Keiko Fujimori, ex-legisladora educada en Estados Unidos e hija del expresidente encarcelado Alberto Fujimori, ganó la primera ronda electoral del domingo en Perú, con un 39,46% de los votos cuando se había escrutado el 66,82% de las actas, pero no obtuvo suficientes votos como para evitar una segunda ronda electoral el próximo 5 de junio.
El segundo candidato más fuerte es Pedro Pablo Kuczynski, con un 23,73% de los votos, que trabajó en banca de inversión en Nueva York, fue ex-funcionario del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional antes de ser ministro de finanzas para Perú.
Alejando los temores en los mercados financieros por la potencial ascensión en votos de Veronika Mendoza, líder del partido Frente Amplio, quedó en tercer lugar con un 17,1% de los votos. En las últimas semanas, Mendoza había propuesto profundos cambios en las políticas económicas, imponiendo trabas a la industria minera, mayores impuestos a las empresas y renegociando los contratos de exportación de gas natural. “La primera ronda de elecciones presidenciales en Perú fue positiva para el mercado, ya que eliminó el riesgo de candidatos menos favorable a los mercados. Conforme se acercaba el fin de semana, se incrementó la demanda de instrumentos de cobertura contra el dólar, por si acaso el riesgo llegaba a materializarse”, comenta Jens Nystedt, portfolio manager y director del equipo de renta fija emergente de Morgan Stanley.
Tanto Fujimori como Kuczynski buscan una continuidad en las políticas que promueven la actividad empresarial del país. “La segunda ronda será una carrera competitiva entre Keiko Fujimori, Keiko entre sus seguidores, y Pedro Pablo Kuzcynski, conocido por sus siglas PPK, pero desde la perspectiva de mercado, no importa tanto cuál de los dos candidatos gana las elecciones, ya que ambos candidatos representarían una continuidad en una gestión económica prudente” añade Jens Nystedt.
La economía peruana, que hasta ahora se benefició del alto precio de los metales, es el segundo mayor productor de plata, el tercer mayor proveedor de cobre, y un productor clave de oro y cinc. Las autoridades peruanas han estado buscando la manera de diversificar su economía fuera de la industria minera, promulgando reformas para estimular la inversión, embarcándose en una serie de acuerdos comerciales, asociaciones y negociaciones en las que se incluye el tratado Transpacífico (TTP). En 2015, Perú consiguió un crecimiento de su producto interior bruto del 3,3% y se espera que siga creciendo a una tasa similar para el 2016, mientras que está previsto que la región se contraiga en un -0,3%, según los datos del Fondo Monetario Internacional.
“La economía peruana ha sido resiliente hasta ahora gracias a los proyectos mineros que estaban en funcionamiento. Sin embargo, este flujo de proyectos comienza a secarse a partir del año que viene. Es competencia del próximo presidente revitalizar la economía, siendo uno de los principales puntos impulsar la competitividad para hacer frente a los menores precios de las materias primas. Ambos candidatos prometen centrarse en el gasto en infraestructuras, que ayudará a ello. Pero el próximo presidente tendrá que gestionar el delicado balance entre hacer el clima de inversión atractivo para la mayoría de compañías mineras frente a una mayor presión social de las comunidades afectadas por la explotación minera. Esta última cuestión ha sido añadida como un coste de desarrollo en los más recientes proyectos mineros. Y supone un desafío en el futuro para Perú, ya que en la actualidad no es exactamente un productor de bajos costes”, comenta Edwin Gutierrez, director del equipo de renta fija soberana emergente de Aberdeen Asset Management.
En cuanto a la visión del mercado de renta fija, Jens Nystedt concluye: “En estos momentos continuamos viendo el sol peruano relativamente barato desde una perspectiva a medio plazo, mientras que vemos valor absoluto en la parte larga de la curva de bonos del gobierno peruano”.