En lo que va del año el peso mexicano registra una ganancias de 1.38%, se ubica en su mejor nivel desde junio de 2015, alrededor de 16,71 pesos por dólar, y está muy cerca de registrar su mejor nivel en una década, solamente le bastaría con apreciarse 10 centavos más para lograrlo.
Pero en el sexenio el balance es envidiable, el peso mexicano registra una apreciación acumulada de 18%, se trata nada más y nada menos que de la mayor apreciación para la moneda mexicana en la era de la libre flotación para un periodo similar, es decir en prácticamente tres décadas.
La fortaleza del peso es tal que hoy a diferencia de otras épocas, en el proceso electoral que registra el país y que casi con seguridad llevará a la presidencia por primera vez a una mujer, la moneda nacional ha dejado de ser factor de incertidumbre, por el contrario.
Explicaciones para la extrema fortaleza del peso hay suficientes, desde las que hablan de la diferencia de tasas de la economía de México con Estados Unidos, la mayor potencia global, hasta los beneficios por el aumento de las remesas y el ya evidente nearshoring, un fenómeno real que atrajo miles de millones de dólares el año pasado; se calcula que de los 36.000 millones de dólares que llegaron a México en 2023 en Inversión Extranjera Directa (IED), al menos 20.000 millones corresponden o están ligados de alguna manera con el nearshoring.
El gobierno destaca al llamado Superpeso como la prueba de que sus políticas económicas son las adecuadas para el crecimiento del país, aunque este apenas se haya recuperado a su potencial histórico de entre 2 y 3%, después de la pandemia.
Un desempeño sorpresivo
Para Diego Tarrats, CEO y fundador de Forandra Capital, fondo dedicado al activismo financiero en Estados Unidos y Europa especialmente, el desempeño del peso en este año ha sido sorpresivo aunque hay razones para ello, especialmente en lo relacionado con el aumento de las remesas al país, que el año pasado casi alcanzaron los 60.000 millones de dólares; además, esta el nearshoring, que es un fenómeno real que atrae capitales a México, y desde luego la diferencia de tasas entre la economía mexicana y estadounidense, que juega a favor del peso.
Sin embargo, Tarrats señala a Funds Society que necesariamente el peso se depreciará en los próximos meses conforme la Fed, el banco central estadounidense, empiece a bajar su tasa de interés, algo a lo que sí o sí reaccionará la divisa.
Como sea, calcula que la cotización se depreciaría hasta niveles aproximados de 18,5 pesos, que no dejan de ser muy buenos para el balance de este gobierno que está por finalizar, y el inicio del siguiente.
Para Gabriela Siller, directora de análisis en Banco Base, el desempeño del peso es igualmente sorpresivo y se sustenta en las mismas causas antes señaladas, más el hecho de que recientemente las cifras de la economía estadounidense han abierto la posibilidad de que la Fed no baje su tasa de interés tan pronto como se esperaba, incluso podría hacerlo hasta después del primer semestre.
Nueva era para el peso, JP Morgan
Brendan Mckenna, economista de mercados emergentes y estratega de divisas en Wells Fargo Secutities refiere que la fortaleza del peso se explica por razones como el papel de México como principal socio comercial, desplazando ya a China, junto con otros factores que se señalan constantemente en los mercados, como remesas, diferencia de tasas, etc.
Pero JP Morgan Chase van más alla y asegura que el peso ha entrado en una nueva era y que los inversionistas deberían de dejar de lado sus ideas obsoletas sobre la divisa. Para los analistas del banco, dirigidos por Saad Siddiqui, el nivel de remesas que en 2023 llegaron a 60.000 millones de dólares, duplicándose en 5 años, cubren con creces el déficit comercial del país y esto es un factor que explica al Superpeso.
Pero hay más causas, por ejemplo el hecho de que el peso haya sido desplazado por otras monedas asíaticas con alta liquidez como divisas para especular, le ha beneficiado a la moneda mexicana.
Y para los analistas de JP Morgan el nearshoring es un factor incuestionable, porque será un fenómeno que perdurará por años en México.
Todos estos factores han puesto de acuerdo a los especialistas y al país entero en el sentido de que el tipo de cambio no será en esta ocasión un factor de incertidumbre en el proceso electoral en curso.
Para remontarse a un escenario similar, de cero incertidumbre cambiaria, habría que llegar a la elección de 1970, cuando el peso vivía los últimos momentos de la era llamada «el desarrollo estabilizador», es decir, el Superpeso está en su mejor momento dese al menos hace 5 décadas.
Hace tan solo 30 años
Hace 30 años la incertidumbre en los mercados financieros mexicanos era total; entre otras cosas, una guerrilla irrumpía en el primer minuto de 1994 y ponía en jaque al gobierno del entonces presidente Carlos Salinas de Gortari.
Además, las presiones sobre las finanzas eran brutales por los constantes déficits fiscales, las tasas de interés amenazaban con subir, lo que finalmente sucedió. Y, el 23 de marzo de ese año el magnicidio contra Luis Donaldo Colosio, el casi seguro futuro presidente del país, cimbraba a la economía mexicana a tal grado que la salida de capitales se volvió la constante.
Todo lo anterior se traducía en permanentes devaluaciones, algo que también laceraba las finanzas del país. Las devaluaciones de entonces eran solamente una parte de la historia de fuertes caídas para la divisa mexicana, en realidad desde la década de los ochenta el peso sufría ajustes constantes. Cada proceso electoral tenía la particularidad de que reportaba al menos cierto nivel de incertidumbre, o graves periodos de volatilidad cambiaria, esa era la historia hasta hoy