarias de la Fed.
Según Casasús, el petróleo será un viendo de cola en 2015, conteniendo la inflación: seguirá bajo pero, a esos 60 dólares el barril, el incentivo para producir desaparecerá y el precio se estabilizará en torno a los 80 dólares. Esa situación beneficiará a sectores de consumo (tanto básico como cíclico) y a industrias que puedan sacar partido a un crudo barato, mientras perjudicará a sectores de energía y materias primas.
“En general, el PIB mundial crecerá por encima del 3%, en un contexto en el que EE.UU. irá bien, Europa mejorará –con España creciendo al 2% y Alemania frenando su ritmo- y los emergentes se desacelerarán ligeramente”, dice.
Diversificación contra populismos
En cuanto a los riesgos destacan el bajo crecimiento en Europa, el parón de China o los eventos geopolíticos, junto al del auge de los populismos en el Viejo Continente. “Las elecciones en España ofrecerán resultados distintos a las encuestas, que dan la victoria a Podemos, puesto que si España crece es difícil que nos peguemos un tiro en el zapato. Pero si eso ocurre, diversificaremos la inversión en otros mercados como EE.UU.”, dice Casasús.