Según un estudio elaborado por Bloomberg Economics sobre la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, el PIB mundial aumentaría en 20 billones de dólares en 2050 si se eliminase la brecha en años de escolaridad y participación en la fuerza laboral entre ambos género de un mismo país. El documento releva que incluso en los países donde hay mayor igualad de género cerrar esta brecha sería positivo y tendría un impacto de unos 17 billones de dólares más en el PIB en 2050.
La firma ha puesto el foco en los países donde la diferencia es mayor, como en India, Pakistán, Egipto, Turquía y Nigeria, que representan los países con mayores barreras para la participación de las mujeres en la economía y las mayores ganancias potenciales de romperse dichas barreras. Por ejemplo, para la India, el aumento del PIB en 2050 estaría por encima del 30%, señala Adriana Dupita, economista de Bloomberg Economics.
«Estas cifras no son previsiones. En muchos países, las barreras a la educación y el empleo de las mujeres están profundamente arraigadas. Por el contrario, son cálculos que demuestran los enormes costes de la discriminación de género y los enormes beneficios si se aborda. Las prioridades políticas varían de un país a otro, pero aumentar el acceso de las mujeres a la educación postsecundaria, brindar servicios de cuidado infantil subsidiados y tener regulaciones para promover y proteger los contratos laborales flexibles ha demostrado ser efectivo para mejorar los resultados educativos y el empleo de las mujeres», destaca Adriana Dupita, economista de Bloomberg Economics.
Empoderar a las mujeres, impulsar el crecimiento
Según destaca Dupita, en los libros de economía, el potencial de crecimiento está determinado por el capital humano (cantidad y calidad de trabajadores), el capital físico (todo, desde las fábricas hasta la red eléctrica) y la productividad (como lo están haciendo los países más avanzados en términos de “armar el rompecabezas”). «Las barreras a la educación y la participación de las mujeres en la fuerza laboral reducen el capital humano y, por lo tanto, pesan sobre el potencial de crecimiento», matiza.
En este sentido, ¿qué tan grandes son las barreras? Existen grandes variaciones entre países, pero en conjunto, las cifras son «alarmantes», considera la experta. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en 2020, solo el 58,4% de las mujeres entre 25 y 64 años participaron en la fuerza laboral frente a más del 90% de los hombres del mismo grupo de edad. En Oriente Medio y África del Norte, la brecha es aún mayor.
Un observación clave es que la disparidad en educación es menos pronunciada. De hecho, en los países de la OCDE, las mujeres tienen un nivel de educación ligeramente superior al de los hombres. Sin embargo, en los países en desarrollo, el promedio de años de escolaridad de las mujeres es más bajo que el de los hombres, lo que indica que hay margen de mejora.
Tres escenarios de fuerza laboral para 2050
Reducir o eliminar las diferencias en las áreas de empleo y educación tendrá importantes beneficios. De cara a 2050, Dupita plantea tres escenarios. En primer lugar, el caso base. Para Bloomberg Economics, «si se mantiene la tendencia actual de participación en la fuerza laboral y los niveles de educación de las mujeres, la participación del grupo en el rango entre 25 y 64 debe llegar al 56,4% en 2050; un descenso desde el 58,4% en 2020″. En este escenario, las tendencias demográficas y estructurales son coherentes con la actualidad. «El promedio de años de escolaridad aumentaría a 12,4 años en 2050 desde 10,5 años en 2020. En este escenario, el crecimiento global sería de 2,8% anual, en promedio«, añaden.
En el segundo escenario, los países en desarrollo deberían igualar a los países líderes regionales de tal forma que la participación de las mujeres entre 25 y 64 años en la fuerza laboral alcanzaría el 75%, y la escolaridad promedio sería de 13 años para 2050. En este caso, se produciría un crecimiento global de alrededor del 3%, unos 17 billones de dólares sumados al PIB de 2050. «Los mayores ganadores serían Nigeria y Turquía, cuyas proyecciones de PIB en 2050 estarían un 18% y un 15% por encima de la línea de base, respectivamente«, afirma la economista.
Finalmente, el escenario más ambicioso, la coincidencia total entre hombres y mujeres. En este caso, la participación aumentaría al 88% y la escolaridad sería de más de 12 años para 2050; lo que elevaría la tasa de crecimiento al 3,1% en promedio y sumaría 20 billones al PIB de 2050. India y Pakistán serían los más beneficios, con unas proyecciones de PIB de un 30% y 19% más, respectivamente.
Soluciones de política
Desde Bloomberg señalan que estos datos no representan proyecciones de fututo sino que muestran un análisis como «ejercicio sobre el coste de la discriminación«. Ahora bien, ¿de qué manera se puede trabajar para intentar alcanzar esta mayor igualdad de género? El índice de igualdad en el lugar de trabajo de la mujer ofrece una medida del progreso entre países hasta la fecha. Un breve vistazo a los datos revela una gama considerable de oportunidades de mejora:
- En el 10% de los países, no hay educación primaria gratuita y obligatoria. En el 27%, no hay servicios públicos de cuidado infantil. En ambos casos, la responsabilidad del cuidado de los niños es generalmente de las mujeres, lo que limita las opciones de empleo.
- En el 60% de los países, no existe una ley que obligue a la igualdad de remuneración, lo que pesa sobre el potencial de ingresos de las mujeres y reduce el incentivo para ingresar a la fuerza laboral.
- En el 65% de los países, no existen políticas, o son inadecuadas, para impulsar el acceso de las mujeres al crédito, lo que crea una barrera para el espíritu empresarial.
Así, aunque las prioridades políticas varían de un país a otro, aumentar el acceso de las mujeres a la educación postsecundaria, brindar servicios de cuidado infantil subsidiados, crear leyes para la igualdad de género en el trabajo, promover contratos laborales flexibles y, en los países en desarrollo, subsidiar la compra de electrodomésticos que faciliten el trabajo manual, como lavadoras; contribuirían favorablemente a la inclusión de las mujeres en el mercado laboral.
La experta concluye con un punto fundamental: el análisis presentado se ocupa únicamente del lado de la oferta de la economía. «Para que el PIB aumente, no es suficiente que las mujeres tengan más educación y oportunidades de participar en la fuerza laboral, también debe haber una demanda de más trabajadores. Si esto no sucede, tal vez porque los avances en la automatización eliminan puestos de trabajo, el resultado sería más desempleo, no un mayor crecimiento. Esto resalta la importancia de considerar las políticas de igualdad de género junto con una revisión más amplia para que los mercados laborales funcionen», explica.