Tras las dudas que despertó el pasado viernes el Deutsche Bank, el día ha arrancado con cierta tranquilidad. “Los rumores sobre la entidad alemana se quedaron simplemente en un susto, hoy la acción del banco sube casi un 5%, aunque el coste del seguro de impago para la deuda senior sigue elevado; y de momento los temores no han ido a más”, señalan los analistas de Banca March.
Pese a lo compleja que fue la semana pasada, los expertos de Banca March, destacan que las bolsas europeas cerraron una semana con alzas, superiores al 1,5% en el caso del EuroStoxx 50 y cercanas al 1% en el caso del Ibex. Y, tras el fuerte retroceso visto el viernes, las bolsas europeas comienzan la semana con contundentes avances, superiores al 1%. Por su parte, en Estados Unidos, Wall Street cerró con ganancias la volátil sesión del viernes (S&P +0,5%; Nasdaq +0,3%), y las bolsas asiáticas repiten hoy lunes el comportamiento mixto visto el viernes.
En este sentido, la tormenta en el sector bancario parece que amaina. Según los expertos, lo ocurrido con el Deutsche Bank tiene más que ver con un tema de confianza por parte de los inversores, que con un problema estructural de la entidad. “A diferencia de sus predecesores, Deutsche Bank no parecía especialmente vulnerable en términos de rentabilidad, exposición a depósitos o ratios de capital. En cambio, parece como si después de varios fines de semana de titulares negativos sobre los bancos europeos y estadounidenses, los inversores ya no quisieran mantener las acciones bancarias durante la pausa del fin de semana en los mercados. Podría decirse que el Deutsche es el banco que sigue a Credit Suisse en cuanto a imagen de marca, por lo que se llevó la peor parte de la desconfianza de los inversores”, señala el último análisis de Monex Europe.
Según prevé Monex Europe, ante la apertura hoy en verde de los valores bancarios europeos y con un calendario de datos mucho más escaso esta semana, salvo algunas intervenciones de la Fed y el BCE y algunos informes de inflación el viernes, la atención volverá a centrarse en el sector bancario y, más concretamente, en su exposición. “Se ha hablado mucho del sector inmobiliario corporativo, hasta el punto de que los taxistas podrían hablar pronto de él. Es posible que sea el siguiente factor que afecte a los mercados y, por ello, se le está prestando mucha atención”, adelantan.
Frente a esta tormenta, los expertos siguen considerando que lo ocurrido con los bancos regionales estadounidenses y con los europeos, en concreto con Credit Suisse, son “daños colaterales» de la política monetaria significativamente más restrictiva por parte de los bancos centrales, tras una larga fase de tipos de interés históricamente bajos.
“Un entorno al que muchos deudores se habían acostumbrado. El proceso de ajuste es ahora más doloroso. La lucha contra la inflación tiene su precio. La cuestión es hasta qué punto puede llegar, antes de que los bancos centrales consideren que el daño causado es mayor que el rendimiento de su estrategia antiinflacionista. Es muy posible que para entonces se hagan visibles nuevos daños, aunque no es posible predecir con exactitud cuáles serán. Parece más fiable la valoración de que la lucha contra la inflación probablemente se perderá si los bancos centrales aflojan los frenos antes de tiempo”, afirma Philipp Vorndran, estratega de mercados de Flossbach von Storch.
A medida que caen las cotizaciones de los bancos y los diferenciales financieros se amplían, aumenta el coste del capital, lo que conducirá a una racionalización de los balances. Los responsables políticos estarán muy interesados en detener el contagio de las pérdidas inducidas por los tipos a las inducidas por el crédito, pero la alta inflación, la elevada deuda pública y la regulación posterior a la CFG pueden limitar el alcance o la credibilidad de las intervenciones. En este momento, la única certeza predecible es un mayor endurecimiento de las condiciones de préstamo, y no sólo en Estados Unidos: la escasez de crédito bancario pesará sobre la economía, se extenderá a la financiación desintermediada y provocará una revalorización del crédito, así como una descompresión de los diferenciales”, añade Vincent Chaigneau, director de investigación en Generali Investments.
Para Vorndran, los bancos centrales se encuentran en un triple dilema: tienen que luchar contra la inflación sin poner en peligro la estabilidad del sistema financiero y sin paralizar completamente la economía. “El Banco Central Europeo, como caso especial por así decirlo, debe además mantener unida la zona euro. Una tarea que difícilmente podría ser mayor. Lo que sirve para alcanzar un objetivo contrarresta el otro”, matiza.
Por su parte,
Mientras el peso sigue en los bancos centrales, las entidades estadounidenses siguen deshaciendo el enredo de Silicon Valley Bank. Según explican los analistas de Banca March, el fondo de garantía de depósito estadounidense, que había adquirido el control de los activos de SVB, ha alcanzado un acuerdo con First Citizen Bancshares, un banco regional de Carolina del Norte, para adquirir parte de los activos y depósitos de SVB: 72.000 millones en activos, que se han vendido con un descuento de 16.500 millones, y asumirá 56.000 millones en depósitos, además de 17 oficinas de SVB, que seguirán operando bajo la misma marca siendo esta ahora esta una filial de First Citizen. La autoridad financiera ha estimado el coste de la quiebra de SVB en 20.000 millones.
“Por lo tanto, los mercados seguirán con su atención puesta en el sector bancario, pendientes de la situación alrededor de First Republic, aunque también tendremos datos de inflación en Europa en la última parte de la semana, cifras que esperamos que empiecen a reflejar una moderación en el dato general gracias a la caída en los precios de la energía con respecto a marzo de 2022”, matizan los expertos de Banca March.