La debilidad del crecimiento económico y unos tipos de interés en terreno negativo y mínimos históricos refuerzan la tendencia hacia una mayor predisposición al riesgo por parte de las aseguradoras, según un estudio de BlackRock.
En un contexto de incertidumbre geopolítica, unos rendimientos anémicos en el segmento de la renta fija y un escaso crecimiento económico, el quinto estudio anual de BlackRock sobre el sector asegurador a escala mundial concluye que sólo el 8% de los participantes tiene previsto reducir el riesgo en sus carteras de inversión, frente al 47% que espera incrementarlo y el 46% que tiene previsto mantenerlo durante los próximos de 12 a 24 meses.
Este resultado refleja un nivel de precaución ligeramente superior al de 2015, momento en que el 57% de las aseguradoras a escala mundial tenía previsto incrementar el riesgo de inversión, frente al 38% que preveía mantenerlo.
“El panorama mundial de la inversión sigue siendo tremendamente complicado para las aseguradoras. Aunque la predisposición general al riesgo se ha moderado ligeramente desde el año pasado, estas compañías están asumiendo un riesgo mucho mayor en comparación con la media histórica, a medida que amplían su búsqueda de fuentes adicionales de rendimiento y rentabilidad”, asegura Patrick M. Liedtke, responsable del negocio de gestión de activos de seguros de BlackRock en Europa.
El Brexit refuerza viejas tendencias
La debilidad del crecimiento mundial se ha erigido como una de las principales preocupaciones en los últimos sondeos: alrededor del 50% de los encuestados la identificó como uno de los problemas más graves para su estrategia de inversión desde 2014, si bien actualmente se ha visto desbancada por la sensación de un notable incremento de la incertidumbre en el panorama político.
Un 51% de los encuestados aludió al riesgo geopolítico como uno de los más graves para las estrategias de inversión este año, frente al 25% de 2014. La persistencia de un entorno de tipos bajos fue el riesgo de mercado para las estrategias de inversión más citado por los encuestados (59%), seguido de cerca por la volatilidad en los precios de los activos (57%).
Aunque estos resultados son anteriores al referéndum del Brexit a finales de junio, una encuesta relámpago adicional a más de 100 aseguradoras concluyó que los efectos anticipados del Brexit reforzarán las tendencias vigentes, sobre todo la noción de que los tipos de interés continuarán en niveles reducidos durante más tiempo. En opinión de Liedtke, “el Brexit ilustra cómo los riesgos de mercado que más preocupan a las aseguradoras se ven muy influenciados por la incertidumbre política”.
El dilema de la asignación de activos
La predisposición de las aseguradoras a asumir más riesgos de inversión contrasta con el elevado número de encuestados que también prevé aumentar la asignación a activos monetarios y deuda pública. El 50% de las aseguradoras a nivel mundial afirma tener intención de incrementar sus posiciones en activos monetarios en los próximos meses, frente al 36% del año pasado, mientras que el 47% sigue esperando incrementar la asignación a deuda pública (el porcentaje más elevado de toda la gama de activos de renta fija).
Esto pone de manifiesto una asunción de riesgos selectiva en las diferentes clases de activos. En el extremo de activos con más riesgo, el 41% de las aseguradoras tiene previsto aumentar la ponderación de los títulos de renta fija con calificación inferior a grado de inversión, en comparación con tan sólo el 26% de 2015; y el 21% prevé aumentar las asignaciones a renta variable, frente al 13% del año pasado. Al mismo tiempo, muchas menos aseguradoras que el año pasado tienen previsto aumentar las asignaciones a títulos de renta fija con grado de inversión, que presentan menos riesgo (el 21% frente al 45% de 2015).
Liedtke añade: «El incierto contexto macroeconómico está generando una serie de tensiones y contradicciones evidentes en las asignaciones a la renta fija. Las aseguradoras están acumulando efectivo a regañadientes con el fin de aprovechar oportunidades cuando los periodos de volatilidad del mercado lo permitan. También están convirtiendo el exceso de liquidez en ingresos adicionales invirtiendo en instrumentos de deuda corporativa menos líquidos y con mayor riesgo”.
Sólido interés en los mercados privados
El informe revela una firme intención de aumentar las asignaciones a determinados activos de mercados privados. El 53% de las aseguradoras tiene previsto aumentar su exposición a hipotecas comerciales directas, en comparación con el 38% del año pasado; mientras que un 48% preveía incrementar su asignación a la renta variable vinculada a activos terciarios, frente al 30% del año pasado.
El interés por capital riesgo también pone de relieve este cambio de mentalidad: el 49% de los encuestados tiene pensado aumentar su asignación a este segmento, en comparación con el 27% del año pasado.
Sin embargo, las aseguradoras declararon que se enfrentan a algunos obstáculos a la hora de alcanzar todos sus objetivos en los mercados privados. Estas cuestiones tienen que ver con los gastos o la eficiencia del capital, algo que preocupa al 46% de los encuestados. A nivel interno, la colaboración con el equipo directivo es crucial. El 27% de las aseguradoras afirmó estar trabajando en la formación de los grupos de interés internos.
La sombra de Solvencia II es alargada
El marco normativo sigue percibiéndose como un destacado factor de riesgo macroeconómico a escala mundial: ocupa el tercer puesto en 2016 con un 46%, seis puntos porcentuales más que en 2015. Sin embargo, la nueva normativa ya no se ve como un catalizador del cambio de especial relevancia para el sector de los seguros.
Las preocupaciones sobre el ámbito normativo varían de una región a otra, pero entre los temas principales para las aseguradoras de todo el mundo, Solvencia II ocupa la primera posición y abarca diferentes regiones. Un 53% de los encuestados afirmó que Solvencia II era el factor que más influencia tenía en sus decisiones de inversión. El estudio también refleja la expectativa general sobre la posible implantación de reformas de capital en regiones distintas de Europa en los próximos tres a cinco años.