Las tensiones entre Rusia y el resto de Europa sobre los flujos de gas han puesto de manifiesto la insostenibilidad del sistema energético del continente. Pero con la combinación adecuada de inversiones en infraestructuras, Europa puede salir de la crisis con un sistema más barato, que alcance los objetivos de emisiones netas de carbono y que sea más seguro.
Según Goldman Sachs Research, el gasto se amortizará con el ahorro de las importaciones de energía. Tal y como calcula el Goldman Sachs’ Carbonomics framework, se necesitarán 10 billones de euros de inversión de aquí a 2050 para que Europa transforme sus infraestructuras energéticas. Lo que supone unos 350.000 millones de euros al año, alrededor del 2% del producto interior bruto en 2030.
El sistema reformado reforzaría drásticamente la independencia energética, aunque no eliminaría por completo las importaciones. El continente seguiría necesitando comprar algunos combustibles fósiles para la fabricación de productos químicos e importar parte de su hidrógeno verde. Goldman Sachs Research calcula que la región puede reducir su dependencia de las importaciones de energía del 58% al 15% para 2050.
Además, el nuevo sistema sería más asequible. Los costes energéticos para el consumidor europeo medio podrían reducirse en un 40% respecto a los precios de 2021 (y en un 60% respecto al pico previsto para este año) gracias a la mejora de la eficiencia energética, el gas natural licuado (GNL) de menor coste, las energías renovables más baratas y una mejor conectividad regional. El gas natural va a ser una parte fundamental del suministro energético de Europa durante los próximos 20 años, adelanta Goldman Sachs Research.
La región se ha mostrado históricamente reacia a firmar contratos de GNL a largo plazo, y el resultado es una fuerte dependencia de las importaciones de gas por gasoductos. Dadas las tensiones entre las potencias occidentales y Rusia por la guerra de Ucrania, ese sistema no es sostenible. Para que Europa alcance sus objetivos de reducir y eventualmente eliminar su dependencia del gas ruso, la UE tendrá que aumentar las importaciones de GNL. Una serie de contratos de 10 y 15 años reforzaría la seguridad energética y permitiría desarrollar una nueva generación de proyectos de GNL para Europa.
Aunque el gas natural seguirá siendo importante durante décadas, las energías renovables -como la solar y la eólica terrestre y marina- serán el núcleo del futuro sistema energético. El estudio Carbonomics de Goldman Sachs muestra que la electrificación es el motor más importante para reducir las emisiones y la dependencia de las importaciones de energía. Este esfuerzo también requerirá grandes inversiones en la producción nacional de baterías.
Por otro lado, la estacionalidad y las necesidades energéticas del transporte y la industria pesada hacen que el hidrógeno verde sea también un componente clave y acabe representando el 15% del sistema energético. La UE necesitará un sistema interconectado de redes eléctricas y conductos de hidrógeno para sustituir las importaciones de hidrocarburos por flujos de energía limpia desde productores de bajo coste como Iberia, partes del sur de Europa y el Reino Unido hacia el resto de Europa. Llevará tiempo e inversión, pero hay un camino para los líderes europeos: los modelos de Goldman Sachs Research indican que la UE puede reforzar su independencia energética frente a la crisis entre Rusia y Ucrania sin comprometer sus ambiciones en materia de cambio climático.